Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
Implacable como es / la fuerza del sol rusiente / sopla el viento del otoño (Bashō)
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あかあかと日は難面(つれなく)も秋の風 芭蕉
Aka-aka to
hi wa tsurenaku mo
aki no kaze(Poema escrito en 1689 e incluido en Oku no hosomichi)
Implacable como es
la fuerza del sol rusiente
sopla el viento del otoño.
Este poema fue presentado por Bashō en una reunión literaria que mantuvo el 17 del séptimo mes del calendario antiguo (31 de agosto del actual) en Kanazawa, durante el viaje que dio origen a su libro Oku no hosomichi (Sendas de Oku, en la traducción de Octavio Paz y Hayashiya Eikichi). Se conserva en un kaishi manuscrito del poeta, precedido por una introducción que dice: “Lo escribí cuando, a las fatigas del viaje, que no nos daban tregua, vino a sumarse el siempre meditabundo otoño; lo delataba un viento invisible cuyos tristes sones no bastaban para aplacar el persistente calor”.
En Oku no hosomichi, la introducción es mucho más escueta y solo nos informa de que el poema fue compuesto en el camino. Para escribir el adjetivo tsurenashi, que en el poema aparece en la forma tsurenaku, Bashō se sirve de los signos que resaltan el sentido primario de “mostrar un rostro indiferente”. En conjunto, son unos versos que pueden leerse en clave meteorológica, pues nos presentan el viento que acaba de levantarse, supuestamente en relación con el inicio del otoño sobre el calendario, y un sol que esplende a sus anchas con la mayor desconsideración a las circunstancias humanas, cuestiones todas a las que el viajero no puede permanecer ajeno durante esta temporada del año en que el verano parece no querer decir adiós.
Tsurenashi es, no obstante, un adjetivo complicado. En el renga o el haikai se había venido utilizando al abordar cuestiones amorosas y si el moderno tsurenai tiene esa fuerte connotación sentimental es debido a esa tradición poética en la que, por otra parte, se explota a menudo la homofonía de aki (otoño) y aki (hastío, hartazgo). Estos dos vocablos tan complejos permiten una segunda lectura en clave amorosa, según la cual, diciendo tsurenaku mo aki, el autor compartiría su conciencia de que ya no produce más que hastío en una amada que se comporta con frialdad e indiferencia. También la partícula mo deja margen a la interpretación, pues en la lectura meteorológica tiene un matiz adversativo, mientras que en la amorosa sería más bien admirativo. Bashō escribió este poema muchas veces y lo envió también a muchas personas, tal vez orgulloso del doble sentido que había conseguido imprimirle.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)