Las 24 divisiones del año solar en Japón
‘Rittō’: el comienzo del invierno
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El rittō (el comienzo del invierno) cae alrededor del 8 de noviembre, según el calendario actual. El frío de la mañana y la noche, así como la velocidad a la que atardece, permiten darse cuenta del cambio de estación.
El cierzo, kogarashi en japonés (literalmente, el viento que seca los árboles), es un fuerte viento frío que sopla desde el norte. Entre mediados de octubre y finales de noviembre, la Agencia de Meteorología de Japón anuncia el primer kogarashi del año: el primer viento septentrional cuya velocidad supera los 8 metros por segundo.
Además, en esta época caen las primeras nevadas en el norte del archipiélago nipón y en las zonas montañosas. Cuando se registran las primeras nevadas en estas últimas, empiezan los preparativos a fondo para el invierno. Por otra parte, desde noviembre hasta comienzos de diciembre, se observa un fenómeno meteorológico conocido como veranillo (koharubiyori, en japonés), que se caracteriza por la presencia de días en los que el tiempo es cálido y moderado, en contraste con el frío que ha hecho hasta entonces.
A continuación presentaremos algunas costumbres y elementos propios del período que transcurre entre el rittō y el 21 de noviembre, antes de entrar en la siguiente etapa.
Shichi-go-san
Esta tradicional festividad japonesa consiste en mostrar agradecimiento al dios local (ujigami) por el crecimiento de los niños de tres, cinco y siete años y rezar por la salud y la longevidad de estos pequeños. Aunque antiguamente se celebraba el 15 de noviembre, en la actualidad son cada vez más las familias que no se ciñen a esta fecha concreta, sino que eligen cualquier día del undécimo mes del año. Cuando llega la temporada del shichi-go-san, los templos y los santuarios de todo el país se llenan de familias ataviadas con sus mejores galas. Durante esta visita espiritual a los menores se les reparte el chitose-ame, un caramelo cilíndrico blanco y rosa, y toda la familia reza por que los pequeños crezcan sanos. Por norma general, el shichi-go-san se celebra cuando los niños tienen cinco años, mientras que, en el caso de las niñas, se hace a las edades de tres y siete. No obstante, hay zonas de Japón en las que también se celebra con los varones de tres años.
El Tori no Ichi
En los santuarios sintoístas y los templos budistas relacionados con el águila y otras aves, se celebra este festival durante los Días del Gallo correspondientes al mes de noviembre. La primera de estas jornadas se denomina Ichi no Tori, mientras que la segunda y la tercera se conocen como Ni no Tori y San no Tori, respectivamente.
El elemento más característico de este festival son los rastrillos —kumade, en japonés—, que empezaron a venderse como amuleto para conseguir beneficios en los comercios debido a la creencia de que arrastran y recogen la buena fortuna. Son famosos los del santuario Ōtori (distrito de Taitō, Tokio), conocido por las negociaciones entre los vendedores y la clientela, que desea una rebaja del precio original. Cuando por fin llegan a un acuerdo, las partes implicadas entonan un cántico al son de una repetición de aplausos llamada sanbonjime. Cada año una multitud acude al santuario en busca de rastrillos decorados con símbolos de la buena suerte como los koban (monedas antiguas de oro), los uchide no kozuchi (martillos mágicos) y los Siete Dioses de la Fortuna.
El lanzamiento oficial del Beaujolais nouveau
El tercer jueves de noviembre, a medianoche, se lanza de manera oficial la nueva cosecha de Beaujolais nouveau, un vino tinto fermentado en la región francesa de Beaujolais. Debido a la diferencia horaria con Francia, en Japón se puede disfrutar de él incluso antes que en su país de origen. La popularidad de este vino francés entre los japoneses se remonta a la segunda mitad de la década de 1980, durante la burbuja económica. Posteriormente, entre 1995 y 1999, el vino tinto en general se puso de moda en el archipiélago nipón y, en particular, el Beaujolais nouveau tiene una gran acogida por el público desde entonces.
