Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
La luna en cuarto creciente / capullos echa el dondiego / de día al anochecer (Bashō)
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三ヶ月や朝顔の夕べつぼむらん 芭蕉
Mikazuki ya
asagao no yūbe
tsubomu ran(Poema escrito por Bashō en 1682 e incluido en la colección Minashiguri)
La luna en cuarto creciente,
capullos echa el dondiego
de día al anochecer.
Compuesto por Bashō a los 39 años, este poema es de espíritu lúdico, pues se basa en un juego de palabras, situándose así muy lejos del estilo que caracterizó a Bashō en sus últimos años, cuando iba a la búsqueda de una honda serenidad. Aquí diríase que el poeta nos plantea algún acertijo.
“La luna está en cuarto creciente y parece que el dondiego de día está echando capullos al atardecer”, nos dice. Sí, pero…, ¿qué relación ver entre ambas cosas? Tratándose de flores de dondiego de día por la tarde, lo más natural es que el verbo tsubomu signifique “echar capullos”. Pero hay un segundo significado, que comparte con verbos como subomu o shibomu, y es el de marchitarse lo que estaba lozano, o deshincharse lo que estaba hinchado. Puede encontrarse un cierto parecido entre la forma de los capullos del dondiego de día y el creciente lunar. Y no solo eso: la luna creciente que aparece en el cielo del oeste al atardecer se esconde poco después de la puesta de sol, pero al día siguiente inicia su lento crecimiento hasta alcanzar la plenitud. Puede advertirse una analogía entre el creciente lunar, que se esconde rápidamente tras el horizonte para comenzar su crecimiento al día siguiente, y el dondiego de día, cuyos capullos se forman al atardecer, preparándose ya para abrirse a la mañana siguiente. Aunque la analogía podría resultar un tanto forzada.
Pero el juego no queda en eso. Este poema está hecho sobre el patrón de la expresión izuru hi, tsubomu hana (“sol que sale, capullo que se forma”). En el haikai, la flor (hana) por antonomasia es la del cerezo y también lo es la de esta expresión, que se usa al hablar de la exitosa progresión de una persona, de la auspiciosa marcha de un negocio y de otras manifestaciones de energía y buena suerte.
Bashō parafrasea aquí esta expresión: Un creciente lunar que no será el majestuoso sol naciente, pero que al final se convertirá en plenilunio, y una planta, el dondiego de día, que quizás no esté a la altura del bellísimo cerezo, pero que al anochecer echa capullos que se abren a la mañana siguiente. Ni el creciente ni el dondiego pueden compararse a sus contrapartes, pero a un nivel más modesto acabarán triunfando, como también lo hará, quien sabe, el que estos versos compone, parece querer decirnos Bashō.
(Traducido al español del original en japonés.Fotografía del encabezado: PIXTA)