Las 24 divisiones del año solar en Japón
‘Shōsho’: la llegada del calor
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El shōsho cae en torno al 7 de julio, según el calendario actual. En esta época, en la que se genera interés sobre el final de la temporada de lluvias, son muy frecuentes los chaparrones y las lluvias torrenciales. Además, las cigarras comienzan a estridular y las flores de loto florecen.
El período que transcurre desde este día hasta alrededor del 7 de agosto, fecha del risshū (el comienzo del otoño), se conoce como shochū (literalmente, pleno calor), mientras que la época que se inicia a partir de entonces se denomina zansho; esto es, el calor restante.
Tanabata
Tanabata es uno de los cinco festivales estacionales de Japón y aglutina varias creencias en una sola celebración: por un lado, se reza por una buena cosecha y se conmemora la leyenda china de las estrellas Altair y Vega, también conocidas como Hikoboshi y Orihime, respectivamente; por el otro, se lleva a cabo un ritual sintoísta, llamado kikkōden, para la mejora de la costura y el tejer y existe la costumbre del tanabatatsume, según la cual las mujeres jóvenes tejen telas de kimono para recibir a los dioses.
Según la leyenda de Tanabata, que data del período Nara (710-794), Orihime, la hija del Dios de los Cielos, no se divertía, sino que se pasaba el día tejiendo. Así pues, le presentaron a Hikoboshi, un pastor entregado a su trabajo, y ambos acabaron contrayendo matrimonio. Sin embargo, el padre de Orihime, enfadado porque su hija y su yerno no hacían más que disfrutar de su tiempo tras casarse, se propuso separarlos colocando a cada uno de ellos a un lado de la Vía Láctea, de modo que se concentraran en el trabajo. Pero no consiguió su objetivo: el matrimonio separado no cesaba de llorar y, por lo tanto, no podía trabajar. Por consiguiente, el Dios de los Cielos les prometió que, si trabajaban con esmero, dejaría que se vieran una vez al año, la noche del 7 de julio. Orihime es Vega, estrella de primera magnitud de la constelación de Lyra, y Hikoboshi, Altair, de la constelación de Aquila. Cuando cae la noche, es posible ver ambas estrellas con la Vía Láctea en el medio.
La costumbre típica de Tanabata de adornar un bambú enano con tiras de papel de cinco colores en las que la gente había escrito algún deseo se remonta al período Edo, aproximadamente. Estos tonos, que tienen su origen en una antigua teoría china sobre el yin yang y los cinco elementos, son el verde, el rojo, el amarillo, el blanco y el negro; sin embargo, como se considera que este último da mala suerte, se sustituye por el morado.
En Tanabata se comen fideos sōmen, que se hierven durante uno o dos minutos y luego se enfrían en agua con hielo. Lo normal es tomarlos mojándolos en un caldo tsuyu condimentado con cebolla galesa larga, jengibre, albahaca japonesa y jengibre de myōga, entre otros ingredientes. En el período Nara no se consumía sōmen, sino sakubei, una pasta que se elaboraba amasando harina de trigo y de arroz y dándole forma de cuerda fina y larga. Con el tiempo, esta acaba sustituyéndose por el sōmen.
El Festival de los dondiegos de día (mercado de los dondiegos de día) de Iriya
Del 6 al 8 de julio el barrio tokiota de Iriya acoge el Festival de los dondiegos de día, cuyos inicios se remontan a comienzos de la era Meiji, cuando varios jardineros de la zona comenzaron a cultivar estas flores y lograron hacer que florecieran de manera espléndida tras haber mejorado la especie. Aunque dejó de celebrarse en 1913, se recuperó en 1948 gracias a un grupo de voluntarios. A día de hoy es una actividad muy concurrida, con cientos de miles de asistentes todos los años.
El yukata
El yukata tiene sus orígenes en una prenda llamada yukatabira, una especie de bata de verano fina —de una sola capa— que los nobles utilizaban durante el baño, y después de este, en el período Heian (794-1185), cuando se pusieron de moda los baños de vapor entre las personas de clase alta. Con la llegada del período Azuchi-Momoyama (1568-1603) surgió la costumbre de meterse en la bañera y esta prenda, que pasó a llamarse simplemente yukata, se empleaba para quitarse el sudor al salir de la tina. En el período Edo comenzaron a popularizarse los baños públicos y el yukata se generalizó también entre el populacho. Además, se usaba como pijama. Por si esto fuera poco, a mediados de este período se extendió su uso como prenda de calle y se puso de moda vestir yukata para ir a los festivales de bon-odori y a ver los fuegos artificiales, entre otras ocasiones.
El mercado de alquequenjes de Asakusa
Los días 9 y 10 de julio el barrio tokiota de Asakusa alberga un mercado de alquequenjes en el que también hay puestos de campanillas fūrin y del juego kingyo sukui (literalmente, la captura de los peces de colores), entre otros característicos de las celebraciones veraniegas. Concretamente, se trata de un festival con motivo del día de las buenas obras de la Diosa de la Misericordia.
