80 años de medios y contenidos dedicados al manga
Lo que funciona en Japón, no siempre funciona en el extranjero: el ‘anime’ y el manga
Manga Anime- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Las obras más populares son las adaptaciones al anime
En noviembre de 2024, la Agencia de Asuntos Culturales, el Instituto de Investigación del Manga y otros organismos anunciaron las obras favoritas de manga y anime japoneses para los turistas que visitan Japón. Esta lista estaba basada en la “Encuesta de promoción de visitantes extranjeros de Toshima Tokiwasō-dōri, meca del manga”, que se llevó a cabo en Ikebukuro (Tokio), y otros lugares para los turistas que visitan Japón. Las diez primeras obras, desde las dos primeras, Kimetsu no yaiba (Guardianes de la noche; Gotōge Koyoharu) y Shingeki no kyojin (Ataque a los titanes; Isayama Hajime), eran obras cuya versión en anime apareció en el extranjero antes que su manga.
En el extranjero casi no existe la cultura de revistas de manga a la japonesa; el público se encuentra con las obras originarias de Japón en la televisión común, la televisión por cable (CATV) y las plataformas que distribuyen anime en internet. Muchos consumidores solo consiguen libros traducidos después de haberse emitido el anime. En muchos países, esos volúmenes traducidos son caros, y por tanto quedan fuera del alcance de los lectores jóvenes, por lo que son pocos los aficionados que los leen. El anime, en cambio, puede disfrutarse fácilmente en la televisión, la CATV y online.
En muchos países, el manga japonés solo puede conocerse a través del anime. Por ejemplo, Naruto (Kishimoto Masashi) ha vendido más de 100 millones de ejemplares en el extranjero y es el manga más leído del mundo. Sin embargo, mientras que el manga se ha traducido y publicado en más de 60 países y regiones, su anime televisivo se ha emitido en 81. Por lo tanto hay más de veinte países y regiones donde los aficionados solo conocen el anime.
Historias profundas que calan en todo tipo de público
Examinemos las razones básicas por las que la animación japonesa es tan popular. Para empezar, la animación televisiva extranjera se ha dirigido tradicionalmente sobre todo a niños y familias. Las películas de animación para cine también suelen serlo. En cambio, la animación japonesa no solo se dirige a los niños, sino también a un amplio abanico de generaciones, y sus temas incluyen la naturaleza humana, la vida y la muerte, la guerra y otros temas que no se suelen encontrar en la animación extranjera.
Naruto es la historia de un ninja marginado que une sus fuerzas a las de sus amigos para restaurar la paz en el mundo ficticio en el que se desarrolla la acción. La historia muestra la humanidad de una diversa gama de personajes, tanto amigos como enemigos, incluido el propio protagonista, Naruto, un niño solitario que se convierte en ninja en pos de sus sueños. Esta obra posee una gran profundidad porque el manga original en el que se basa presenta una gran variedad de temas.
En Anime List, la mayor base de datos de anime y manga del mundo en internet, financiada por editoriales japonesas y otras entidades, con más de 4,4 millones de obras de anime y 775.000 mangas japoneses registrados, Ataque a los titanes encabezaba la clasificación del anime más popular en diciembre de 2024.
Popularidad del manga que se dispara gracias al anime
Shingeki no kyojin (Ataque a los titanes) se desarrolla en un mundo en el que la humanidad está amenazada de extinción por la repentina aparición de unos misteriosos titanes, y sobrevive en secreto tras gigantescos muros. Se ha señalado que el público occidental no solo ha aceptado elementos como lo oscuro que resulta que los humanos se conviertan en alimento de los titanes, sino también la forma de representar la segregación racial y el racismo: Occidente no es ajeno a los problemas de la inmigración y los crímenes de odio.
El anime de Shingeki no kyojin también se ha hecho muy popular, y con esa fama un segmento de sus lectores comenzó a leer la historia original. En EE. UU. el primer volumen en libro individual (tankōbon) fue publicado por Kōdansha USA en 2012, y sus ventas crecieron en gran medida cuando comenzó la distribución por internet de la versión televisiva del anime, en abril del año siguiente. Desde entonces, sus tankōbon se han traducido y publicado en más de 180 países y regiones, y a finales de 2023 se habían vendido un total de 120 millones de ejemplares en todo el mundo, incluido Japón.
