Al encuentro de las imágenes budistas
La estatua de Tentōki
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Su semblante parece querer transmitirnos algo desesperadamente.
Es la estatua de Tentōki (literalmente, “demonio de la lámpara celestial”) que se custodia en el Salón del Tesoro Nacional del templo de Kōfukuji, en Nara. Al igual que el Ryūtōki (“demonio de la lámpara y el dragón”), con el que forma pareja, data del periodo Kamakura (1185-1333). Ambos cumplían la misión de iluminar al buda guardado en el Saikondō (“edificio principal del Oeste”). Los jaki son seres malignos o demoniacos que vulneran la ley búdica y, como tales, la estatuaria budista los representa a menudo siendo hollados por alguno de los Shitennō o Cuatro Reyes Celestiales (Jikokuten, Zōjōten, Kōmokuten, Tamonten). Sin embargo, este jaki es diferente: como si quisiera expiar sus muchos pecados, carga con la pesada lámpara que lleva la luz al lóbrego interior del edificio.
El jaki muestra dos cuernos y su tercer ojo en la frente. ¿Sería así como imaginaba a estos seres diabólicos la gente de la época? Siguiendo el estilo de entonces, tiene dos fieros gyokugan (“ojos de cuarzo”) y abre ostentosamente la boca mostrando sus colmillos. El observador sentirá a un tiempo la tensión que emana de su mirada y la firme determinación de mantener alejados al resto de los jaki que parece transmitir todo su rostro.
De esa gran boca surge el sonido “a”, primero del “abecedario” sánscrito, como de una boca cerrada saldría el sonido “un”, último de ese mismo “abecedario”. Ese “a-un”, como el “alfa y omega” griego, simboliza el principio y el fin de todo lo existente. El Tentōki abre su boca; el Ryūtōki la cierra y entre los dos expresan el mágico “a-un”. Este “trabajo conjunto” se ve comúnmente en los terroríficos niō que guardan el portal de los tempos, así como en los komainu (especie de perros) que vigilan los santuarios sintoístas, pero es raro verlo en dos jaki.
La figura, pintada de rojo, está hecha con la técnica del yosegizukuri, consistente en tallar por separado piezas de madera y ensamblarlas después. El material utilizado es el hinoki (Chamaecyparis obtusa, falso ciprés japonés). Para evitar las dificultades de tallar de una vez una figura en posición tan desviada del eje vertical, las mitades superior e inferior se tallaron por separado. La juntura queda por debajo de la faja que lleva a la cintura y está hecha de forma que el conjunto mantiene el equilibrio. Para hacerla más ligera, la figura fue ahuecada, con lo que en gran parte es posible también evitar las grietas que pueden abrirse al ir secándose la madera.
El brazo derecho, poderoso y tensado por el apretado puño, el torso, muy musculado, como el resto de su vigorosa anatomía, causan un fuerte impacto visual. Aunque la pierna izquierda parece clavada en el suelo, soportando todo el peso, si nos fijamos bien su primer dedo está levantado. Este pequeño detalle dinámico contribuye a realzar la pesadez de la lámpara. El cuidado que prestó el tallista al más mínimo detalle es cuando menos asombroso, incluyendo la tosca piel de animal que lleva por encima del taparrabos.
Se dice que dentro de la figura que forma pareja con esta, la del Ryūtōki, se encontró un escrito según el cual fue hecha en el año 3 de la era Kenpō (1215) por Kōben, tercer hijo del famoso Unkei. En todo caso, parece indudable que esta figura del Tentōki se debe a alguno de los grandes tallistas de la escuela Kei (Keiha).
¿Qué desgarradores gritos saldrían de las fauces de este “demonio arrepentido”?
Estatua de Tentōki
- Nombre en japonés: Tentōki ryūzō
- Altura: 78,2 cm.
- Época: Periodo Kamakura
- Colección: Kōfukuji
- Grado de protección: Tesoro nacional, catalogado como Mokuzō Tentōki ryūzō
Fotografía del encabezado: Estatua de Tentōki, de la colección del templo Kōfukuji. Fotografías: Muda Tomohiro.
(Traducido al español del original en japonés.)