Arte y bienestar social: buscando soluciones a desafíos sociales

El Museo de Arte Mizunoki, un espacio que trasciende el tiempo, el espacio y la discapacidad

Arte Cultura

Las obras de arte creadas por personas con discapacidad no están atadas a géneros, conocimientos o técnicas. Por el contrario, están repletas de colorido y forma libres. El Museo de Arte Mizunoki, en Kioto, ha inaugurado un proyecto para ofrecer clases de arte a niños de primaria con necesidades especiales.

Niños con ideas fuera de lo convencional

Un enorme árbol pintado con tinta en un largo retazo de tela blanca. Sobre esta hay muchas piezas de arcilla de diversos colores y formas. En el centro del tronco encontramos algo parecido a un collar. Sobre una de las ramas, dos corazones rosados y, más arriba, algo negro que se asemeja al volante de un automóvil. ¿Cuál es el significado de esta obra?

Sobre un enorme árbol se colocaron piezas de arcilla de diferentes formas y colores.
Sobre un enorme árbol se colocaron piezas de arcilla de diferentes formas y colores.

Los artistas fueron 47 niños con necesidades especiales que asisten a la clase Sakura de la Escuela Primaria Municipal de Kameoka, Kioto y la artista contemporánea Yamamoto Makiko. Para crear esta obra, Yamamoto les mostró el árbol que había pintado y les preguntó si creían que un árbol tenía un “corazón”, qué forma tendría y dónde lo colocarían.

De inmediato, uno de los niños preguntó cuál era la diferencia entre el corazón del que ella hablaba y el órgano del cuerpo llamado corazón. Amablemente, le respondió que el órgano es el que da vida al cuerpo, pero que hay otro corazón que nos permite experimentar la felicidad o el disfrute. Los niños comenzaron a amasar la arcilla de colores y a expresar sus ideas: “El árbol es tan grande que debe tener muchos corazones. Hice uno con forma de racimo de uvas”, “Creo que el corazón debe ser parecido a las hojas, lo colocaré en las ramas”, cada uno iba colocando su “corazón” en el lugar de su preferencia.

La artista Yamamoto Makiko dialogando con los niños de la clase Sakura. Fotografía del equipo editorial de nippon.com.
La artista Yamamoto Makiko dialogando con los niños de la clase Sakura. Fotografía del equipo editorial de nippon.com.

Una obra repleta de piezas de arcilla de muchos colores y formas en un árbol gigante.
Una obra repleta de piezas de arcilla de muchos colores y formas en un árbol gigante.

Discutiendo seriamente dónde colocar los “corazones”. Fotografía del equipo editorial de nippon.com.
Discutiendo seriamente dónde colocar los “corazones”. Fotografía del equipo editorial de nippon.com.

Exposición colaborativa entre el Museo de Arte Mizunoki y la clase Sakura

Este emocionante taller fue propuesto por Okuyama Riko, curadora del Museo de Arte Mizunoki. La Escuela Primaria Municipal de Kameoka le solicitó un programa que incluyera arte, por lo que ella invitó a varios artistas para un curso de seis clases.

Okuyama nos cuenta que creó el taller con la intención de que se convirtiera en un espacio donde los niños de la clase Sakura pudieran dejar volar su imaginación sin preocuparse por otras cosas. Okuyama afirma que en el arte no existen respuestas correctas ni erróneas, nadie gana ni pierde. Se trata de un mundo donde “ser diferente” se convierte en un halago.

Como parte del programa se hizo una exposición colaborativa con las obras que hicieron los alumnos en las clases y otras que pertenecen a la colección del Museo de Arte Mizunoki. En la clase final se invitó a los niños a visitarla, para cumplir con otro de los objetivos del taller: no solo disfrutar de hacer arte, sino de admirarlo.

El corazón de un árbol, obra expuesta en el primer piso del Museo de Arte Mizunoki.
El corazón de un árbol, obra expuesta en el primer piso del Museo de Arte Mizunoki.

