Los paraguas y las sombrillas japoneses: resistentes a la lluvia, el viento y los rayos del sol
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El paraguas se convierte en un objeto indispensable durante la temporada de lluvias, una época que se caracteriza por la alta humedad. Por norma general, comienza en junio y termina a mediados de julio, período tras el cual llega el verano y, con él, los días de fuerte sol; es entonces cuando muchas personas guardan el paraguas y sacan la sombrilla. Consecuentemente, de un tiempo a esta parte se han vuelto muy populares los paraguas que también hacen las veces de sombrilla; es decir, modelos que sirven tanto para protegerse de los rayos del sol como de la lluvia. Los que más gustan son aquellos cuyo diseño es apto para todas las edades y géneros.
En constante evolución
Según Shu’s Selection, empresa famosa por la marca Waterfront y uno de los principales fabricantes japoneses de paraguas de estilo occidental, la evolución de este producto es admirable, con multitud de modelos que varían en funciones y facilidad de uso. Así pues, venden, por ejemplo, paraguas plegables de apertura y cierre automáticos, de plegado fácil, con memoria de forma y modelos que pesan menos que un teléfono móvil. Asimismo, eligen los materiales con sumo cuidado: emplean fibra de vidrio y acero inoxidable para confeccionar productos más resistentes y les dan un acabado hidrófugo con el fin de evitar que el usuario se moje las manos al plegar el paraguas.
Por otra parte, ahora las sombrillas bloquean los rayos ultravioleta más del 90 % y son, en su mayoría, aptas tanto para los días de sol como para los de lluvia. Últimamente gustan mucho los modelos que tienen la parte interior de color negro y, por lo tanto, un aislamiento térmico mejor que evita que se refleje la luz y que tampoco dé en la cara el reflejo del sol procedente del suelo.
Las sombrillas se han vuelto más asequibles, de ahí que el público joven haya comenzado a usarlas más que antes, cuando los grandes almacenes las vendían mucho más caras y con la mente puesta casi exclusivamente en la clientela femenina. En este contexto, en un intento por reducir el riesgo de golpes de calor, el Ministerio de Medioambiente ha decidido hacer un llamamiento a que los hombres también utilicen sombrilla. Por consiguiente, ahora se ven en las tiendas más modelos orientados al público masculino. Elegir un paraguas en función de factores como la ocasión, el lugar y la época en la que se vaya a usar se ha convertido en un aspecto más de la moda. En este sentido, en los últimos años se ha constatado una tendencia a escoger un modelo original que dure mucho tiempo y al que se le pueda tener cierto apego.
4,2 paraguas por persona
Según una encuesta llevada a cabo en mayo de 2022 por Weathernews, una empresa del sector privado especializada en meteorología, la media nacional de paraguas por persona es de 4,2, mientras que en Tokio esta cifra asciende a 4,9. El artículo para la lluvia de mayor uso son los paraguas largos no plegables, con un 47 % de respuestas; los paraguas de plástico y los plegables quedaron en segundo y tercer puesto, con un 26 % y un 21 %, respectivamente. Por sexos, un 39 % de los hombres dijo usar paraguas largo, mientras que el dato fue del 62 % en el caso de las mujeres. Por otra parte, de este estudio se desprende que ellas se decantan por un paraguas largo para los días de lluvia por motivos como que quieren ir elegantes o levantarse el ánimo llevando un paraguas que les guste mucho.
La historia de los paraguas y las sombrillas en Japón
Aunque existen distintas teorías sobre los orígenes de los paraguas y las sombrillas en Japón, en algunas pinturas en rollo del período Kamakura (1185-1333) se aprecian ya tanto paraguas de mano como sombreros paraguas. Con la llegada del período Muromachi (1333-1568), empezaron a fabricarse paraguas tradicionales con un esqueleto de bambú y hojas de papel washi a las que se les había untado aceite para hacerlas impermeables. Según el fabricante de paraguas tradicionales Tsujikura, que los confecciona y comercializa desde que se fundó en Kioto en 1690, este artículo comenzó a utilizarse en todo el país en el período Edo (1603-1868); sin embargo, la llegada de los paraguas de estilo occidental en la segunda mitad de la década de 1880 hizo que cayeran en desuso rápidamente. Estos últimos combinaban mejor con la vestimenta occidental, eran más resistentes, pesaban menos y tenían un precio asequible, de ahí que arrasaran.
En 1928 el alemán Hans Haupt inventó el paraguas plegable, que se convirtió en un éxito mundial. Los japoneses tampoco se resistieron a este modelo práctico y fácil de llevar. Treinta años después, el fabricante de paraguas White Rose, situado en el barrio tokiota de Asakusa, inventó el primer paraguas de plástico de la historia, que los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 darían a conocer al resto del mundo. Cuando se pusieron a la venta, estos paraguas transparentes costaban mucho; sin embargo, la posibilidad de producirlos en masa en el extranjero se tradujo en que ahora se vendan a un precio de entre 500 y 1.000 yenes la unidad en las tiendas abiertas las 24 horas y otros establecimientos. De un tiempo a esta parte se venden también modelos mejorados de alta gama.
Aunque hubo un tiempo en que los paraguas tradicionales cayeron en desuso, lo cierto es que las geishas y las aprendices de este oficio, las maiko, los siguen utilizando en Kioto. Asimismo, es frecuente que los empleados de los hoteles y los restaurantes tradicionales los usen cuando reciben o despiden a su clientela, así como encontrarlos integrados en la decoración de estos establecimientos. Todo esto ha servido para que la gente se replantee las bondades de este artículo y se haya generado cierto auge entre los turistas y los jóvenes. Los que más gustan son los que incluyen diseños tradicionales como xilografías ukiyo-e o hanga.
El objeto perdido por excelencia
La cantidad de paraguas que se perdieron y acabaron en los puestos y las comisarías de policía de Tokio, entre otros lugares de la capital donde se recogen objetos perdidos, fue de 250.670 en 2021. Los de plástico, cuyo dueño es difícil de localizar, no se guardan, sino que enseguida van a parar a la basura, algo que pone de relieve el problema que suponen los objetos de usar y tirar.
A tenor de la situación, se ha puesto en marcha una iniciativa privada que tiene por objetivo erradicar los paraguas japoneses de usar y tirar de aquí a 2030. Una empresa que gestiona un servicio para compartir paraguas y otras ocho grandes firmas del país se han aliado para ofrecer paraguas en préstamo y aumentar el número de puntos donde se pueden devolver una vez usados; de este modo, se busca reducir el impacto medioambiental.
Imagen del encabezado: Interior de la tienda Water Front. (Fotografía de la redacción de nippon.com con la colaboración de Shu’s Selection)
(Traducción al español del original en japonés)