Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
Habrá aldeas sin besugo / y las habrá sin cerezos / luna de otoño esta noche (Saikaku)
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鯛は花は見ぬ里も有(あり)けふの月 西鶴
Tai wa hana wa
minu sato mo ari
kyō no tsuki(Poema de Saikaku compuesto alrededor de 1680 e incluido en la colección Orandamaru Nibansen)
Habrá aldeas sin besugo
Y las habrá sin cerezos;
luna de otoño esta noche
La luna siempre ha estado, junto a las flores, entre los objetos naturales más ensalzados por la literatura clásica japonesa. En aquellos tiempos en que no había alumbrado público, la luna rutilante en el firmamento nocturno era una presencia cercana. La lunación regía el calendario y las variadas apariencias que muestra nuestro satélite dieron origen a muchos nombres y expresiones, como mikazuki (“luna del tercer día” o “creciente”), o izayoi (“luna de la decimosexta noche”).
En las formas clásicas de poesía (waka, renga y haikai), luna es término estacional de otoño. Especialmente celebrada ha sido la luna llena del decimoquinto día del octavo mes del calendario antiguo (equivaldría a la del 29 de septiembre de 2023), apodada chūshu no meigetsu (“famosa luna de medio otoño”). El verso “kyō no tsuki” de este poema hace referencia indirecta a esa luna.
La luna es visible desde cualquier lugar, por muy apartado que esté. El célebre poeta chino Bai Juyi tiene unos versos en los que, contemplando la luna de la decimoquinta noche, recuerda con cariño a un buen amigo que ahora se halla a dos mil leguas de distancia y se consuela pensando que quizás también él esté mirándola. El poema de Saikaku incide en esta visibilidad. Sin duda existirán aldeas donde no prueban el besugo y otras donde no se pueda disfrutar del espectáculo de los cerezos en flor, pero la luna de esta noche podrá verse de la misma forma desde todas. Es una visión que no conoce clases sociales ni condiciones económicas, y que no privilegia a un lugar sobre otro. La luna reparte su luz entre todos con la mayor imparcialidad. El detalle de complementar la clásica pareja de luna y flor añadiéndole el besugo, un sabroso bocado que evoca las dichas de la vida, le da a este poema un tono muy típicamente haikai.
El autor, Saikaku (1642-1693), nació en Osaka. Se hizo famoso por sus amenas obras del género ukiyozōshi, equivalente aproximado a nuestras novelas, pero fue también un destacado compositor de haikai.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)