Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
Y ahora sí, la mañana / se abre paso en la blancura / de los floridos ciruelos (Buson)
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しら梅に明る夜ばかりとなりにけり 蕪村
Shiraume ni
akuru yo bakari to
nari ni keri.(Poema escrito por Buson en 1783 y contenido en la colección Karahiba.)
Y ahora sí, la mañana
se abre paso en la blancura
de los floridos ciruelos.
La noche del 24 de diciembre de 1783, Buson, que yacía en su lecho de muerte, llamó a sus discípulos y les dictó tres poemas. Los dos primeros (Fuyu-uguisu / mukashi Ō I ga / kakine kana; Uguisu ya / nani gosotsukasu / yabu no shimo) toman por tema el ruiseñor, un motivo de invierno. En el primero, rememora a Wang Wei, gran pintor y poeta de la dinastía Tang, situando a los invernales ruiseñores en el seto de su casa; en el segundo, se pregunta qué harán esos canoros pajarillos en la espesura que rodea la suya, arrancando a las hojas endurecidas por la helada pequeños chasquillos mientras aguardan la primavera, que no tardará mucho en llegar. Aunque quien más impacientemente aguarda es, no habrá que decirlo, el propio Buson. Los ruiseñores representan, pues, el alma del poeta.
Buson muere en las horas previas al amanecer del día 25, a los 68 años, pero antes susurra a sus discípulos el tercer poema, el de los blancos ciruelos, pidiéndoles que lo escriban con estas palabras introductorias: “Albores de la primavera”. Dada la brevedad del hokku (“estrofa de arranque” que posteriormente se llamará haiku), era habitual contextualizarlo mediante una breve introducción.
Este poema podemos entenderlo como la expresión de un hondo deseo del ruiseñor-poeta. “Ahora llega el momento en el que el día rompe y lo hace por allí por donde los blancos ciruelos empiezan a florecer. La ansiada primavera está al llegar”. Buson parte en su postrer viaje a la eternidad con fe en esa primavera que anuncian los ciruelos en flor al despuntar el día.
De este poema de despedida tenemos una segunda versión que introduce un pequeño cambio en el primer verso. El efecto que produce es el de relacionar de forma algo más directa el florecimiento del ciruelo con el nuevo amanecer. Es difícil decir cuál es el original o cuál es más sugestivo, pero es precisamente en ese margen de elección donde reside todo el atractivo de los poemas clásicos.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)