Al encuentro de las imágenes budistas
Estatua sedente del monje Chōgen
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Su semblante trasluce el inquebrantable espíritu del viejo monje.
Shunjōbō Chōgen (1121-1206) fue el principal artífice de la reconstrucción del gran templo de Tōdaiji, en Nara. Nacido en una familia de guerreros, abrazó la vida religiosa a los 13 años. En el Daigoji de Kioto aprendió el budismo esotérico de la secta Shingon. Después viajó tres veces a la China Sung, donde se puso al corriente de las últimas tendencias en el budismo y en otros aspectos de la cultura de la época, como las técnicas de construcción, todo lo cual transmitió a Japón a su regreso.
Todos los edificios y gran parte de los tesoros del complejo budista del Tōdaiji fueron reducidos a cenizas durante el cerco al que sometió a la antigua capital el ejército de los Taira en 1180. Después de la caída de este clan, se le encomendó a Chōgen la reconstrucción del devastado Tōdaiji. Contando con la colaboración del emperador retirado Goshirakawa y de Minamoto no Yoritomo, Chōgen se desvivió por conseguir el dinero y los materiales necesarios e incluso dirigió personalmente las obras. El estilo utilizado en la puerta Nandaimon, llamado daibutsuyō, fue adoptado por Chōgen como una fusión de técnicas de construcción chinas y japonesas. Chōgen dedicó un cuarto de siglo a este magno proyecto, hasta su muerte a los 86 años.
Aunque educado, como se ha dicho, en la secta Shingon, se mantuvo próximo al amidismo o budismo de la Tierra Pura, como se aprecia en la elección de su nombre budista, que fue Namu Amidabutsu. El imaginero de la escuela Kei al que se atribuye la autoría de la presente estatua, Kaikei, fue su discípulo y se hizo llamar también An-Amidabutsu.
En cuanto a su datación, de ciertos detalles ofrecidos por el Genkō Shakusho, que se considera la primera historia del budismo japonés, se deduce que Kaikei la esculpió poco antes de morir Chōgen y que la obra fue ofrendada al templo después de la muerte de este. Pero últimamente se ha propuesto otra versión de los hechos, según la cual la estatua se hizo para homenajear a Chōgen por sus logros al cumplir los 80 años. Sería, por tanto, un juzō o imagen hecha en vida. En cualquiera de los casos, parece indudable que la estatua reproduce fielmente los rasgos del monje.
Hecha en hinoki (Chamaecyparis obtusa, falso ciprés japonés) mediante el sistema de yosegizukuri, consistente en tallar por separado piezas de madera y ensamblarlas después, la estatua representa a Chōgen entonando sutras, rosario en mano. Los ojos son también tallados en madera, a diferencia de los de otras tallas de esta época, en las que vemos fragmentos de cuarzo insertados en ellos. Por alguna razón, la boca dibuja un gesto desabrido, con las comisuras de los labios hacia abajo. Esto y la desigual apertura de los ojos contribuyen a dar un toque de desequilibrio a la cara. Frente al sosiego que transmite su postura, el semblante nos habla de la poderosa voluntad de este hombre, prueba del fuerte apego que demostró su autor a la reproducción fiel de la realidad.
Estas imágenes de monjes rasurados y en sus hábitos suelen llamarse shōzō chōkoku (efigies o retratos escultóricos). Últimamente muchos afirman que un realismo tan magnífico como el de esta escultura solo puede ser obra del genial tallista Unkei, pero personalmente me inclino por Kaikei, pues solo alguien que, como él, trató tan prolongada y profundamente al maestro podría haber llegado a este prodigioso detallismo.
Estatua sedente del monje Chōgen
- Nombre en japonés: Chōgen shōnin zazō
- Altura: 81,8 cm
- Época: Periodo Kamakura
- Colección: Templo de Tōdaiji
- Grado de protección: Tesoro nacional
* Esta estatua es un “buda oculto” (hibutsu), por lo que sólo puede ser contemplado en los días que se muestra al público, dos veces al año. Para conocer las fechas de exhibición, se recomienda visitar el sitio web del Tōdaiji.
Fotografía del encabezado: estatua sedente del monje Chōgen, colección del templo Tōdaiji. (Fotografía: Muda Tomohiro)
(Traducido al español del original en japonés.)