En Japón, el manga y el anime se agrupan en un mismo sector, y se considera que ambos son muy populares en todo el mundo. En Japón es normal, además, empezar a trabajar en la versión en anime de una obra después de que el manga haya alcanzado cierto éxito. Sin embargo, los aficionados extranjeros al manga encuentran algo nuevo en la animación japonesa que no encuentran en la animación convencional de su propio país y se enganchan a ella, y es a partir de ahí cuando conocen el manga. Muchos investigadores de manga y anime que conocen la situación en el extranjero se sienten incómodos con la expresión “el manga japonés es popular”: aseguran que lo popular es el anime basado en ese manga.
El manga Slam Dunk (Inoue Takehiko), muy popular en China, también experimentó su éxito inicial en ese país con el anime televisivo. Los turistas chinos visitan el paso a nivel del Ferrocarril Eléctrico de Enoshima, frente al Instituto Kamakura, como lugar sagrado que aparece la impresionante apertura del anime. La serie de animación Oshi no ko (historia original de Akasaka Aka, dibujo de Yokoyari Mengo), que cuenta con muchos aficionados en Corea del Sur y EE. UU. y cuya serialización finalizó en noviembre de 2024, también alcanzó el primer puesto en la lista Billboard Global Excl. US. del 10 de junio de 2023 con el tema de apertura del anime “Idol”, interpretado por el grupo musical Yoasobi. En este caso también es la versión anime la que lidera en popularidad.
Solo hay que echar la vista atrás en la historia del anime y el manga para comprender que la animación televisiva japonesa se presentó en el resto del mundo mucho antes que el manga.
Todo comenzó con Astro Boy
El primer anime de televisión emitido en EE. UU. fue Astro Boy. Titulada Tetsuwan Atomu en Japón, la serie se emitió por primera vez el 7 de septiembre de 1963 en los canales locales de televisión de la NBC en Estados Unidos. Fue la primera serie de animación televisiva de larga duración de producción nacional y estuvo cargo de Mushi Productions, el estudio de animación fundado por Tezuka Osamu, el autor del manga original.
Sin embargo, Astro Boy también se conoció en el extranjero primero como anime y después como manga.
Tetsuwan Atomu está ambientada en una sociedad futura en la que coexisten humanos y robots, y sigue las hazañas del joven Atomu, un robot que se preocupa, piensa y actúa igual que los humanos. Cuando empezó a serializarse en la cadena Fuji TV, en enero de 1963, obtuvo un alto índice de audiencia, un 30 %, y se convirtió en la serie precursora del auge del anime televisivo nacional.
El anime de Tetsuwan Atomu llegó a EE. UU. de la mano de Fujita Kiyoshi, entonces presidente de Video Promotion, una empresa de publicidad creada en 1960. Fujita viajó a Nueva York en 1963 para hacer realidad el sueño del popular cantante japonés Ai George, que pertenecía a la empresa, de cantar en el Carnegie Hall. En una época en la que existía un cambio fijo de 360 yenes por dólar, la imagen del “Made in Japan” era la de productos baratos y malos.
En una entrevista concedida a Wedge Online el 20 de octubre de 2009, “El hombre que vendió Tetsuwan Atomu en Estados Unidos” (entrevista y texto de Iio Yoshifumi), el presidente Fujita describe claramente aquel momento.
Para su primer viaje a EE. UU. Fujita planeó promover la animación japonesa, con la idea de que una animación sin nacionalidad sería aceptada en el extranjero. Pidió al grupo independiente Animation Sannin no Kai que produjera un cortometraje de animación. También pidió a Tezuka Osamu, íntimo amigo del grupo, que le prestara la película de la versión en anime de Tetsuwan Atomu para el mercado estadounidense.
Los responsables de la cadena de televisión japonesa tenían sus dudas. Tezuka Osamu tampoco creía que se vendería. Sin embargo, las tres grandes cadenas estadounidenses, ABC, CBS y NBC, con las que el presidente Fujita concertó sus citas, mostraron interés. En una proyección local de prueba rechazaron la obra de Animation Sannin no Kai por ser “demasiado lujosa”, pero las tres compañías respondieron a Tetsuwan Atomu con gran interés.
Una de las razones fue que pese a la gran expansión de que gozaba la televisión en EE. UU. había una falta de contenido en sus programas. La NBC se mostró especialmente entusiasmada y, en marzo, Tezuka Osamu voló a Nueva York para firmar un contrato de distribución. Posteriormente la obra se exportó a través de la NBC al Reino Unido, Francia, la antigua Alemania Occidental, Australia, Taiwán, Tailandia y Filipinas. Era una época en la que la versión en manga de Tetsuwan Atomu no se había traducido ni publicado en ningún país.
