‘Ushiku’, un reportaje clandestino en la Oficina de Inmigración: detenidos sin futuro
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Desde el año pasado no deja de hablarse del Nyūkan. El vocablo es una abreviatura de Nyūkoku kanri, el nombre que recibe la Oficina de Inmigración de Japón, encargada sobre todo de gestionar la entrada y estancia de extranjeros en el país; las instalaciones en las que se encuentra también se conocen por ese nombre. El motivo de que el Nyūkan se haya hecho tan infame es que en marzo de 2021 Wishma Sandamali Ratnayake, exestudiante originaria de Sri Lanka, falleció mientras se hallaba retenida en las instalaciones de la Oficina de Inmigración.
El primer informe del incidente se dio justo cuando la Dieta se hallaba a punto de comenzar sus deliberaciones sobre los controles de inmigración y las enmiendas a la Ley de Reconocimiento de Refugiados (conocida como Ley de Inmigración). A diario comenzó a informarse en los medios de comunicación sobre la afligida familia de Wishma, que había llegado a Japón desde Sri Lanka y buscaba descubrir la verdad.
El caso reveló, una tras otra, capas de problemas relacionados que van recibiendo cada vez más visibilidad: el trato inhumano por parte de los funcionarios de inmigración hacia los detenidos, que se había convertido en norma, el hecho de que el sistema de detención de inmigrantes en Japón violaba los acuerdos sobre derechos humanos de la ONU, que no existen criterios claros para otorgar los permisos especiales de residencia, las liberaciones provisionales y el estatus de los refugiados...
Como resultado, el proyecto de reforma a la Ley de Inmigración, que había sido promovido por el Gobierno y señalado desde un principio como un retroceso por los partidos de la oposición, y cuyas deliberaciones en la Dieta se enfangaron aún más, fue abolido sin llegar a ser votado. Las nuevas presentaciones en las sesiones actuales de la Dieta también han quedado pospuestas. La afligida familia de Wishma presentó una demanda contra el país, y el debate sobre la inmigración continúa.
En ese lugar llamado Ushiku
Esa es la situación en la que se ha estrenado el documental que nos ocupa, una obra que transmite las voces en vivo de las personas retenidas en la Oficina de Inmigración. El título, Ushiku, es un nombre que hace referencia, para las partes involucradas, al Centro de Inmigración del Este de Japón de la Oficina de Inmigración, en la ciudad de Ushiku, prefectura de Ibaraki. En Japón existen diecisiete instalaciones, incluido el Centro de Inmigración de Ōmura (en la ciudad de Ōmura, prefectura de Nagasaki), en los principales aeropuertos y grandes ciudades, donde se retiene como inmigrantes ilegales a extranjeros sin estatus de residencia.
El director del documental, Thomas Ash, comenzó a entrevistar a los retenidos en Ushiku en el otoño de 2019, mucho antes del caso de Wishma. Al principio dichas entrevistas eran parte de unas actividades de voluntariado para su iglesia y no tenía intención de convertirlas en material para una película. Sin embargo, tras escuchar las quejas de los reclusos durante sus visitas, llegó a la conclusión de que tenía que dejar grabadas algunas pruebas audiovisuales, por si acaso llegaba a existir algún peligro para las vidas de esas personas.
“En el centro se daban muchas huelgas de hambre y siempre había alguien enfermo. Hubo también un intento de suicidio por parte de una persona que sufría depresión. Pensé que en esa situación alguien terminaría por morir de verdad. Así que consideré mi obligación grabar el testimonio de los implicados, como prueba en caso de juicio”.
La página web de la Oficina de Inmigración de Japón dice: “Absténgase de traer cámaras, videocámaras, grabadora o teléfonos móviles durante su visita”. Decidido en sus propósitos, Ash coló una cámara de vídeo en sus visitas y continuó filmando las conversaciones con los internados.
“No tenía intención de convertirlo en una película, en un principio, pero después de escuchar sobre la situación del centro en las entrevistas comencé a pensar que este tipo de información debía difundirse. Cuando les dije lo que pensaba, algunos de ellos se animaron y me pidieron que contara su historia”.
