Al encuentro de las imágenes budistas
Los Doce Generales Celestiales del Jōruriji
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Nos preguntamos qué será lo que mira tan fijamente. Protegiéndose los ojos con una mano, dirige su mirada a lo lejos. Pese a su aspecto ciertamente grave y solemne, no deja de sentirse en él algo cómico. Es Jutsu, una de las figuras de los 12 shinshō o generales celestiales que se guardaban, junto a la del buda Yakushi Nyorai, en el templo de Jōruriji (Kioto).
Estos 12 personajes aparecen en los sutras budistas como los 12 yasha taishō (“generales-genios” o “generales-duendes”) que forman la guardia de Yakushi Nyorai, buda de la medicina. Son, al mismo tiempo, personificaciones de los 12 juramentos hechos por este buda. En su origen, son deidades hinduistas que fueron posteriormente incorporadas al panteón budista. En el budismo, sus figuras entran en la categoría de ten, del sánscrito deva (dios). El número 12 coincide con el de los signos del zodiaco chino, razón por la cual en China se les asignó los nombres de dichos signos. En Japón, comenzamos a ver figuras con representaciones de los 12 signos zodiacales en la cabeza a partir del periodo Heian (794-1185). Esta figura corresponde al signo del perro y puede verse a este animal en su cabeza.
El cuarzo que hace brillar sus ojos y otros detalles son típicos de las obras del periodo Kamakura (1185-1333). Gracias a algunos datos proporcionados por documentos guardados en el Jōruriji, han sido fechadas a principios del siglo XIII.
Este general es representado aquí portando en su hombro izquierdo un característico ten´e (“vestimenta celestial”). El artista ha conseguido un efecto muy dinámico haciendo que la tela no caiga verticalmente, sino que parezca balancearse con la propia figura. Este tipo de detalles realistas un tanto enfáticos permiten atribuir estas figuras a alguno de los maestros tallistas de la escuela Kei (Keiha).
Los 12 generales celestiales suelen representarse con coraza y armas. Sin embargo, las figuras más antiguas encontradas en China tienen forma de bodhisattvas, es decir, de budas. La transformación se produjo alrededor del siglo VII y este fue el aspecto que se transmitió a Japón.
La tradición dice que cada uno de estos generales tenía a sus órdenes 7.000 soldados, lo que eleva a 84.000 las huestes del buda Yakushi.
Este conjunto escultórico que, como hemos dicho, se conservó durante siglos en el templo de Jōruriji, fue disgregándose y pasando a manos de coleccionistas, de modo que para 1884 el templo no tenía ya ninguna de las piezas. Hoy en día, el Museo Nacional de Tokio guarda cinco, descansando la otras siete en el Museo de Arte Seikadō Bunko. Las 12 han sido declaradas bienes culturales de importancia. Se ha conseguido así que este valioso patrimonio que sobrevivió milagrosamente a catástrofes como el Gran Terremoto de Kantō de 1923 o la Segunda Guerra Mundial no termine dispersado por el extranjero, algo de lo que todos los amantes del arte nos congratulamos.
Jutsu, uno de los Doce Generales Celestiales del templo Jōruriji
- Nombre en japonés: Jūni shinshō ryūzō, Jutsu-shin.
- Altura: 75,3 cm.
- Época: Periodo Kamakura
- Colección: Museo Nacional de Tokio
- Grado de protección: Declarada bien cultural de importancia
Fotografía del encabezado: Jutsu, una de las figuras de los 12 generales celestiales. Colección del Museo Nacional de Tokio. (Fotografía: Muda Tomohiro)
(Traducción al español del original en japonés.)