La cultura contemporánea se globaliza
Una excursión por Enoshima, la “isla otaku”
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Enoshima, sita en el centro de la región de Shōnan, en la prefectura de Kanagawa, ha sido un lugar pintoresco desde tiempos antiguos. En los últimos veinte años, sin embargo, varios creadores de manga y anime han ambientado sus historias entre sus caminos serpenteantes y sus empinadas cuestas. Este artículo se centrará en tres de ellos, en particular: el manga de 2012, de temática pescadora, Tsuritama, la serie de animación Tari Tari del mismo año, y Erufen rīto (Elfen Lied), publicada entre 2002 y 2005.
Nuestro paseo comienza en la estación Enoden Enoshima, cuyo edificio, similar a una cabaña en las montañas, aparece en A channeru (A Channel, publicado como manga en 2008 y como anime en 2011). En el quinto episodio de la serie de televisión los protagonistas van de excursión a la playa que se encuentra frente a la isla, así que al salir de la estación giramos a la izquierda y seguimos sus pasos por Subana-dōri, la calle comercial del lugar. Al dejar la estación no hay que perderse las verjas metálicas frente a las máquinas de billetes. Están decoradas con pequeños pájaros que llevan coloridos gorros de lana y chaquetas, atuendo que suele cambiar cada mes o dos meses.
Puente Benten
Tras unos diez minutos llegamos al mar. Antes se podía llegar a Enoshima a pie, durante la marea baja. Ahora, no obstante, solo se puede alcanzar por medio del puente Enoshima Benten, de 389 metros de longitud, así nombrado por la deidad que según la leyenda hizo que la isla surgiera del fondo del mar, en el siglo VI.
La pintoresca leyenda cuenta cómo Enoshima nació en el 552, durante el reinado del emperador Kinmei. En aquella época un terremoto sacudió la tierra durante diez días, y del fondo marino se alzó un pilar de fuego que formó Enoshima. Una doncella celestial apareció entonces y se casó con un dragón de cinco cabezas.
Los otakus reconocerán de inmediato el puente Benten y la calle principal de la isla, Nakamise-dōri, por la escena de Tari Tari en la que Wakana, uno de los personajes principales, monta en bicicleta hacia la escuela. El puente también se ha usado como uno de los elementos visuales principales de Tsuritama, mientras que en Elfen Lied se convierte en el campo de batalla para los duelos entre Mariko, Nana y Lucy. Es objeto de numerosos ataques y sufre muchos daños, sobre todo en la versión de anime. Pero no todo es negativo: se trata de uno de los lugares desde los cuales, cuando el día es claro, podemos disfrutar de una vista magnífica del monte Fuji.
Llegamos por fin a la isla y el gran pórtico torii de bronce verde que marca la entrada al santuario de Enoshima nos da la bienvenida. Data originalmente de 1747, pero lo reconstruyeron en 1821, y sus pilares llevan grabados los nombres de los creyentes que donaron dinero para ello. Este torii, por cierto, aparece tanto en Himōto! Umaru-chan (2013-2017) como en Shinryaku! Ika musume (2007-2016, distribuida en inglés como Squid Girl).
Nakamise-dōri
Nakamise-dōri está siempre repleta de turistas, ya que se halla flanqueada por numerosos restaurantes y tiendas. La escena en la que Wakana baja la cuesta en su bici solo podría ocurrir temprano por la mañana, cuando las tiendas están aún cerradas. Este es también el barrio donde vive y tiene su tienda uno de los personajes de Tsuritama. Si nos adentramos en uno de los estrechos pasadizos a la derecha de la cuesta llegaremos a la cueva Nishiura, un lugar poco conocido que aparece en Tsuritama. Pero además de por el anime, merece la pena de por sí visitar el laberinto de callejuelas a ambos lados de la calle comercial principal, sorprendentemente libres de turistas.