En japonés la palabra “alquequenje” se escribe con dos ideogramas, que significan “ogro” y “farolillo”, respectivamente. Se cree que el color rojo de su fruto ahuyenta la mala suerte relacionada con la fatiga estival y sirve para atraer la buena fortuna.
La floración de los lotos
La flor de loto es la más cercana a Buda según la creencia budista. Durante su época de floración, en algunos de los parques, los templos budistas y los santuarios sintoístas que albergan estanques de lotos se organiza una actividad que consiste en ir a contemplar las flores a primera hora de la mañana. Las semillas, las hojas, el tallo, el corazón y el rizoma; o sea, casi toda la planta, son comestibles y tienen uso medicinal. Su nombre actual en japonés, hasu, es una variación de la denominación original, hachisu (literalmente, nido de abejas). Se la bautizó así por su parecido con las colmenas de estos insectos.
El Festival de Gion
El Festival de Gion, que se celebra en el santuario de Yasaka, es uno de los platos fuertes del verano en Kioto. Considerado uno de los tres festivales más importantes de todo Japón, sus orígenes se remontan a un ritual llevado a cabo en el año 869, durante el período Heian, para rezar por la buena salud. Así pues, tiene más de 1.100 años de historia. Aunque se celebra del 1 al 31 de julio, las festividades del 17 y el 24 son las más esperadas: 33 carrozas, cada una de las cuales está consagrada a una deidad, desfilan por las calles de la antigua capital. Cabe destacar que los carpinteros no emplearon ni un solo clavo en la elaboración de estas carrozas, sino que están sujetas únicamente con cuerdas. Por otra parte, la Unesco declaró el Festival de Gion Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Ochūgen: obsequios estivales de agradecimiento
En Japón existe la costumbre de hacerles regalos a aquellas personas que tienen algún tipo de atención o deferencia hacia uno en el día a día. Cuando los obsequios se ofrecen en verano, reciben el nombre de ochūgen. Los orígenes de estos presentes veraniegos los encontramos en China; concretamente, en una creencia taoísta ligada a las ofrendas de agradecimiento a los antepasados que se hacen el 15 de julio. Este concepto acabó llegando al archipiélago nipón, donde se adaptó a las costumbres locales: los obsequios se harían durante el Obon que marcaba el calendario antiguo, entre finales de junio y el 15 de julio, aproximadamente (en la región de Kansai, desde finales de julio hasta comienzos de agosto). Con la llegada de esta época de dádivas, en los supermercados y los grandes almacenes de todo el país se habilitan secciones especiales donde se pueden encargar productos para regalar.
El Día del Mar
Se celebra el tercer domingo de julio, mes en el que se inaugura la temporada de baño en las playas de todo el archipiélago nipón. Además, los chiringuitos de playa, que permanecen cerrados el resto del año, abren sus puertas.
El doyō y la canícula
El término doyō se utiliza para señalar los días aproximados en los que se produce el cambio de estación, según el calendario japonés. Este período abarca, aproximadamente, las 18 jornadas anteriores al risshun (la llegada de la primavera), el rikka (el comienzo del verano), el risshū (el comienzo del otoño) y el rittō (el comienzo del invierno). En el caso del verano, empieza alrededor del 20 de julio y termina en torno al 7 de agosto, la víspera del risshū. Además, es tiempo de canícula, de ahí que se extendiera la costumbre de consumir toda una serie de alimentos tonificantes con el objetivo de combatir el cansancio asociado al calor estival: sopa de almejas, huevos, anguila… De hecho, son muchas las personas que toman este pescado el Día del Buey. La anguila se considera una fuente de energía importante —es rica en vitaminas A y D— desde tiempos antiguos, hasta el punto de que en el Man’yōshū se la menciona como beneficiosa para combatir la pérdida de peso en verano. La costumbre de tomar anguila al kabayaki para entonarse cuando el calor estival hace que se pierdan fuerzas se remonta al período Edo, aproximadamente.
El maíz
El maíz está de temporada de junio a septiembre, de ahí que la presencia de maíz hervido en la mesa de un hogar japonés anuncie la llegada del verano. El aroma de su variante asada, así como el dulzor que se saborea al morder una mazorca, son sensaciones que los japoneses asocian a los puestos de comida que se instalan con motivo de los festivales de los templos. Se recomienda elegir mazorcas con mucho pelo, que contienen una mayor cantidad de granos, y que, en la medida de lo posible, la punta de este sea amarilla.
El gallo
El verano es la temporada de este conocido pescado blanco. Se recomienda prepararlo guisado, frito, sazonado con sal y asado a la parrilla, a la molinera…
Elaborado bajo la supervisión de Inoue Shōei, profesora de sintoísmo. Inoue imparte clases en la Universidad Tōhoku Fukushi y confecciona calendarios, materia sobre la que también investiga. Además, se dedica a dar charlas y a escribir.
Imagen del encabezado: Lotos en flor en el templo Hōkongō, en Kioto. (PIXTA)
(Traducción al español del original en japonés.)