Bel Canto, un filme inspirado en el secuestro en la residencia del embajador japonés en Perú
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Bel Canto es una película basada en la novela homónima de 2001 de la escritora estadounidense Ann Patchett. El libro recibió el año de su publicación prestigiosos premios literarios tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, y ganó el premio "Libro más vendido del año" de Amazon.
La historia está ambientada en la residencia del vicepresidente de un cierto país sudamericano, que invita a un buen número de personas de importancia para celebrar una fiesta. Entre ellos se encuentra Hosokawa (Watanabe Ken), un empresario japonés. El plato fuerte de la cena lo constituye un concierto de salón de la soprano Roxane Coss (Julianne Moore), de renombre mundial. El organizador, con el objetivo de convencer a Hosokawa para que construya una de sus fábricas en el país, convoca a la cantante como invitada especial, a sabiendas de que Hosokawa es un enamorado de su voz.
En el momento en el que comienza a sonar la voz de Roxana, un grupo paramilitar invade la mansión y captura a los invitados como rehenes. Los guerrilleros exigen la liberación de sus camaradas en prisión, pero la negociación con el Gobierno es lenta, y hace que la situación se prolongue. Roxana es la única mujer a la que los secuestradores no liberan, dada su importancia como rehén, por su fama. Los guerrilleros, como prueba durante la negociación, hacen que cante desde un balcón. Su canción hace que nazca una relación semejante a la de padres e hijos, o maestros y discípulos entre los jóvenes guerrilleros, personas que han nacido en la pobreza y crecido sin una educación, y los rehenes de más edad, con abundantes conocimientos y educación.
El germen de la historia original de Ann Hatchett proviene de un suceso real. No ocurrió en la residencia del vicepresidente, sino en la del embajador japonés en Lima, la capital de Perú. La noche del 17 de diciembre de 1996, durante la recepción en honor del cumpleaños del emperador de Japón, catorce miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) entraron en la residencia por la fuerza y tomaron a un total de 621 invitados como rehenes, además del embajador Aoki Morihisa y el personal de la embajada japonesa.
Los guerrilleros liberaron pronto a muchos de los rehenes -mujeres, niños y ancianos-, pero mantuvieron en su poder a 72 de ellos durante cerca de cuatro meses. El 22 de abril del año siguiente un comando militar especial, bajo órdenes del entonces presidente peruano Fujimori, se infiltró en la residencia y mató a todos los guerrilleros, liberando a los rehenes y resolviendo el conflicto. En el proceso también murieron dos miembros del comando especial y uno de los rehenes (el juez de la Corte Suprema de Perú). Los japoneses que permanecieron como rehenes hasta la resolución final fueron 24 personas incluyendo al embajador Aoki, otros trabajadores de la embajada y varios empleados de empresas japonesas que vivían en el país. Uno de ellos era Ogura Hidetaka, entonces primer secretario de la embajada japonesa en Perú, y actualmente profesor en la Universidad de Kanagawa.
El síndrome de Lima, tema central en la película
¿Qué opinión le merece esta obra a Ogura, quien pasó tanto tiempo como rehén en una situación real?
"La mayoría de las películas y series de televisión que se habían producido hasta la fecha sobre este tema partían de la posición de las fuerzas del Estado a la hora de rescatar a los rehenes. Esta película no peca de ser tan unilateral, y me causó una buena impresión. La autora de la obra original y el director probablemente quisieron concentrarse en la relación entre el grupo de guerrilleros y los rehenes, afectados por el denominado 'síndrome de Lima', imagino".
El "síndrome de Lima" es una expresión que tiene su origen en este incidente. La expresión, más extendida, de "síndrome de Estocolmo" hace referencia al proceso psicológico que mueve a los secuestrados o las víctimas de un confinamiento a sentir afecto hacia sus captores, mientras que el síndrome de Lima se refiere a una situación en la que son las víctimas las que ejercen influencia sobre los criminales. ¿Pero cómo eran esas relaciones en este caso real?