Las impactantes imágenes reales y la cámara oculta
En la película, nueve extranjeros que accedieron a mostrar su rostro denuncian ante la cámara, oculta tras un panel acrílico, el trato inhumano al que se ven sometidos en Ushiku, así como el dolor y la ansiedad que este les causa. Se puede considerar que la sensación de urgencia transmitida en la pantalla resulta efectiva porque la cámara se halla en un lugar vecino al centro de detención, la sala de reuniones, pero este método que “rompe las reglas” ha generado no pocas opiniones contrarias.
“Esta película se proyectó en festivales de cine en catorce países extranjeros, y rara vez me preguntaron sobre la cámara oculta: en el extranjero parece considerarse, por lo general, una de las diversas formas de expresión disponibles. Solo en Japón es un problema. Aquí solo se fijan en eso”.
Grabar con cámara oculta no es nada raro en los reportajes clandestinos. No se trata de una mirada voyeur porque el director cuenta con el consentimiento de las personas a quienes filma, pero cuando una cámara no autorizada ingresa en las oficinas de una agencia nacional siempre hay algunos japoneses que protestan. El director no parece entender este fenómeno.
“Solo filmé lo que decían los detenidos, pero lo más impactante de esta película no han sido las tomas ocultas, sino las imágenes sacadas por parte de Inmigración”.
Ash habla de una escena en la que seis o siete miembros del personal del centro reprimen violentamente a un hombre. Deniz, agredido mientras estaba esposado por funcionarios bajo el pretexto de estar realizando una “contención”, presentó una demanda por daños y perjuicios al Estado. El vídeo utilizado en la película son las imágenes que el Gobierno presentó ante el Tribunal del Distrito de Tokio. Es decir, que Inmigración las había realizado como prueba.
Prueba de qué, podríamos preguntarnos; para Inmigración, las imágenes eran evidencia de que el recluso había sido “contenido legítimamente” por haber actuado de forma violenta, pero que esa “contención” no había resultado excesiva. En el pasado se han dado muchos casos de demandas por uso excesivo de la fuerza durante esas contenciones, y la Oficina de Inmigración ahora realiza grabaciones como esa en preparación para tales situaciones.
Pero a primera vista, está claro que se trata de un abuso. Es natural pensar que, cuando la cámara no rueda, pasan cosas aún peores.
“Si uno es consciente de que la persona que tiene ante sí es también un ser humano, nunca podrá hacer algo así. En este caso parecen olvidar que se trata de un ser humano, y crean sin ningún tipo de permiso una relación jerárquica con la que tratan al otro como un ser inferior. Creo que ese es el principal problema. Pero tampoco podemos deshacernos de ese problema considerando que únicamente esas seis personas actuaron mal. Solo están entrenados de esa forma: el verdadero problema son sus superiores. Debemos considerar que es el sistema mismo el que está mal”.
Los motivos de las frecuentes huelgas de hambre en el centro
La mayoría de los detenidos son personas que solicitaron el estatus de refugiados por haberse visto perseguidos en sus países de origen, y que han tratado de buscar asilo en Japón. Pese a no tratarse de criminales se ven retenidos durante mucho tiempo, tratados como prisioneros y mentalmente acosados. Para ellos será sin duda aún más intolerable que para un condenado no poder ver nada de su futuro.
Las huelgas de hambre es algo a lo que se aferran en esa situación tan desesperada. Si la huelga continúa hasta cierto punto y se considera que se hallan en peligro se les puede conceder la libertad provisional. Sin embargo, deben presentarse ante las autoridades al cabo de dos semanas, y en la mayoría de los casos se verán retenidos de nuevo sin posibilidad de prórroga. Los testimonios de los retenidos, en la película, revelan esta realidad irrazonable.
“Me gustaría preguntarle a la Oficina de Inmigración por qué sucede esto. Quizá porque sería un problema si alguien muriera en las instalaciones. Creo que su política consiste solo en liberarlos por el momento, hacer que coman y se sientan mejor, y luego detenerlos de nuevo”.