La curadora Okuyama recibe a los niños en el museo y les explica el estilo de la exposición.
La curadora Okuyama recibe a los niños en el museo y les explica el estilo de la exposición.

Los niños disfrutan la exposición

Ahora, veamos qué sucedió el día que los niños visitaron el Museo de Arte Mizunoki.

Al entrar, lo más llamativo son unas obras que se asemejan a tapices que cuelgan del techo. En la tercera clase del taller, los niños hicieron estos dibujos y el personal del museo, junto con los profesores de la clase Sakura, los cosieron en telas grandes para crear obras impresionantes que parecen patchwork.

Dos obras expuestas al fondo de la planta baja del Museo de Arte Mizunoki. En ellas se refleja la particularidad de cada uno de los niños.
Dos obras expuestas al fondo de la planta baja del Museo de Arte Mizunoki. En ellas se refleja la particularidad de cada uno de los niños.

El tema que Yamamoto propuso para esta obra fue dibujar “un ser que lleva hibernando en el interior de la tierra desde la antigüedad”. Al acercarnos, vemos monstruos, fantasmas, animales que no son ni cocodrilos ni dinosaurios, seres vivos misteriosos que se asemejan a extraterrestres, pero todos son únicos, algo que seguramente no se podría crear con inteligencia artificial.

Al ver por primera vez la obra terminada, los niños reaccionan emocionados, buscan su dibujo y los de sus compañeros y los observan atentamente.

Niños que observan sus dibujos y hablan con la artista Yamamoto Makiko.
Niños que observan sus dibujos y hablan con la artista Yamamoto Makiko.

Cada uno de estos seres vivos es muy creativo, pero juntos crean una armonía.
Cada uno de estos seres vivos es muy creativo, pero juntos crean una armonía.

En el primer piso están colocados en el suelo y en estanterías, en diferentes ángulos, dibujos de esquejes que los niños hicieron en tablillas. Al lado de la imagen se les pidió que escribieran el sonido que imaginaban que harían estos esquejes al momento de aparecer las raíces y escribieron algunas onomatopeyas como nyoki-nyoki o goto-goto.

Los niños eligieron expresiones únicas.
Los niños eligieron expresiones únicas.

Más al fondo aparece la obra de la que se habló al principio de este artículo, El corazón de un árbol. Para exponerla se eligió una plataforma especial, de manera que las piezas poco convencionales lucieran aún más.

Los niños, emocionados, veían sus obras hechas con arcilla. Algunos, incluso las cogieron en su mano, es una obra con vida que se va transformando poco a poco. Ya que en el arte no existen las “respuestas correctas”, Okuyama, en lugar de enojarse, les dijo sonriendo que levantaran la mano si querían cambiar su pieza de lugar, pues era la última oportunidad que tendrían de hacerlo.

Era adorable ver a los niños cambiando de lugar sus obras de arcilla en El corazón de un árbol. Pudieron modificarlo ya que ellos mismos eran los artistas.
Era adorable ver a los niños cambiando de lugar sus obras de arcilla en El corazón de un árbol. Pudieron modificarlo ya que ellos mismos eran los artistas.

Okuyama dice que la creatividad de los niños nos nutre.
Okuyama dice que la creatividad de los niños nos nutre.

Resuenan con las obras de la colección del museo

La artista Yamamoto Makiko tituló esta exposición Los objetos perdidos de la Tierra. Nos explica que, mientras daba las clases tenía la impresión de que a los ojos inocentes de los niños todos los seres, como los árboles o los bichos que viven en la tierra, e incluso nosotros mismos, les debieron parecer los objetos perdidos de este planeta.

Desde el amplio ventanal, las personas pueden atisbar la exposición.
Desde el amplio ventanal, las personas pueden atisbar la exposición.

Las obras de los niños son muy atractivas, pero tampoco desmerecen las pinturas que se exponen en los muros del museo. De las cerca de 20.000 obras de la colección del Museo de Arte Mizunoki, la artista Yamamoto Makiko seleccionó algunas piezas que armonizaban con los trabajos que hicieron los niños de la clase Sakura. Los estudiantes, al percatarse de que no se trataban de sus obras, exclamaban emocionados que querían pintar cosas en ese tipo de papel. Sin duda, se trató de un gran estímulo.