La col china
Esta verdura, que, como su propio nombre indica, es originaria de China, se ha convertido en una de las más representativas de todo Oriente. Se cree que la col china empezó a cultivarse en Japón a raíz de que unos soldados que habían luchado en las guerras sino-japonesa y ruso-japonesa y la habían comido en el frente se llevaron unas semillas de vuelta a su país natal. Debido a que no tiene un sabor fuerte, la col china es el ingrediente perfecto para una gran cantidad de platos: de nabe (olla o cazuela), como el mizutaki, el shabu shabu y el yosenabe, todos ellos muy apreciados en esta época; para hacer encurtidos, guisos, salteados… Contiene grandes cantidades de potasio, que ayuda a eliminar del cuerpo el exceso de sal, y vitamina C, que previene los resfriados.
La seta de aguja (enokitake)
Aunque la mayoría de los nombres de las setas propias de la gastronomía japonesa se utilizan como términos de temporada asociados con el otoño, la seta de aguja sirve para referirse tanto a la época otoñal como a la invernal. Esto se debe al hecho de que la variedad silvestre está de temporada desde finales del otoño hasta comienzos del invierno. Las setas de aguja que más se comercializan son blancas debido a que se cultivan sin que les dé el sol; sin embargo, las silvestres son marrones y tienen el sombrero grande y el pie corto. No obstante, de un tiempo a esta parte se venden también setas de aguja marrones, fruto de un cruce con la variedad silvestre. La seta de aguja destaca entre el resto de los hongos por su alto contenido en vitamina B1, que sirve de gran ayuda para combatir la fatiga.
El pez globo
La temporada del pez globo (fugu) da comienzo en noviembre, cuando este se acerca a las costas de Japón a desovar. El pueblo nipón lleva comiéndolo desde tiempos antiguos: se han encontrado huesos de pez globo en objetos excavados que datan del Paleolítico; esto es, de hace unos veinte mil años. Sin embargo, Toyotomi Hideyoshi prohibió su consumo debido a que muchos soldados murieron a causa del veneno del pez globo en las inmediaciones de Shimonoseki (Yamaguchi), cuando el general envió tropas a la península coreana. No obstante, cuentan que Itō Hirobumi, la primera persona en ocupar el cargo de primer ministro de Japón, visitó Shimonoseki en 1888 y, al ver que el mar estaba tan agitado que no se podía faenar y el único pescado disponible era el pez globo, decidió levantar la prohibición únicamente en la prefectura de Yamaguchi.
Es necesario disponer de un permiso y una licencia especiales para manipular el pez globo, que se controla siguiendo las ordenanzas del Gobierno de la prefectura correspondiente; por ejemplo, las partes que contienen el veneno, como el hígado y los ovarios, se almacenan en recipientes sellados. El sashimi de pez globo y el plato de cazuela que se elabora con este pescado, entre otros ingredientes, se conocen como tessa y tecchiri, respectivamente, en alusión a las armas de fuego, teppō en japonés; el motivo es que tanto el pez globo como estas últimas resultan letales. Por otra parte, debido a una superstición, en Shimonoseki no lo llaman fugu, sino fuku (buena suerte).
A pesar de tener poca grasa, el pez globo resulta delicioso y se puede degustar de muchísimas formas: crudo —tanto la piel como la carne—, asado, a la cazuela, frito… Además, su lecha es comestible y las aletas se tuestan y se meten en sake.
Elaborado bajo la supervisión de Inoue Shōei, profesora de sintoísmo. Inoue imparte clases en la Universidad Tōhoku Fukushi y confecciona calendarios, materia sobre la que también investiga. Además, se dedica a dar charlas y a escribir.
Imagen del encabezado: Camellia sasanqua. (PIXTA)
(Traducción al español del original en japonés)