Los caminos que el maestro Miyazaki Hayao abrió con ‘El chico y la garza’
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Una obra mejor recibida en el extranjero que en Japón
En julio de 2023 se estrenó la película del director Miyazaki Hayao Kimitachi wa dō ikiru ka (El chico y la garza / El niño y la garza), la primera en los diez años transcurridos desde que estrenara Kaze tachinu (El viento se levanta); la cinta recibió críticas mixtas.
Para empezar, hubo gente que se quejó de que la película era difícil de entender. Muchas partes no están claramente explicadas, y es el espectador quien debe descifrarlas en gran medida. Por otro lado también hubo quien quedó fascinado por la expresividad y libertad de aquellos dibujos realizados a mano, y de los saltos de imaginación que convertían a la película en una obra aún más libre que las anteriores.
Incluso antes de su lanzamiento, su carácter inusual ya era tema de discusión. Una razón es que Studio Ghibli financió por su cuenta la producción entera, sin buscar inversores. Esta decisión les permitió continuar trabajando en el filme hasta que el director estuviera satisfecho, sin necesidad de fijar una fecha de finalización. Probablemente esta sea la razón por la que lograron crear imágenes tan ricas y una historia cargada de múltiples capas de significado.
También llaman la atención las estrategias para eliminar ciertos datos concretos. Se suprimieron las proyecciones previas al lanzamiento, los fotogramas, los detalles de la trama y de los personajes, e incluso los créditos del personal de producción, y solo se mostró el cartel para salas de cine. Esta estrategia no solo aumentó las expectativas sobre la obra, sino que también generó animados debates en torno a ella, tras su lanzamiento.
Por otro lado, los ingresos de taquilla fueron de 9.330 millones de yenes (a 12 de mayo de 2024, según Kōgyō Tsūshinsha), por debajo de la marca de diez mil millones que había continuado imbatible desde Mononoke hime (La princesa Mononoke), en 1997.
Lo cierto es que fue en el extranjero donde se desató un furor por la película superior a lo visto anteriormente. El chico y la garza se estrenó en Norteamérica en diciembre de 2023 bajo el título The Boy and the Heron, e inmediatamente encabezó la clasificación de taquilla de ese fin de semana. No es nada habitual que una película extranjera encabece las listas, en Estados Unidos. Los ingresos finales de taquilla fueron de 46,79 millones de dólares (a 30 de abril de 2024, según Box Office Mojo), que convirtieron a esta película en la obra de Studio Ghibli con mayor recaudación en Norteamérica hasta la fecha, llegando a obtener ingresos 2,5 veces superiores a los que recaudara en su día Karigurashi no Arietti (Arrietty y el mundo de los diminutos / El mundo secreto de Arrietty, con planificación y guion de Miyazaki Hayao).
Y no se trata de un fenómeno único de Estados Unidos. En China, donde se estrenó el 3 de abril de 2024, para finales de ese mes había recaudado 770 millones de yuanes (según Cat Eye Film), más de 16.000 millones de yenes. Se trata de la recaudación más alta jamás obtenida en China por una película de Studio Ghibli, y la segunda más alta obtenida por una película japonesa. El chico y la garza es el mayor éxito de Miyazaki hasta la fecha en la mayoría de las regiones fuera de Japón.
Y las críticas también han sido muy positivas. En febrero de 2024 se convirtió en la primera película extranjera en ganar el Premio a la Mejor Película de Animación en la 81.ª edición de los Globos de Oro en Estados Unidos, y en marzo ganó el Premio a la Mejor Película de Animación en los Oscars de la Academia.
Y lo que es más: en el Festival de Cine de Cannes, en mayo, Studio Ghibli recibió la Palma de Oro honorífica en reconocimiento a los logros de Miyazaki Hayao y el fallecido Takahata Isao; no es casualidad que este galardón haya coincidido con el estreno de El chico y la garza. Miyazaki y su Studio Ghibli están alcanzando nuevas cotas en la industria cinematográfica mundial.
