Historias del ‘Kojiki’

Izanagi e Izanami: el mito de la creación de Japón

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En el principio de la antigua crónica Kojiki, Izanagi e Izanami forman juntos el archipiélago japonés y traen al mundo a muchas otras deidades. En este artículo contamos de nuevo esta leyenda.

La primera isla

Tras la primera aparición del cielo y la tierra, las deidades más jóvenes, Izanagi e Izanami, recibieron orden de los dioses del cielo de completar el territorio. De pie juntos, sobre el puente flotante entre cielo y tierra, usaron la lanza enjoyada de los cielos para remover las aguas, hasta que el salitre que goteaba de su punta se solidificó creando una isla. Luego descendieron a esa nueva tierra que habían creado.

En ella construyeron un gran pilar y un enorme palacio. Entonces Izanagi preguntó a su hermana, Izanami: “¿Qué aspecto tiene tu cuerpo?”

“Le falta algo en un sitio”, contestó.

“A mi cuerpo le sobra en un sitio”, dijo él. “Quiero poner esa parte donde a ti te falta algo, para dar a luz la tierra. ¿Qué te parece?”

“Eso estaría bien”, dijo ella.

“Entonces rodeemos este pilar y tengamos relaciones donde nos encontremos”.

Así rodearon el pilar, uno por la izquierda y otro por la derecha, y cuando se encontraron Izanami dijo: “Qué chico tan guapo”.

E Izanagi dijo: “Qué chica tan guapa”. Pero le dijo: “No está bien que la mujer hable primero”.

A pesar de ello, tuvieron relaciones; pero el hijo al que dieron a luz era como una sanguijuela, y lo enviaron lejos sobre un bote hecho de juncos. El siguiente niño era una isla de espuma, y también lo descartaron.

Se fueron a consultar a los dioses del cielo, los cuales realizaron un ritual de adivinación y les dijeron: “No estuvo bien que la mujer hablara primero. Regresad y repetidlo”.

Así que en la siguiente ocasión Izanagi habló primero: “Qué chica tan guapa”.

E Izanami dijo: “Qué chico tan guapo”.

Y esa vez su unión sí dio fruto.

Nacimientos y muerte

Primero dieron a luz Awajishima, y después Shikoku y Kyūshū, cada uno con sus cuatro caras, y después a todo el resto de islas de Japón. Y cuando el país estuvo terminado Izanami dio a luz a las deidades. Había dioses del hogar, de los mares y los ríos, del viento y los árboles, de los páramos y las montañas, y de los barcos y el grano.

Pero el siguiente en nacer fue el dios ígneo Kagutsuchi, el cual quemó los genitales de Izanami al llegar al mundo. A medida que ella sufría, nuevas deidades surgieron de su vómito, sus heces y su orina. Así murió la diosa y fue a Yomi, el reino de los muertos. En total, Izanami e Izanagi crearon, mientras ella estuvo viva, catorce islas y treinta y cinco dioses.

Izanagi gimió: “¡Amada esposa mía! ¡Perderte a manos de la muerte por un simple niño!” Se arrastró alrededor del cuerpo de ella, de la cabeza a los pies, sollozando sin cesar, y dando a luz a una nueva deidad con sus lágrimas. Izanami fue enterrada en el monte Hiba, entre las tierras de Izumo y Hōki.

Después, el iracundo Izanagi desenvainó su gran espada y decapitó a Kagutsuchi, y muchos otros dioses nacieron de la sangre y el cadáver de la deidad ígnea. Fue en ese momento cuando Izanagi decidió seguir a Izanami al reino de los muertos y buscarla allí.

(© Stuart Ayre)
(© Stuart Ayre)

(Artículo traducido al español del original en inglés. Escrito por Richard Medhurst, basado en la historia del Kojiki. Ilustraciones de © Stuart Ayre.)

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