A partir de ese momento el anime televisivo de Japón comenzó a exportarse a los Estados Unidos y otros países del mundo, uno tras otro. En 1966 también se produjo una coproducción entre Estados Unidos y Japón: Ganbare marin kiddo (titulada Marine Boy en Estados Unidos). En 1967, Mahha GoGoGo se emitió en los Estados Unidos bajo el título de Speed Racer y se hizo aún más popular que en Japón. También se emitió, en 1975, UFO Robot Grendizer, la tercera obra de la serie Mazinger; desde 1978 se emitió en Francia bajo el título de Goldorak, y obtuvo altos índices de audiencia. Esta obra también se emitió en Oriente Medio bajo el título Mughamiratal-Fada: Grendizer.
A partir de mediados de la década de 1980, una amplia variedad de obras de animación japonesa, incluyendo ciencia ficción de robots, fantasía, deportes e historias de gourmet, fue recibiendo una gran aceptación en todo el mundo.
Para los primeros espectadores extranjeros, estas producciones apenas se reconocían como “Made in Japan”. Muchos de los padres estadounidenses de esa época habían servido en la Guerra del Pacífico, y el concepto “Made in Japan” no era algo que las cadenas de televisión tuvieran un gran interés en mostrarles. Walt Disney, se dice, reconoció a Tezuka Osamu como el autor de Astro Boy al encontrarse con él en la Feria Mundial de Nueva York (1964-1965), pero fue una ocasión especial, y cabe suponer que pocos estadounidenses conocían el nombre de Tezuka en aquella época.
Publicación a gran escala a partir de la década de los ochenta
La traducción y publicación de manga en formato tankōbon comenzó a despegar en serio en la década de 1980. En los primeros años se extendió a Asia y, en la década de 1990, a Europa. Sin embargo, las editoriales japonesas eran reacias a expandirse al extranjero. El mercado nacional era fuerte, y había pocas ventajas en términos de costes y distribución; en 1987, la empresa estadounidense Now Comics publicó un libro individual de Astro Boy, pero se trataba de una edición no autorizada y las ventas fueron escasas. Traducir y publicar manga en la región norteamericana se consideraba difícil y no fue hasta 2003 cuando Dark Horse publicó una versión autorizada del manga en Estados Unidos.
El manga japonés llamó por primera vez la atención en los EE. UU. en 1998 con la publicación de Pretty Soldier Sailor Moon la versión en inglés de Bishōjo senshi sērā mūn de Tokyopop, una empresa con sede en la Costa Oeste. Un rasgo distintivo fue que el manga traducido, que anteriormente se había publicado con los dibujos originales invertidos y corregidos para que se leyeran de izquierda a derecha, el reverso de la lectura japonesa, se publicaba por primera vez en el mismo formato, de derecha a izquierda, que en Japón. Las onomatopeyas también se dejaron en japonés. Tokyopop tradujo y publicó mucho manga japonés, principalmente shōjo manga (dirigido al público femenino adolescente), y estableció sucursales en Francia y Alemania para promover el manga en todo el mundo.
En efecto, habían tenido que pasar más de 30 años desde la llegada del anime Astro Boy a Estados Unidos para que las traducciones del manga llamaran la atención. Hay varias razones posibles para ello, entre ellas la falta de una cultura de revistas de manga al estilo japonés, y el hecho de que el manga se lea de derecha a izquierda resulta complejo, y el anime es más fácil de entender; pero quizá pueda atribuirse al proceso de expansión global que los libros individuales de manga hayan quedado por detrás del anime basado en manga, en otros países.
¿Cambiará realmente esta estructura? Por el momento, Shūeisha y otras editoriales están publicando traducciones al inglés del manga casi simultáneamente a los originales en japonés, en sus aplicaciones de revistas de manga en inglés, pero la situación sigue siendo la misma, ya que el anime posee la capacidad de transmitirse con facilidad al extranjero. Mientras tanto se ha empezado a tratar de utilizar la inteligencia artificial para traducir obras de manga y distribuirlas simultáneamente en la web. Si esto arraiga se creará un entorno en el que los lectores extranjeros podrán conocer las obras originales antes que las versiones de anime. Es posible que la tendencia de pasar de la distribución a la publicación de tomos de manga y luego el anime acabe surgiendo también en el extranjero.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: la Japan Expo celebrada en julio de 2024 en el recinto ferial de Paris-Nord Villepinte, Francia. Se presentó manga, cosplay, anime, videojuegos, etc.; fue un evento muy concurrido - Stéphane Mouchmouche / Hans Luca.)