La colección está integrada por obras hechas por antiguos alumnos de las clases de pintura del Internado Mizunoki (actualmente, Mizunoki) un centro de apoyo para personas con discapacidad intelectual. Algunas pinturas tienen patrones meticulosamente detallados o colores impactantes y formas circulares conectadas, todas son muy impresionantes.

En las paredes, obras de la colección del museo que parecen dialogar con los trabajos de los niños de la clase Sakura.
En las paredes, obras de la colección del museo que parecen dialogar con los trabajos de los niños de la clase Sakura.

Las obras de Mizunoki son reconocidas dentro y fuera de Japón

Tanto Mizunoki como el Museo de Arte Mizunoki pertenecen a la institución de bienestar social Shōkaen. Las clases de pintura fueron inauguradas en 1964, cuando se invitó al pintor japonés Nishigaki Chūichi a impartir una clase. Nishigaki era un ferviente creyente de que el valor del arte no estaba relacionado con tener o no una discapacidad. Hasta su muerte, en el año 2000, siguió instruyendo a los alumnos.

En la década de los 80, algunas de las obras que surgieron en esta clase fueron premiadas en varios concursos. En 1994, la colección de Art Brut de Lausana, Suiza, eligió 31 obras de seis artistas para que formaran parte de la colección permanente. Fue la primera vez que se aceptaron obras de Asia. En 2012, gracias al reconocimiento que obtuvieron dentro y fuera de Japón, se inauguró el Museo de Arte Mizunoki con el objetivo de exponer y almacenar las obras creadas en las clases de pintura de Mizunoki.

En un edificio renovado con más de 100 años de historia, que originalmente era una peluquería, nació el Museo de Arte Mizunoki.
En un edificio renovado con más de 100 años de historia, que originalmente era una peluquería, nació el Museo de Arte Mizunoki.

Este museo es conocido y presentado comúnmente como uno de arte marginal, pero Okuyama cree que no se puede etiquetar bajo este concepto europeo, pues la historia y los entornos de Japón y otros países son diferentes, al igual que sus posturas sobre el arte y el bienestar social. Nos explica que el Museo de Arte Mizunoki no se autoclasifica como una institución de arte marginal o de personas con discapacidad, para trascender los géneros y trabajar con muchas personas transmitiendo los atractivos de las obras y sus actividades.

En este reportaje de la artista Yamamoto Makiko y los niños con necesidades especiales de la clase Sakura y la colaboración con la colección de obras, pude sentir cómo la curadora Okuyama busca realmente romper los marcos existentes a través del arte, una disciplina en la que no existen respuestas correctas ni errores. Al observar a los niños emocionados y absortos mientras hacían su creaciones y a Okuyama apreciando con ternura sus trabajos, deseé que llegue un día en el que se llame simplemente arte a todas las obras sin importar cómo sean sus creadores.

Continuarán los desafíos para Okuyama y el Museo de Arte Mizunoki.
Continuarán los desafíos para Okuyama y el Museo de Arte Mizunoki.

Museo de Arte Mizunoki

  • Dirección: Kita-machi 18, ciudad de Kameoka, prefectura de Kioto
  • Abierto de viernes a domingo y días festivos
  • Horario: de 10:00 a. m. a 6:00 p. m.
  • Coste de la entrada: general, 400 yenes, estudiantes de instituto y universidad, 200 yenes, estudiantes de secundaria o menores, gratis.
  • Sitio web oficial: http://www.mizunoki-museum.org/

*La exposición Los objetos perdidos de la Tierra terminó el 10 de marzo de 2024.

Fotografías: Kuroiwa Masakazu (96BOX).

Fotografía del encabezado: obras de los estudiantes de la clase Sakura que colaboran con las de la colección de Mizunoki.

(Traducido al español del original en japonés.)

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