"Los jóvenes guerrilleros iban familiarizándose con los rehenes, sí. A veces un profesor de universidad o un sacerdote les enseñaba Historia, o español. La Cruz Roja fue proporcionándonos todo tipo de juegos, y tuvimos ocasión de jugar con los captores. El número dos de los guerrilleros llegó incluso a aprender a jugar al shōgi. Aunque apenas tenían estudios, eran capaces de aprender muy deprisa".
El único que había ido a la universidad era el número tres. Aparte de los cuatro líderes del grupo, ninguno parecía haber terminado ni siquiera la escuela primaria. Provenían de pueblos pobres, y no daban la impresión de haber entrado en la lucha paramilitar por motivos ideológicos necesariamente.
Ogura era responsable de asuntos políticos en la embajada y hablaba, por tanto, español con fluidez, lo cual hizo que de forma natural se encargara de las comunicaciones con los guerrilleros. A lo largo de sus conversaciones intentó averiguar qué pensaban los captores, en qué dirección planeaban llevar su estrategia, y cómo querían conducir las negociaciones. Ogura, bien informado sobre el estado del orden público en el país, también controlaba hasta cierto punto la información sobre la situación cuando el MRTA dio comienzo a su lucha armada.
El MRTA representaba uno de los dos bandos paramilitares de una organización armada de izquierdas de Perú, pero se desmarcaba con fuerza del tristemente famoso terrorismo indiscriminado de Sendero Luminoso, y enfatizaba los aspectos más caballerosos de la criminalidad de, por ejemplo, la revolución cubana de Che Guevara. A cambio de la liberación de rehenes exigía al Gobierno, junto con la liberación de sus camaradas, una revisión de las políticas económicas neoliberales que había promovido el presidente Fujimori. Al saber que el grupo de guerrilleros que había entrado en la residencia del embajador pertenecía al MRTA, Ogura se sintió aliviado.
"Mi generación es la de las protestas estudiantiles de 1968. En esa época experimenté de todo, y no me amilano fácilmente. Pero las acciones de Sendero Luminoso son realmente indiscriminadas, y no hay forma de saber dónde van a poner una bomba. Por el contrario, el grupo del MRTA que apareció en aquel momento no tenía como objetivo matar a nadie. Me dio la impresión de que no llegaríamos a nada tan grave. No sentí miedo".
Comiendo dorayaki con los guerrilleros
¿Cómo se sentirían, por otro lado, el resto de los más de seiscientos rehenes?
"Se dio un pánico generalizado. Nadie me escuchaba. Solo se callaban a punta de pistola. Al principio los guerrilleros los intimidaban, diciéndoles que no los miraran a la cara. Los rehenes estaban todos tumbados en el suelo, por miedo a los policías, que podían disparar indiscriminadamente desde el exterior".
Se escuchaban disparos de todas direcciones, pero siempre desde fuera de la residencia oficial. El embajador Aoki utilizó un megáfono hacia el exterior para pedir que dejaran de disparar.
Con la liberación de la mayor parte de los rehenes, y la asignación de habitaciones para los restantes el segundo día, las cosas se calmaron bastante en la residencia. Ogura, consciente de sus deberes como miembro de la embajada, escuchaba las noticias locales en la radio e informaba al embajador. Las personas que no tenían nada que hacer en especial, se entrenaban físicamente por si llegaba el momento en el que podían escapar, y pasaban el rato con juegos. Está claro que no debía de ser fácil mantener la calma, a medida que se prolongaba el encierro.
"Entre los ciudadanos había también quienes habían caído en un cierto letargo. Se quejaban, preguntándose por qué los mantenían ahí. Pero en general lograban pasar el tiempo con cierta facilidad. Uno de los momentos más divertidos era cuando llegaba el cumpleaños de un rehén, y las esposas japonesas elaboraban y enviaban dorayaki (bizcocho relleno de pasta dulce de soja) en grandes cantidades, y lo comíamos todos juntos: japoneses y peruanos, rehenes y guerrilleros".
Como experto, Ogura comprendía que la solución podría llegar a tardar entre seis meses y un año en llegar. Dado que el MRTA no era una organización con intención de asesinar, Ogura supuso que seguirían negociando pacientemente.