El vibrante mundo de los dibujos a mano
Dado que este puede ser el último largometraje del maestro, que ya tiene 83 años, es natural que llame la atención. Su gran éxito en el extranjero también se debe a la expansión mundial de la distribución de vídeo. En los últimos diez años los aficionados al anime japonés han sido bendecidos con una fuerte expansión por medio de las nuevas formas de distribución, y han aumentado las oportunidades de ver películas de animación proyectadas en cines, en varios países. En 2020 la poderosa plataforma de distribución norteamericana Max (anteriormente HBO Max) comenzó a distribuir obras de Ghibli, y Netflix comenzó a distribuirlas en todo el mundo, ampliando aún más su reconocimiento en el extranjero.
Y la cosa no queda ahí. El chico y la garza es una película llena del encanto típico de Miyazaki, que continúa buscando nuevas formas de expresión y enamorando a personas de todo el mundo.
Lo que pareció sorprender en especial al público extranjero fue la belleza de esta animación dibujada a mano. Periquitos coloridos que revolotean por el cielo, un grupo de ranas que se arrastran sobre el cuerpo del protagonista, el mundo dentro de una torre que se derrumba… Todo tiene una viveza que solo se puede lograr dibujando a mano.
Dibujar animación a mano requiere una habilidad excepcional por parte del animador, además de mucho tiempo y esfuerzo. La mayoría de las imágenes dibujadas durante el proceso de producción de esta película fueron realizadas con lápices y pinturas sobre papel por un pequeño grupo de animadores y personal artístico, incluido el propio Miyazaki.
En los largometrajes de animación en el extranjero el uso de técnicas de 3D por ordenador ha pasado a ser algo muy común, y aunque se hable de “animación dibujada a mano”, se suele usar a menudo equipo digital para dibujar y crear el arte en general, y la línea entre la animación por computadora y la animación tradicional se ha vuelto muy borrosa. Se ha perdido una gran parte del proceso de dibujo a mano.
Así las cosas, fue una verdadera sorpresa comprobar que Studio Ghibli mantuviera los procesos tradicionales de dibujo. De hecho, solo hay dos obras de animación dibujadas a mano que hayan ganado el máximo galardón en los Premios de la Academia, el Premio a la Mejor Película de Animación, que comenzara a otorgarse en 2001: El viaje de Chihiro (ganado en 2003) y El chico y la garza. La tendencia principal suele premiar la animación generada por computadora, subgénero representado por Pixar.
Misterios que quedan en los rincones
Otro gran atractivo de las películas de Miyazaki es que se alejan del formato típico del cine infantil y familiar. Los largometrajes de Disney, Pixar y otras productoras similares representan ideales de padres e hijos y, de alguna manera, tratan de ser instructivos. Se imagina un mundo muy deseable y, aunque cada obra individual pueda ser excelente, da la impresión de que en general falta profundidad.
Miyazaki Hayao se distancia de estos valores educativos unilaterales. Tampoco trata de mostrar un contraste claro entre el bien y el mal. Mahito, el protagonista de El chico y la garza, se golpea la cabeza a propósito con una piedra, tratando de hacer ver que un compañero de clase lo ha herido. Luego, en otra escena, confiesa: “Tengo mucha malicia dentro de mí”. Todos llevamos algo de “mal” en nuestro interior. El mundo está lleno de esa “malicia”. ¿Cómo podemos afrontar eso? El público saca sus propias conclusiones; ahí reside la profundidad de las obras de Miyazaki.
A la hora de crear, según cuenta, suele dibujar una imagen muy visual y luego desarrollar la historia a partir de ella. Esto contrasta con Takahata Isao, autor de obras maestras como Hotaru no haka (La tumba de las luciérnagas, 1988) o Kaguyahime no monogatari (El cuento de la princesa Kaguya, 2013), quien primero montaba sus historias de manera lógica. Esa libertad de Miyazaki crea acontecimientos impredecibles.
En sus primeras obras, el entretenimiento era más importante. A partir de la década de 1990, después de Kurenai no buta (Porco Rosso, 1992), las historias se fueron liberando de sus aspectos más fáciles de entender, y los misterios permanecían en la trama. Porco Rosso no explica cómo el personaje principal, Porco, se convirtió en cerdo. La princesa Mononoke no muestra claramente si la maldición que sufre Ashitaka y da inicio a la historia se levanta o no. En Hauru no ugoku shiro (El castillo ambulante, 2004) apenas se menciona la situación en el país vecino, donde lucha el mago Howl.
