Japonología en la vida diaria

Los peces de colores: bellezas minúsculas que se integran en lo cotidiano

Cultura Naturaleza

Los peces de colores, que se caracterizan por nadar tranquilamente en el agua, son una mascota popular que ha logrado integrarse en el día a día de los japoneses: desde su presencia en los puestos de los festivales de verano, donde protagonizan el juego kingyosukui, hasta en los centros escolares y los hogares. En el primer artículo de la serie Japonología en la vida diaria nos adentramos en el mundo de estos animales tan conocidos en Japón.

Una presencia relajante en los hogares, los comercios y los hospitales

Los peces de colores son una mascota que no requiere de muchos cuidados, de ahí que, obviamente, no solo estén presentes en los centros escolares y las casas, sino que también se los pueda ver en distintos lugares: salas de espera de hospitales, vestíbulos de empresas, locales de calles comerciales… Según una encuesta sobre animales de compañía llevada a cabo en 2024 por la empresa de estadísticas Intage, los peces de acuario, entre los que se encuentran los de colores, ocupan el tercer puesto en la lista de mascotas preferidas en Japón; en el primero y el segundo, los perros y los gatos, respectivamente.

Los peces de colores se caracterizan por tener una protuberancia en la cabeza, los ojos saltones y las aletas largas; estas últimas, que a menudo se asemejan a unas flores de pétalos abultados, las baten como las mariposas lo hacen con sus alas. Uno no solo no se cansa de contemplarlos, sino que también producen un efecto relajante en las personas. El movimiento de la cola resulta muy perceptible, de ahí que se aconseje mirar a estos peces justo desde arriba. Los hay de muchos colores: rojo, naranja, blanco, negro, dorado… Esto, sumado a la gracia con la que nadan en el agua, capta la atención de cualquiera.

Los adornos para acuario permiten darles diversos toques de color a las peceras donde habitan los peces de colores. (Pixta)
Los adornos para acuario permiten darles diversos toques de color a las peceras donde habitan los peces de colores. (Pixta)

Pescar peces de colores en un estanque piscícola: una práctica tranquila

En el período Edo (1603-1868) la venta de peces de colores gozaba de tal popularidad en la capital japonesa que constituía un oficio. Un paseo por la actual Tokio permite toparse, incluso a día de hoy, con estanques piscícolas llenos de estos peces. Suzukien, situado en las inmediaciones de la estación de tren de Asagaya, es uno de ellos; de hecho, se trata de un negocio con mucha historia: en 2024 se celebró su primer centenario. En los días festivos se juntan, alrededor del vivero, desde personas que van solas hasta parejas y familias con niños, todos ellos con el mismo objetivo: pescar tranquilamente. Así pues, los peces de colores se han convertido en un elemento integrado a la perfección en el paisaje nipón.

La pesca de los peces de colores no requiere de técnicas complejas. Además, en Tokio hay diversos estanques piscícolas donde practicarla. (Pixta)
La pesca de los peces de colores no requiere de técnicas complejas. Además, en Tokio hay diversos estanques piscícolas donde practicarla. (Pixta)

Kingyosukui: el juego por excelencia de los festivales

Los puestos donde se puede jugar al kingyosukui (literalmente, recoger peces de colores) son un clásico de los festivales que se celebran por todo Japón. Uno se puede llevar a casa los peces que haya logrado recoger con una especie de pala de papel y plástico, de ahí que muchas de las mascotas de este tipo que la gente tiene en casa procedan de dichos puestos.

El juego se ha convertido en un pasatiempo tan apreciado por la opinión popular que han empezado a abrirse lugares específicos donde se puede practicar, previa reserva, e incluso se organizan competiciones en zonas famosas por la cría de los peces de colores.

Kingyosukui, juego famoso por su importante presencia en los puestos de los festivales tradicionales. (Pixta)
Kingyosukui, juego famoso por su importante presencia en los puestos de los festivales tradicionales. (Pixta)

Los peces de colores, elevados a la categoría de obras de arte

Inaugurado en 2022 en el barrio tokiota de Ginza, el Museo Art Aquarium GINZA ha elevado los peces de colores a la categoría de obras de arte. El principal elemento de sus exposiciones son estos peces: nadan mostrando su bello contorno en un espacio mágico marcado por una iluminación preciosa.

