Terao Saho explora la historia de los japoneses que emigraron al extranjero
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Japón enviaba emigrantes desde la era Meiji
El Museo de la Emigración Japonesa de Ultramar, inaugurado en 2002 y gestionado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA, por sus siglas en inglés), está situado en la primera planta de un edificio de color ladrillo con vistas al puerto de Yokohama. Un recorrido por el museo revela que Japón fue una nación que enviaba emigrantes desde la era Meiji hasta algún tiempo después de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la Restauración Meiji, el Gobierno animó a emigrar a agricultores pobres con el fin de que se pudieran ganar la vida. El 1 de septiembre de 2023 se cumplió el centenario del Gran Terremoto de Kantō, y en aquella época se reservó un presupuesto para subvencionar los gastos de viaje con el fin de fomentar la emigración al extranjero de los afectados por el desastre. La emigración se suspendió durante la guerra, pero después de esta, el Gobierno siguió animando a emigrar al extranjero, principalmente a Sudamérica. La emigración de posguerra incluyó a los que abandonaban las minas de carbón. El envío de trabajadores emigrantes por parte del Gobierno pudo haber sido no solo para combatir el desempleo, sino también con la esperanza de que los emigrantes enviaran remesas a su país de origen.
En la actualidad hay más de 3,8 millones de nikkeis, japoneses que se han trasladado al extranjero y sus descendientes en Hawái, Norteamérica, Brasil y otros países latinoamericanos. Los protagonistas de este libro son emigrantes y repatriados de lo que hoy es la República de Palaos, que estuvo bajo control de Japón desde 1920 hasta el final de la guerra en 1945. El libro traza minuciosamente las trágicas experiencias de estas personas antes y después de la guerra, y su resiliente modo de vida.
La transmisión de sus vivencias de forma oral
La autora, Terao Saho, nació en Tokio en 1981. Realizó un máster en la Escuela de Posgrado de Artes y Ciencias de la Universidad de Tokio, y debutó como cantautora en 2006 con Kanashi、hibi (愛し、日々. “Los días amados“). Paralelamente a su carrera musical, ha escrito ensayos y obras de no ficción.
Es autora de numerosos libros, entre ellos Hyōden Kawashima Yoshiko (“Biografía crítica: Yoshiko Kawashima”) y Ano koro no Palau wo sagase (“En busca de Palau en aquellos días”); Nihon tōchi-ka no nan’yō o ikita hitobito (“Las personas que vivieron en los Mares del Sur bajo el dominio japonés”). La autora se interesó por primera vez por las cuestiones migratorias de los Mares del Sur cuando, siendo estudiante, leyó las obras del novelista Nakajima Atsushi (1909-42), que estuvo destinado en la Agencia de los Mares del Sur en Palaos.
El libro utiliza el recurso de la “historia oral” para describir vívidamente las experiencias personales en torno a diez individuos. Palaos fue escenario de encarnizados combates entre las antiguas fuerzas japonesas y estadounidenses durante la guerra. También se produjeron varias tragedias cuando las personas que llegaron a Palaos como inmigrantes o nacieron allí fueron repatriadas a Japón.
Tomemos, por ejemplo, el caso de Ara Mitsuo, nacido en Palaos en 1938. Cuando Palaos fue bombardeado por el ejército estadounidense, Ara, que era el cuarto hijo, tomó un barco con su madre y sus hermanos y se dirigió cambiando de barcos rumbo a la isla de Yonaguni, en la prefectura de Okinawa, en mayo de 1944. En aquel momento, el estrecho de Filipinas estaba en medio de una feroz batalla y “en el primer barco murió mi hermana, torpedeada”. En el siguiente barco, “mi madre tenía demasiado calor, así que subió a cubierta para amamantar a su quinto hijo en un lugar fresco. Entonces la alcanzó la onda expansiva de un torpedo y le arrancó a su hermano pequeño de los brazos. Mi madre consiguió sobrevivir, pero yo perdí a mi hermana y hermano uno tras otro”.
El libro también describe la vida de posguerra en Yonaguni de Ara tras perder Japón la guerra. Tras graduarse en la Escuela Comercial de Naha, entró a trabajar en el Banco de las Ryūkyū, donde ocupó los cargos de director de la sucursal de Yaeyama y director de la sucursal de Koza. Sin embargo, “había una cosa que seguía molestando a Ara después de la guerra”: su segundo hermano, que fue reclutado a los 16 años y enviado desde Palaos a Peleliu (una pequeña isla de las islas Palaos donde las fuerzas japonesas y estadounidenses lucharon a muerte), murió en combate, pero se consideraba que los que trabajaban para el ejército imperial debían tener más de 17 años y no recibió ninguna indemnización. La autora señala que esta historia es “totalmente inexcusable”.
