El budismo japonés, en crisis
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El colapso del sistema danka
Cuando Japón se rindió incondicionalmente al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, las sectas budistas japonesas también se encontraban en un estado de confusión al haber perdido la base común del sintoísmo de Estado. Las sectas budistas que habían incorporado en sus doctrinas al Emperador, el poder real, se vieron obligadas a abandonarlas por completo y perdieron influencia política. Al mismo tiempo, a medida que los pequeños agricultores se hacían más autosuficientes como resultado de la reforma agraria de posguerra, los templos que habían obtenido sus ingresos como terratenientes también recibieron un duro golpe. La comunidad budista de Japón se vio obligada a depender únicamente de las donaciones del sistema danka (feligreses), que había estado en vigor desde el periodo Edo.
En las décadas de 1970 y 1980, los templos budistas de varias regiones parecían prosperar a medida que los feligreses se enriquecían y aumentaban las donaciones a los templos. Sin embargo, esta prosperidad no duró mucho, pues llegaría a su fin con el estallido de la burbuja económica en la década de 1990. En el siglo XXI, todas las órdenes budistas estaban sufriendo una decadencia paulatina.
En la actualidad, todas las sectas budistas se encuentran en una situación desesperada debido al colapso del sistema danka. La disminución de miembros en los danka es especialmente notable en las zonas rurales despobladas, donde cada vez se cierran más templos. En las zonas urbanas, donde se concentra la población, la relación entre los templos y los creyentes, que se ha mantenido gracias al sistema danka, se ha ido debilitando a un ritmo acelerado, lo que ha provocado que se tienda cada vez más a prescindir de los ritos funerarios y otras ceremonias que solían llevar a cabo los sacerdotes. Los rituales budistas están siendo eliminados del modo de vida japonés. La propia comunidad budista es muy consciente de esta situación y está tomando diversas medidas, pero no existe una solución definitiva. Es obvio que el sistema danka, que existe desde el periodo Edo, desaparecerá pronto, y la comunidad budista, que lucha por encontrar alguna forma de prolongar su vida para superar la crisis de su existencia, se reducirá en consecuencia.
Nuevas sectas budistas que buscan la salvación de las almas
Dejaremos aquí de hablar de las sectas budistas tradicionales existentes y volveremos al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. El mayor movimiento del budismo japonés de posguerra fue la aparición de nuevas sectas religiosas. En la posguerra, Japón, que reflexionaba sobre la anterior dominación espiritual del pueblo por parte de la religión sintoísta estatal, amplió enormemente el alcance de su interpretación de la “libertad de religión”, lo que hizo que se alineara una amplia gama de grupos religiosos. Un gran número de nuevas sectas budistas, incluidas las que habían estado activas antes de la guerra, se hicieron muy poderosas. Entre los grupos religiosos representativos se encuentran la Sōka Gakkai (afiliada a la secta Nichiren), la Risshō Kōsei-kai (afiliada a la secta Nichiren) y la Shin’nyoen (afiliada a la secta Shingon).
En el trasfondo de la adquisición de un gran número de adeptos por parte de estas sectas se encuentra el fenómeno del colapso de la estructura social basada en poblaciones tras el rápido crecimiento económico de la posguerra. Desde el periodo Edo, el sistema danka se había establecido como una unidad que comprendía templos budistas individuales y las familias danka que los rodeaban y se asentaban a su alrededor. Sin embargo, a medida que el estilo de vida de la “familia establecida en un solo lugar” comenzó a desmoronarse debido a los cambios en la estructura industrial y a la propagación del individualismo de la posguerra, el modo de vida de muchas personas se desligó de la tradicional “casa familiar”. Cada individuo o familia vivía donde más le convenía en cada momento según sus circunstancias. Como consecuencia, el número de personas que abandonaban el sistema danka aumentó rápidamente.
Sin embargo, la ruptura de relaciones con los templos budistas no significó que desapareciera el deseo de buscar la salvación en la religión. Al contrario, quienes se enfrentaban a diversas dificultades en medio de la ruptura de relaciones con los templos budistas empezaron a buscar cada vez más la verdadera salvación religiosa. Para estas personas, las nuevas sectas budistas, que no tenían nada que ver con el sistema danka y eran capaces de ocuparse con compasión del sufrimiento individual, fueron reconocidas como organizaciones extremadamente atractivas y dignas de confianza, y un número sorprendente de personas se convirtieron en sus seguidores.
Sin embargo, la prosperidad de estas nuevas sectas budistas se detuvo en la década de 1990, y el impulso del que habían gozado en un tiempo dejó de existir. El descenso de la población es uno de los principales factores, pero al mismo tiempo, el hecho de que las sectas, agigantadas y burocratizadas, se concentraran más en mantener la organización que cuidar del bienestar individual también contribuyó a la pérdida de confianza que sufrieron.
Debilitamiento de los intereses budistas
En la serie El budismo en Japón hemos tratado la historia de esta religión desde la época de Buda, alrededor del año 500 a.C., hasta el estado actual del budismo en este país en 2023. Para concluir la serie, deberíamos hablar de las perspectivas del budismo japonés en el futuro.
No cabe duda de que el mundo budista convencional estará en declive. Declive significa aquí un mayor debilitamiento de la base económica y una disminución del número de templos y monjes. Por supuesto, habrá una cierta demanda de la figura de autoridad que preside los rituales, pero no será posible mantener la fuerza actual. Su poder activo se debilitará gradualmente.
Y lo mismo puede decirse de las nuevas sectas budistas que se han desarrollado enormemente después de la guerra. Probablemente, en el futuro las nuevas sectas budistas seguirán siendo organizaciones religiosas moderadas, con menos seguidores y menos influencia política.
Sin embargo, en contraste con esta tendencia de declive organizativo, es probable que aumente el número de personas que buscan alguna forma de salvación en el budismo. A medida que el mundo se vuelve más turbulento y aumenta la incertidumbre, la gente buscará una fuente de consuelo espiritual. La visión científica del mundo no basta por sí sola para escapar del sufrimiento de la vida. En una situación social como esta, muchas personas se preguntan qué tipo de enseñanzas componen originalmente el budismo como religión y si hay alguna forma de resolver las inquietudes de la sociedad actual con las enseñanzas budistas. En definitiva: buscan respuesta. En este sentido, creo que el budismo desempeñará un papel más importante que nunca en el futuro.
Una última reflexión para acabar
En esta serie, el budismo se ha revisado históricamente desde el aspecto de la religión organizada. Como resultado, el tono general de los artículos ha adquirido un tinte de “historia de las actividades egoístas de la comunidad budista para proteger su organización”. Esa es una imagen correcta del budismo, pero no es la única historia del budismo. Aparte de eso, están “las historias de los individuos que vivieron sinceramente como budistas”.
Las vidas de monjes y creyentes budistas que vivieron fieles a sus propias creencias, al margen de egos organizativos, han calado hondo en la gente y, sin duda, han sido una fuerza motriz para que el budismo siga siendo respetado por el público en general incluso hoy en día. El propósito de esta serie ha sido ofrecer una visión panorámica del budismo en Japón, por lo que no he abordado esos casos individuales, pero hay que tener en cuenta que es una tarea importante conocer esos otros aspectos para comprender el budismo en Japón.
Terminaré mi escrito con la esperanza de que las enseñanzas de Buda sigan salvando a muchas personas en el futuro.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Mujer rezando en un templo. PIXTA.)