Las filmaciones para la película se realizaron justo antes de que comenzara la pandemia del nuevo coronavirus. Desde marzo de 2020, cuando se empezaron a multiplicar las infecciones, aumentaron en gran medida también las liberaciones provisionales de los centros de detención de inmigrantes por todo el país, para evitar la aglomeración. Siguió entonces una situación bastante irónica, “gracias” al coronavirus, que eliminaba la necesidad de recurrir a las huelgas de hambre. Si la pandemia quedaba bajo control, no obstante, probablemente todo volvería a su estado original. Debemos recordar, además, que el hecho de que esas personas quedaran en libertad temporal no significaba que pudieran llevar una vida humana como tal.
“No tienen derecho a trabajar, no tienen seguro médico, no pueden recibir ayuda pública para subsistir... Tienen que depender de alguien que los ayude. Pueden trabajar, físicamente, pero no se lo permiten. Necesitan pedir para poder comer. Creo que es una situación realmente difícil para un ser humano”.
Testigos de lo que está pasando en esta sociedad
Ash vino a Japón en 2000 y ha estado viviendo en el país salvo por los dos años que pasó estudiando en el Reino Unido. En 2011, en Fukushima, después del accidente nuclear, entrevistó a niños a los que se les habían encontrado bultos en el tiroides y a gente de su entorno. Como el director adora Japón no quiere cerrar los ojos a los problemas que están ocurriendo allí, asegura. Pese a comportarse de un modo muy suave hacia los demás, hasta el punto de que uno se pregunta si alguien así ha podido realmente rodar esta película, Ash parece llevar una gran ira por dentro.
“Yo no lo describiría quizá como ira. La mirada se me va hacia esas personas que han quedado excluidas de la sociedad. Lo primero que quería era saber más sobre este problema. Me preguntaba por qué había que tratar de esa manera a otras personas, seres humanos como todos. Si de verdad llevo dentro esa ira no es contra Japón o contra quienes desean excluir a los inmigrantes. Es una ira por el problema en sí. Y siento ira hacia mí mismo por no poder hacer nada”.
El director nos pide que seamos conscientes de que, cuando presenciamos diversos problemas en la sociedad, nos convertimos en testigos.
“Como ser humano, entiendo que alguien no quiera involucrarse. Pero si fingimos que no vemos nada, algún día eso recaerá sobre nosotros. Si no detenemos los problemas, el número de problemas aumentará; la sociedad va cada vez peor, en ese sentido. Por eso, cuando vemos algo injusto deberíamos, como testigos en los que nos convertimos, levantar nuestra voz. En este tema, los afectados han hablado con gran valentía. Siento un gran respeto hacia ellos. He logrado nueve testimonios, y me siento muy responsable por ello”.
El director agradece haber podido completar y proyectar la película con la ayuda de muchas personas. Se halla determinado a aceptar que su trabajo no terminará, sin embargo, si este problema no se soluciona.
“Espero que quienes vean la película quieran saber más sobre este tema y deseen averiguar más al respecto. Yo me he involucrado en este tema a través de la imagen, pero cada uno de los espectadores tiene un papel que desempeñar. Ojalá puedan realizar todo tipo de acciones al respecto. Puede ser simplemente hablar con alguien: si más personas conocen el problema, quizá surja una buena solución. La indiferencia es lo más aterrador de todo”.
“Algunas personas critican la cámara oculta, pero yo creo que la mayoría de esas críticas provienen de personas que no han visto la película. Algunos pueden sorprenderse al oír hablar de este elemento, pero estoy seguro de que si ven la película entenderán por qué pensé que debía hacerlo así”.
Texto: Matsumoto Takuya (Nippon.com)
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: escena de la película Ushiku rodada en la sala de entrevistas del Centro de Inmigración del Este de Japón ©Th
Información de la película
- Dirección, cámara y montaje: Thomas Ash
- Año de producción: 2021
- País: Japón
- Distribución: Uzumasa
- Duración: 87 minutos
- Página web oficial (en inglés): https://www.ushikufilm.com/en/
- Proyección en Theater Image Forum, MOVIX Tsukuba y otras salas de todo Japón