Oiran obimai, obra del Museo Art Aquarium protagonizada por los peces de colores. (Imagen cortesía del citado museo)
Oiran obimai, obra del Museo Art Aquarium protagonizada por los peces de colores. (Imagen cortesía del citado museo)

De nacer en China a convertirse en mascota de las clases populares en el período Edo

¿Desde cuándo están tan integrados los peces de colores en la vida de los japoneses? Sabemos que son originarios de China. Según se cree, los primeros, de color rojo, se descubrieron entre unas carpas crucianas silvestres. En cuanto a su llegada a Japón, la teoría más asentada estipula que fue durante el período Muromachi (1336-1573), a principios del siglo XVI. En aquel entonces resultaban sumamente escasos y costosos, de ahí que se convirtieran en objeto de contemplación únicamente entre una parte de las clases adineradas, como la nobleza.

Extracto de La cría de los peces de colores, obra de 1748. (Biblioteca Nacional de la Dieta)
Extracto de La cría de los peces de colores, obra de 1748. (Biblioteca Nacional de la Dieta)

Su auge comenzó en el período Edo; concretamente, a mediados de esta época, cuando prosperó la piscicultura de estos peces y, por consiguiente, las clases populares ya podían hacerse con ellos más fácilmente. Los vendedores de peces de colores hacían resonar su voz por las calles de Edo y el libro La cría de los peces de colores, que, como su propio nombre indica, trata sobre la manera de criar estos animales, cosechó un gran éxito.

Peces de colores en los poemas senryū, la literatura y las xilografías ukiyo-e

Por otra parte, encontramos varios poemas senryū dedicados a los peces de colores: por ejemplo, en uno, de 1774, se describe a los vendedores de estos animales, que van persiguiendo a la gente de un lado para otro; en otra composición, de 1805, se describe a un niño extravagante que pesa un pez de colores que ha comprado.

En el período Edo florecieron dos culturas propias de los comerciantes y los artesanos, la Genroku y la Kasei. En este contexto, los peces de colores aparecían frecuentemente en la literatura y las xilografías ukiyo-e y formaban parte de la vida de la gente normal y corriente.

Así, entre las obras del artista Kitagawa Utamaro, famoso por las xilografías ukiyo-e de mujeres bellas, se cuenta una en la que una prostituta porta en las manos una bola de cristal en cuyo interior hay peces de colores. Otro ejemplo lo tenemos en los ukiyo-zōshi del autor Ihara Saisaku, quien aludía a los peces de colores una y otra vez. Como se puede ver, las personas cultas de Edo también sentían fascinación por estos bellos animales que nadan tranquilamente.

Representación del gusto por los peces de colores en Veinticuatro pasatiempos de las mujeres bellas de la actualidad, de 1863 (Biblioteca Nacional de la Dieta).
Representación del gusto por los peces de colores en Veinticuatro pasatiempos de las mujeres bellas de la actualidad, de 1863 (Biblioteca Nacional de la Dieta).

Tras el gran auge del período Edo, en las postrimerías del shogunato de los Tokugawa la cría de peces de colores pasó a ser una actividad secundaria de los vasallos de los daimyō, mientras que, una vez que llegó la Restauración Meiji (1868-1912), ese oficio accesorio prosperó de la mano de los agricultores. En definitiva, los peces de colores han ido integrándose en el día a día de los japoneses con el paso del tiempo.

Diversas especies, todas ellas apreciadas

Hay quienes consideran que, al igual que los bonsáis y el ikebana, el aprecio por los peces de colores pone de relieve que la fascinación por la belleza minúscula es una peculiaridad propia de los japoneses.

