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‘El país de los ciervos’: en busca del folclore ancestral de Suwa

Cine

Matsumoto Takuya [Perfil]

El santuario Suwa Taisha, en la prefectura de Nagano, conocido por su festival Onbashirasai, conserva una serie de rituales sintoístas con vestigios del antiguo culto a la naturaleza. Desde su estreno, el 2 de enero de 2025, la película ha tenido un éxito sin precedentes y ha atraído mucha atención. Hablamos con su directora.

Hiro Riko HIRO Riko

Desde que comenzara a realizar documentales en los pueblos de montaña del Himalaya, durante sus estudios en Nepal, ha dirigido una serie de obras centradas en la naturaleza y la oración. Entre sus películas más representativas se encuentran Himaraya – shōfu ni natta megamitachi (Himalaya – las diosas que se convirtieron en prostitutas), Shōnen to koyagi no daibōken; Himaraya koe 300 nichi – shio no michi (La gran aventura del joven y el cabrito; 300 días cruzando el Himalaya por la ruta de la sal) y Ganjisu kakō- sekai saidai no magurōburin ni inochi afureru (La desembocadura del Ganges – el manglar más grande del mundo, rebosante de vida). Shika no kuni (El país de los ciervos) es su primer largometraje estrenado en salas.

Son muchos los lugares que reciben el apodo de “ombligo de Japón”, pero de entre todos ellos el que quizá tenga más derecho al apelativo sea la zona de Suwa, en la prefectura de Nagano; no solo lo es desde un punto de vista geográfico, sino que cuenta con la geología, la historia, la cultura y la fe adecuadas para merecer el apelativo.

La cuenca de Suwa está situada en la intersección de dos líneas de falla (la Línea Tectónica Itoigawa-Shizuoka y la Línea Tectónica Media) que atraviesan el archipiélago japonés y fue creada por poderosas fuerzas geológicas. Dotada de abundantes recursos naturales, con el lago Suwa en su centro y las montañas Yatsugatake y los Alpes del Sur a su alrededor, la zona prosperó incluso desde antes de que existiera Japón como país. También es una zona famosa por su producción de obsidiana, que se utilizaba antaño para fabricar herramientas de piedra, y en ella hay muchos yacimientos arqueológicos del periodo Jōmon (10000 a.C. – 300 a.C., aproximadamente).

El lejano monte Fuji desde la cuenca de Suwa. (© 2025 Visual Folklore Inc)
El lejano monte Fuji desde la cuenca de Suwa. (© 2025 Visual Folklore Inc)

El lago Suwa se halla bordeado por los cuatro santuarios del complejo de Suwa-taisha: los llamados kamisha (Honmiya, el principal, y Maemiya, el frontal), al sur, y los shimosha (Harumiya, el de primavera, y Akimiya, el de otoño) al norte. Es uno de los santuarios más antiguos de Japón: su primera mención se remonta al mito de kuniyuzuri, la “entrega del reino”, del Kojiki (compilado en 712), y es la sede principal de más de 10.000 santuarios Suwa por todo el país. No fue hasta la era Meiji (1868-1912), cuando se fusionaron los santuarios Kamisha y Shimosha, originalmente independientes, y el conjunto pasó a denominarse Suwa Taisha.

Heihaiden, la sala de culto del santuario kamisha Honmiya. (©  2025 Visual Folklore Inc.)
Heihaiden, la sala de culto del santuario kamisha Honmiya. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

Maemiya posee un pabellón principal honden, pero los otros tres santuarios no; las deidades principales son el monte Moriya en Honmiya, justo detrás del santuario, un gran árbol sagrado de cedro en Harumiya, y un tejo ichī en el caso de Akimiya; la zona ha conservado antiguas formas de culto a la naturaleza, y sus numerosos misterios han fascinado a historiadores y aficionados.

Festival de traslado (Ofunematsuri) de los shimosha. En él se traslada en barco el espíritu de la deidad del santuario de Harumiya, a Akimiya. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
Festival de traslado (Ofunematsuri) de los shimosha. En él se traslada en barco el espíritu de la deidad del santuario de Harumiya, a Akimiya. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

Uno de los festivales más famosos del lugar es Onbashira Matsuri, que se celebra cada seis años (en los años del tigre y el del mono, según el zodiaco chino). Durante este espectacular festival, entre mil y dos mil personas unen sus fuerzas para arrastrar hasta el pueblo dieciséis abetos gigantes, cortados en las montañas de la zona, y erigirlos como pilares en las cuatro esquinas de los cuatro recintos de cada santuario. La valentía de los feligreses de Suwa Taisha al deslizarse por las empinadas laderas con los árboles gigantes es ya famosa en Japón, gracias a numerosas imágenes de vídeo compartidas por visitantes.