Japón → Palaos → Japón → Paraguay
Después de la guerra, muchos antiguos emigrantes volvieron a emigrar a otros países. Este libro se centra en dos familias, los Nakamura y los Mizogiwa, que “realizaron el gran desplazamiento de Japón a Palau, y luego de Japón a Paraguay antes y después de la guerra”. La autora aprovechó las conexiones personales con Ikeyama Yuka (intérprete de arpa y vocalista), compañera menor de la Escuela Femenina Tōhō, y con Taoka Isao, emigrante que llegó a ser embajador de Paraguay en Japón, para averiguar sobre las dos familias, e incluso viajó a Paraguay durante la pandemia del nuevo coronavirus para entrevistarlos.
La historia de dos familias que abandonaron Japón en 1958 es una lectura tumultuosa y gratificante. Dice la autora: “Cuando los japoneses eran inmigrantes, las penurias y las dificultades eran moneda corriente. Abandonaron sus antiguas tierras en busca de un futuro mejor y asumieron sucesivos desafíos, echando raíces”.
La política de emigración de Japón no siempre fue amable con sus propios ciudadanos. El primer ganador del Premio Akutagawa de literatura, Ishikawa Tatsuzō (1905-85), es conocido por su novela premiada Sōbō (Espacio sombrío), basada en sus experiencias en un barco de emigración brasileño. Este escritor socialista retrató a los inmigrantes como “gente abandonada”.
De hecho, los inmigrantes japoneses tienen un historial de discriminación racial en Estados Unidos. Incluso después de ser repatriados de otros países, también fueron tratados con frialdad en Japón, por ejemplo, al ser obligados a vivir en zonas marginales sin cultivar. Por otro lado, también había personas que querían hacerse un nombre en otros países, por lo que debían de tener vitalidad y un espíritu fuerte.
Simbólicas son las palabras de Hiroko, nacida en Hokkaidō en 1933, la esposa del cabeza de segunda generación de la familia Nakamura que emigró a Paraguay, quien se lo contó a la autora en el lugar de asentamiento donde estableció su hogar definitivo.
“La gente me dice que lo he pasado mal, pero yo ya lo olvidé. Ahora estoy bien, y eso es lo único que cuenta. Tengo que pensar en vivir lo que me queda por delante. Me levanto por la mañana de buen humor”.
¿Es hora de que los japoneses vuelvan a cruzar los mares?
La red global de nikkeis está a punto de alcanzar los cuatro millones de personas. En el caso de la prefectura de Miyazaki, más de 4.000 personas de la prefectura emigraron al extranjero antes y después de la guerra, y los lazos son fuertes. El Congreso Mundial de Asociaciones Prefecturales de Miyazaki se celebrará en el Centro de Convenciones de Seagaia del 27 al 29 de octubre de este año, en el 140.º aniversario de la fundación de la prefectura, y se espera que asistan unas 1.700 personas de todo el mundo y de las asociaciones prefecturales en Japón.
¿Cuál es, a su vez, la situación actual en Japón? La autora señala lo siguiente:
En los últimos años la pujanza nacional de Japón ha suscitado un creciente clamor interno. Japón, que solía ser un país acogedor para los trabajadores extranjeros, se ha quedado muy atrás entre los países asiáticos y ya está siendo evitado por los trabajadores asiáticos, que consideran que no pueden ganar suficiente dinero aquí. Como hemos visto en noticias recientes, los japoneses están empezando a cruzar el océano para trasladar sus lugares de trabajo.
La gente abandona sus países en busca de un lugar mejor para vivir. Ahora es el momento de desentrañar la historia de Japón, que fue uno de los principales emisores de emigrantes, y la trayectoria de los descendientes de japoneses en sus respectivos países, y conocer el camino hacia una sociedad simbiótica.
Historia de la emigración japonesa al extranjero
1868 | 153 japoneses navegan de Yokohama a Hawái en el velero Scioto, el primer grupo de emigrantes en el primer año de la era Meiji, conocidos como “los pioneros del año uno”. |
1896 | Entra en vigor la Ley de Protección de los Migrantes, que protege a los migrantes y limita su número. |
1908 | Los primeros 781 “emigrantes a Brasil” zarparon de Kobe en el Kasato Maru. |
1922 | Tras la creación de la “Agencia de los Mares del Sur” en Koror, en las islas Palaos, se inició la emigración a gran escala. |
1924 | EE. UU. prohíbe totalmente la entrada de inmigrantes japoneses en el país. |
1935 | El Gobierno paraguayo permite la entrada en el país de 100 familias de inmigrantes japoneses. |
1952 | Entra en vigor el Tratado de Paz con Japón; se reanuda la emigración japonesa al extranjero. |
1954 | El primer grupo de emigrantes parte hacia Paraguay según los planes gubernamentales. |
1973 | El Nippon Maru, el último barco en transportar emigrantes, zarpa de Yokohama. |
1974 | Se fusiona el Servicio de Migración de Japón con la Agencia de Cooperación Tecnológica con el Extranjero para formar la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (reorganizada como institución administrativa independiente en 2003). |
Nihonjin ga imin datta koro (Cuando los japoneses eran emigrantes)
Editorial: Kawade Shobō Shinsha
Fecha de edición: 30 de julio de 2023
Formato: 200 páginas (788×1091mm)
Precio: 1.980 yenes (impuestos incl.)
ISBN: 978-4-309-03122-4
(Taducido al español del original en japonés.)