Son muchas las especies de peces de colores de origen chino: wakin o pez de colores común, conocido por el juego kingyosukui; oranda shishigashira, que tiene una gran protuberancia en la cabeza; ryūkin, que destaca por su cola y sus aletas, y demekin o pez telescopio, una mutación del ryūkin que se caracteriza por sus ojos saltones de gran tamaño, por citar algunos ejemplos.

Ryūkin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)
Ryūkin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)

Demekin o pez telescopio. (Pixta)
Demekin o pez telescopio. (Pixta)

Por otra parte, encontramos especies como el pinpon pāru o pez de colores con escamas de perla, con forma de pelota de tenis de mesa y originario del Sudeste Asiático, y el kometto o pez cometa, una mutación del ryūkin criada en Estados Unidos.

Pinpon pāru o pez de colores con escamas de perla. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)
Pinpon pāru o pez de colores con escamas de perla. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)

Una treintena de especies híbridas de Japón

Existen una treintena de especies híbridas de origen japonés; por ejemplo, los peces de colores Ōsaka ranchū se caracterizan por carecer de aletas dorsales y protuberancias en la cabeza y tener unas facciones graciosas, con unas narinas que parecen bigotes. Aunque prácticamente se extinguieron debido a la Segunda Guerra Mundial, los cruces han permitido que resurjan.

Ōsaka ranchū. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)
Ōsaka ranchū. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)

Por otra parte, se cree que el pez de colores Tosa kin o pez con cola en forma de abanico rizado, una especie de alta gama criada en Kōchi, surgió en el período Edo a partir de un cruce entre un Ōsaka ranchū y un ryūkin. Su cola se extiende hacia ambos lados y la punta del extremo exterior, hacia adelante y hacia abajo. Ha sido declarado Monumento Natural Prefectural, junto con el jikin, de la prefectura de Aichi, y el nankin, de Shimane.

Tosa kin. (Pixta)
Tosa kin. (Pixta)

Jikin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)
Jikin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)

Nankin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)
Nankin. (Imagen cortesía del Museo Art Aquarium)

Siguiendo con las especies híbridas de Japón, tenemos el pez de colores shubunkin, cuyo principal atractivo es que sus escamas presentan una combinación de varios tonos, entre ellos el rojo, el blanco, el negro y el añil claro. Con una cola y unas aletas largas, su porte resulta elegante.

La especie Edo nishiki se caracteriza por tener el tronco redondo y las aletas cortas. La cabeza presenta una pequeña protuberancia; además, en sus escamas se mezclan el rojo, el negro y el añil claro.

Edo nishiki. (Pixta)
Edo nishiki. (Pixta)

Las especies nacidas en Japón también se exportan. La primera exportación a Estados Unidos se remonta a 1878. En China, cuna de los peces de colores, la producción se vio mermada durante la Revolución Cultural, en la década de 1970; posteriormente, las especies se mejoraron tomando como base las niponas.

Según el sitio web de Yamatokōriyama (Nara), uno de los lugares famosos por la cría de peces de colores, la clave para cuidar bien de estos animales reside en no darles de comer demasiado, en no meterlos en recipientes estrechos y en no cambiarles el agua en exceso. El oxígeno escasea si se introducen muchos peces en una pecera pequeña. Por norma general, se recomienda cambiar un tercio del agua dos veces al mes en verano y una en invierno. En cuanto a la cantidad de comida, lo ideal es que sea la justa para que se la puedan terminar en cinco minutos.

Las tiendas de bricolaje disponen de todo lo necesario para tener peces de colores en casa: peceras y boles, plantas acuáticas, luces… Al crear un acuario con diversos tipos de vegetación o instalar luces que permitan ver cómo nadan los peces, la cría de estos animales adquiere también un significado decorativo.

Por lo general, se dice que los peces de colores viven entre 10 y 15 años. No obstante, el récord Guinness actual es de 43 y corresponde a un pez de colores común, de nombre Tish, que era propiedad de un matrimonio británico.

Imagen del encabezado: Los boles y las peceras llenos de peces de colores son dos formas de utilizar estos animales como elementos decorativos (montaje elaborado con imágenes de Pixta).

(Traducción al español del original en japonés.)

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