Jardín Samuel Cocking y Enoshima Sea Candle
Nuestro siguiente paso es el jardín Samuel Cocking, que debe su nombre al mercante londinense que compró en 1880 parte de la isla y abrió dos años después un jardín botánico cuya versión moderna se puede visitar hoy día. En Tsuritama este es el lugar en el que trabaja Kate, la abuela de uno de los chicos.
Dentro del jardín se encuentra Enoshima Sea Candle (“vela marina”), un gran faro que se yergue en lo alto de la isla. Construido en 2003, y con una altura de 60 metros, cuenta con una planta de observación recubierta de cristal a 120 metros sobre el nivel del mar, y una terraza al aire libre; se trata de uno de los faros civiles más grandes de Japón.
Tras la puesta de sol la iluminación convierte tanto jardín como faro en un rincón romántico muy popular. Sin embargo, como bien saben los seguidores de Elfen Lied, aquí transcurren algunos de los eventos más oscuros y culminantes de la historia, sobre todo al final de la versión en manga, cuando el propio Sea Candle se convierte en el campo de batalla final de la saga.
Explorar Enoshima, con tanto subir y bajar, requiere una cierta dosis de resistencia física, así que podemos tomar un descanso en un par de cafeterías que salen en Tari Tari. La primera, Enomaru, tiene un sabor nostálgico y una tienda que vende diversos productos, como postales hechas con papel washi y otras artesanías. En el primer episodio de Tari Tari Konatsu y Sawa comen pastel casero de plátano, mientras que en el tercer episodio Wakana toma té ella sola.
El segundo sitio, Aburaya, es un local antiguo de estilo japonés que vende café y dulces, y aparece con mayor protagonismo en la historia (donde se llama Kokageya), ya que se trata de la casa de la familia de Wakana. Es fácil de encontrar, porque los personajes suelen estar dibujados en un cartel colocado estratégicamente junto a la entrada. Su plato estrella es shiratama zenzai (sopa de judías dulces azuki y bolas de arroz) con helado de matcha.
Chigogafuchi
Tras descender otro tramo de escaleras llegamos por fin a la parte trasera de la isla, y a la costa rocosa conocida como Chigogafuchi. Esta hermosa planicie erosionada por el mar fue creada por un fenómeno tectónico durante el Gran Terremoto de Kantō (1923), y es famosa por las bravas olas que se estrellan sin cesar contra sus rocas.
El lugar ha sido seleccionado como uno de los cincuenta parajes más pintorescos de la prefectura de Kanagawa porque desde aquí se puede ver la isla de Izu Ōshima al sur, y el monte Fuji, así como las montañas de Hakone y Tanzawa al oeste. Es famoso por ser un buen sitio para la pesca costera; durante la marea baja se llena de gente que explora todos sus huecos y recovecos.
Pero tengamos cuidado con dónde ponemos los pies: las rocas son a menudo resbaladizas, y algunos de los charcos de agua, de inocente apariencia, pueden llegar a medir hasta un metro de profundidad. En Tari Tari, por ejemplo, hay una escena en la que Konatsu pierde el equilibrio y termina en uno de esos charcos, igual que los peces que suelen quedar atrapados en la marea baja.
Además, ya que Chigogafuchi se encuentra casi a nivel del mar, es siempre buena idea comprobar el parte meteorológico de antemano, y mantenernos apartados de las rocas para disfrutar de la vista desde una distancia segura, en caso de que haya mar revuelto.
Al regresar, un práctico atajo permite al caminante cansado evitar todos los pasos anteriores. Giramos a la derecha al llegar al santuario Okutsu, y después entramos por el primer callejón a la izquierda. Seguimos ese camino unos minutos y llegaremos de nuevo al santuario de Enoshima. Por otro lado se puede volver en barco, si visitamos la isla en fin de semana o festivo. Solo cuesta 400 yenes, y nos dejará junto a la entrada del muelle de Enoshima.
(Artículo traducido al español del original en inglés. Imagen del encabezado: vista de Enoshima desde la playa, al atardecer. © Gianni Simone.)