Incluso en El chico y la garza nunca se llega a explicar cómo se mantenía el otro mundo dentro de la torre, o qué tipo de existencia tenía al final la garza real. Una de las características más especiales de las historias de Miyazaki Hayao reside precisamente en esos “rincones” de significado.
Mucha gente busca racionalidad en las historias de las películas, por lo que en los formatos más habituales se suelen explicar los hechos que ocurren en la historia, y se cosecha lo sembrado inicialmente. Sin embargo, en las obras de Miyazaki el juicio sobre esos “rincones” se deja en manos del público, para hacerles pensar. El público tampoco espera que le cumplan ninguna promesa; más bien busca la libertad del mundo creativo del director.
Maestro de fama mundial con La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro
En Japón, Miyazaki comenzó a llamar la atención después de Kaze no tani no Naushika (Nausicä del Valle del Viento, 1984), obra con la que aumentó su reconocimiento general. En el extranjero la popularidad le llegó con Tonari no Totoro (Mi vecino Totoro, 1988) y Majo no takkyūbin (El servicio de correos de la bruja / Kiki: entregas a domicilio, 1989) gracias al lanzamiento de estas obras en vídeo, pero ni Studio Ghibli ni Miyazaki Hayao recibieron amplio reconocimiento por ellas.
Cuando La princesa Mononoke, una obra más difícil de entender que sus trabajos anteriores, se estrenó en Norteamérica en 1999, su reputación como cineasta aumentó en gran medida. Pero el momento decisivo llegó en 2002, cuando El viaje de Chihiro ganó el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Era la primera vez que una película de animación ganaba ese premio. Quizá el hecho de que se tratara de una película que va más allá del simple entretenimiento y exige diversas interpretaciones y lecturas fuera lo que propició su aclamación mundial.
Hoy día existe un renovado interés por las posibilidades de la animación en el mundo del cine. En el Festival de Cine de Cannes de 2024 se proyectaron películas animadas en categorías importantes como la Competición oficial, Un certain regard (Una cierta mirada) o la Quincena de realizadores. Lejos ya de ser considerado un género dirigido a niños, está ganando cada vez más atención como forma de expresión cinematográfica. Se puede decir que El viaje de Chihiro creó el impulso necesario para lograr esto. Esta puede ser una de las razones por las que Miyazaki Hayao y Studio Ghibli recibieron esa Palma de Oro honorífica.
Creer en el futuro
Miyazaki suele enfatizar que hace animación para niños. Esta creencia se refleja en la forma en que siempre presenta la esperanza de cara al futuro, al final de sus obras. La protagonista de Nausicaä del Valle del Viento no pierde la esperanza ni siquiera en un mundo a las puertas de la muerte. En El chico y la garza, Mahito acepta una nueva familia.
El mundo real está lleno de noticias sombrías. Sin embargo Miyazaki trae un mensaje opuesto para los niños: no dejes de ser positivo y cree en un futuro brillante, incluso en medio de este “mundo maligno”. Pero los niños no son los únicos que se sienten atraídos por esa imagen de un futuro esperanzador; lo mismo ocurre con sus padres, y con la generación de sus abuelos. La razón por la que las historias de Miyazaki resuenan a través de generaciones no es porque sean simples, sino porque contienen una complejidad que incluso los adultos deben confrontar, que deben pensar.
La visión del mundo de Miyazaki presenta múltiples niveles, un desarrollo intransigente y una luz eterna de esperanza que atrae tanto a niños como a adultos. Esta no es solo la dirección que el mundo desea para la animación japonesa, sino también la clave para ampliar las posibilidades de la animación misma como forma de expresión cinematográfica.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Miyazaki Hayao en una fotografía realizada por nippon.com en 2016 junto a carteles de Sen to Chihiro no kamikakushi y Kimitachi wa dō ikiru ka - © Studio Ghibli.)