Pilares erigidos en las cuatro esquinas de cada santuario. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
Pilares erigidos en las cuatro esquinas de cada santuario. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

Los ciervos, el corazón de la fe de Suwa

Además del festival Onbashira, Suwa Taisha cuenta con otros rituales sintoístas únicos. La película Shika no kuni (“El país de los ciervos”, distribuida en inglés como Guardians of the Harvest, “Los guardianes de la cosecha”) se centra en los rituales más especiales de los más de 200 eventos anuales que conservan aún vestigios de la antigua fe.

Uno de ellos es el festival Ontōsai, que se celebra el 15 de abril (antiguo día del gallo de marzo, según el calendario antiguo) en el kamisha Maemiya. Se trata de un ritual en el que se ofrecen las cabezas de 75 ciervos. Hoy en día esas cabezas son disecadas, pero hay constancia de que en el periodo Edo (1603-1868) la gente los cazaba y ofrecía las cabezas de sus presas en el festival.

“Ontōsai es a la vez un ritual de caza y una celebración anticipada de buena cosecha. Se celebra al principio de la primavera, y marca el comienzo del año en términos del arroz, con la cría de los plantones, su siembra y la cosecha. El crecimiento de la planta se divide en cuatro etapas, cada una de las cuales va seguida de un ritual agrícola, pero en Suwa este siempre va acompañado de un ritual de caza llamado mikari shinji. Hoy día no se realiza la caza en sí, como ritual, pero la idea de que los sacrificios son necesarios para controlar la agricultura sigue viva. Creo que esa es una de las principales características de los rituales de Suwa Taisha”.

Como muestra de la singularidad de Suwa, donde los ciervos han sido ofrecidos a los dioses y comidos desde la antigüedad, existe la llamada kajikimen, o “dispensación para comer carne de ciervo”, expedida exclusivamente por Suwa Taisha, el único santuario con esta capacidad en todo Japón. Incluso en la época en que estaba prohibido comer carne se consideraba que el poseedor del kajikimen no podía ser castigado por comer ciervo.

“Creo que cuando los japoneses de la antigüedad cazaban ciervos y comían su carne recibían esas vidas dentro de sus propios cuerpos. Este acto iba vinculado al miedo y respeto de los humanos por la naturaleza. Suwa Taisha ha transmitido de generación en generación a lo largo de todos los rituales que se celebran anualmente el verdadero significado de la vida. Todo esto me hizo pensar que el ciervo mismo podía ser un símbolo de la conexión entre todas las cosas, del ciclo vital”.

Dispensaciones para comer ciervo, con palillos para comerlo. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
Dispensaciones para comer ciervo, con palillos para comerlo. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

Así es como Hiro llegó a su nuevo enfoque sobre la fe de Suwa, utilizando los ciervos como punto de entrada. La directora recuerda que la inspiración le vino en gran parte de su experiencia de vivir en Nepal, cuando era joven.

“Los sacrificios ivos eran una parte habitual de los festivales nepalíes. No puedes ir con las manos vacías a pedir algo a los dioses, y al final la vida misma es la ofrenda más importante que puedes hacer. Se solapa con los rituales agrícolas del mismo modo que ocurre en Suwa, y forma parte de su vida cotidiana. Cuando regresé a Japón y conocí la fe de Suwa me sentí incómoda, porque se mencionaba como algo especial. Sentí curiosidad por saber por qué algo que debía de practicarse en todo Japón había desaparecido fuera de esta región”.

La recreación de un ritual secreto

El altar del festival Ontōsai está cubierto con una piel de ciervo de la que se dice que antes se sentaba un cierto niño: un dios viviente conocido como Ōhōri. Desde la antigüedad fue adorado por servir como el yorishiro (la encarnación de una deidad) de Suwa Myōjin.

La representación de Ōhōri en el documental. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
La representación de Ōhōri en el documental. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

Como ya se ha mencionado, solo el kamisha Maemiya posee un pabellón principal honden, aunque este es relativamente reciente: se construyó en el periodo Shōwa (1926-1989); se cuenta, sin embargo, que ya existía ahí un lugar específico en el que Ōhōri purificaba su cuerpo y alma para que descendiera el espíritu divino sobre él. Ese espíritu, Mishaguji, es el objeto de la fe de Suwa. La identidad de ese Mishaguji sigue rodeada de misterio, y existen muchas teorías diferentes al respecto.