"Los rehenes que pertenecían a empresas privadas japonesas eran quienes mostraban más deseos de salir pronto de aquella situación. Decían que, como muy tarde, esperaban que se resolviera para finales del año fiscal, en marzo del año siguiente (risas). Cuando les decía que aquello iba a alargarse, se enfadaban. Al ver que llegaba el nuevo año fiscal sin una resolución a la vista, muchos se deprimieron".
El final de unos jóvenes guerrilleros en pos de la revolución
El 22 de abril de 1997, poco después de las tres de la tarde, una serie de explosiones asustaron a los rehenes. Las fuerzas especiales peruanas habían comenzado una operación armada de emergencia. Ogura estaba tumbado leyendo un libro en una sala para funcionarios diplomáticos del primer piso (un nivel superior a la planta baja). En ese momento un guerrillero pasó a la carrera y se asomó a la habitación, pero se fue sin disparar una sola vez. En el momento de escapar, a las órdenes de un miembro de las fuerzas especiales, Ogura pudo ver cómo varios de los guerrilleros eran reducidos.
"No es que fuera testigo de una serie de 'asesinatos extrajudiciales'. Yo solo vi cómo los atrapaban vivos. Sin embargo, luego se dijo que habían muerto en combate. Posteriormente testifiqué sobre esos momentos, pero el ejército y los funcionarios del Servicio Nacional de Inteligencia se opusieron con fuerza a mis declaraciones. Incluso hoy día, si busco mi nombre en Internet en español, puedo encontrar un montón de calumnias".
La Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos pasó a encargarse de este incidente, y recomendó a Perú que juzgara el caso en un tribunal civil, en lugar de hacerlo en uno militar, pero aunque el litigio llegó hasta el Tribunal Supremo las pruebas resultaban inadecuadas respecto a la intención de asesinar, por parte de los atacantes, y el caso fue impugnado. Los sentimientos de Ogura debían de ser sin duda complejos, al pensar en la muerte de aquellos jóvenes guerrilleros con los que había compartido cuatro extraños meses de su vida. En diciembre de 1998, al renunciar a su puesto en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, aún sentía una falta de resolución, con respecto al final de este caso.
"A veces debatía con los miembros del MRTA. Tras el final de la Guerra Fría los movimientos de izquierda se estancaron por todo el mundo. En Perú también fue así. Se había creado un vacío en los estratos sociales que habían apoyado a los grupos radicales de izquierda. ¿Por qué no se convertían en organizaciones legítimas, para poder incorporar esos estratos? Néstor Cerpa, uno de los líderes del movimiento, me contestó que en teoría era algo posible, pero no mientras el interlocutor fuera Fujimori. Se podían ver los límites del movimiento en el hecho de que enfatizaban que únicamente la clase obrera era agente del cambio social incluso a finales del siglo XX".
La película Bel Canto se estrenó en septiembre de 2018 en Estados Unidos. Las películas estadounidenses suelen tardar hasta medio año en llegar a Japón tras su estreno en Sudamérica, pero según un conocido de Ogura Bel Canto aún no se ha estrenado en Perú. Probablemente debido a la oposición de ciertos miembros del ejército peruano.
"Espero que esta película sirva para interesar a muchas más personas en ese incidente, y en el trasfondo político e histórico de Sudamérica. Al pensar en retrospectiva he podido sentir con fuerza, gracias a esos días que compartí con los guerrilleros, la corriente de esta época. Pude conocer en primera persona los límites del movimiento marxista. Y los límites del Ministerio de Asuntos Exteriores (risas). La jerarquía del estrato laboral se encuentra diversificada. El mundo no podrá cambiar, creo, mientras no se formen nuevos agentes capaces de una reforma social basada en la diversidad. Desde 2010 se están extendiendo los movimientos sociales del tipo 'nube', y parecemos estar progresando en esa dirección. Pero solo Japón permanece atrasado en este aspecto. Los japoneses son demasiado conservadores".
(Traducido al español del original en japonés.)
Información de la película
- Reparto: Julianne Moore, Watanabe Ken, Kase Ryō, Christophe Lambert
- Dirección: Paul Weitz
- Basada en la obra de Ann Patchett
- Año de producción: 2017
- Duración: 101 minutos
- Sitio oficial: http://belcanto-movie.jp/