“Para la gente de Suwa se entiende como una fuerza que genera algún tipo de movimiento, una fuerza que estimula la vida de su alrededor. No soy ninguna erudita, así que no quiero aventurar en mi película una respuesta sobre qué es Mishaguji en realidad. Espero más bien haber podido transmitir por qué los ciervos son esenciales en los rituales del santuario de Suwa Taisha, y lo que simbolizan”.

Existen ciertos rituales que ya no se celebran, pese a existir registros de ellos. Uno de ellos es el mimuro shinji. En el pasado se celebraba durante unos tres meses, a partir del 22 de diciembre del calendario lunar. El Ōhōri, acompañado de varios okō, o mensajeros de los dioses, permanecía en una cueva en forma de foso llamada mimuro, donde realizaba el ritual.

Recreación cinematográfica del ritual realizado en el mimuro. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
Recreación cinematográfica del ritual realizado en el mimuro. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

La película recrea las acciones que tenían lugar durante el ritual gracias a la colaboración del historiador de artes escénicas medievales Miyajima Ryūsuke, quien ofrece una nueva perspectiva basada en los escasos documentos históricos que se conservan, así como en sus propias investigaciones.

“Miyajima ha investigado la zona desde Suwa, bajando por el río Tenryū y cruzando las montañas hasta Shizuoka. Los vestigios de la cultura suelen permanecer en zonas remotas, y aunque en Suwa ya no queda ninguno, al parecer aún se pueden encontrar, en otros lugares, fragmentos de las artes que se extendieron desde Suwa. Así que le pedí a Miyajima que se encargara de la reconstrucción del ritual usando los fragmentos que había podido encontrar”.

Dentro del mimuro, los aldeanos se reúnen y se dan un festín con carne de venado y sake, y ofrecen canciones y bailes humorísticos para complacer a los dioses. Los okō, ataviados con sus característicos trajes rojos, también participan.

Los mensajeros divinos comen durante el mimuro shinji. (© 2025 Visual Folklore Inc.)
Los mensajeros divinos comen durante el mimuro shinji. (© 2025 Visual Folklore Inc.)

“Nuestra representación recrea el ciclo anual de cultivo del arroz, pero también muestra un ritual de regeneración en el que los mensajeros de los dioses reciben la vida misma en sus cuerpos. Al final del invierno, los ōkō abandonan la cueva y regresan a la superficie como inadama, el espíritu del arroz. Así, el Ontōsai del comienzo de la primavera es un preludio de esa promesa: el arroz volverá a crecer abundante en otoño”.

La película Shika no kuni ofrece pistas para ver con nuevos ojos el paisaje original de Japón a través de los rituales del santuario de Suwa Taisha, que sigue transmitiendo unas creencias únicas basadas en la armonía de la caza y la agricultura.

“Quiero elevar una ferviente oración a las fuerzas invisibles de la naturaleza y al ciclo de la vida. Este tipo de sensibilidad no es en absoluto exclusiva de los habitantes de Suwa, es algo que todo el pueblo japonés debió de poseer en origen. Quizá por la topografía y otros factores ese mundo sigue existiendo en la enorme cuenca de Suwa. Espero que nuestra película haga sentir a los espectadores que este es el tipo de país del que provenimos”.

© 2025 Visual Folklore Inc.
© 2025 Visual Folklore Inc.

Texto: Matsumoto Takuya (nippon.com)

© 2025 Visual Folklore Inc.
© 2025 Visual Folklore Inc.

Información de la película

  • Dirección: Hiro Riko
  • Producción: Kitamura Minao
  • Narración: Noto Mamiko, Itō Seikō
  • Música: Hara Marihiko
  • Reparto: Nakanishi Remon, Yoshimatsu Akira, pueblo de Suwa
  • Dirección escénica: Miyajima Ryūsuke
  • Colaboración fotográfica: Suwa Taisha
  • Producción y distribución: Visual Folklore

Tráiler

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: fotograma de la película Shika no kuni. Festival Ontōsai, celebrado en el kamisha Suwa Taisha - © 2025 Visual Folklore Inc.)

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    Editor en el Departamento Editorial Multilingüe de nippon.com, donde dirige la sección de Francés y el contenido relacionado con la industria del cine. Vivió en Francia entre 1995 y 2010, donde trabajó para una empresa de traducción y fue editor jefe de France Zappa, una publicación para lectores japoneses en Francia, así como de Bonzour. Se unió a nippon.com en 2011.

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