Un 35 % de los japoneses tienen prejuicios contra el morbo de Hansen
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El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar ha llevado a cabo por primera vez una encuesta de conciencia a nivel nacional sobre los prejuicios y la discriminación contra las personas que han sufrido el morbo de Hansen y sus familias. El informe de la encuesta señala que la sociedad no está bien informada sobre la enfermedad y que “la situación sigue siendo grave, ya que aún hay prejuicios y discriminación”.
El morbo de Hansen es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium leprae, que insensibiliza los nervios periféricos de brazos, piernas y otras partes del cuerpo y provoca diferentes síntomas patológicos en la piel. La bacteria en cuestión es muy poco contagiosa. Hoy en día el morbo de Hansen es una afección tratable que se cura sin secuelas con una detección precoz y un tratamiento adecuado. A finales de la era Meiji (década de 1900), el Gobierno nipón adoptó políticas de aislamiento forzado que obligaban a confinar a las personas infectadas en sanatorios, con lo que los enfermos y sus familias se convirtieron en víctimas de prejuicios y discriminación. La antigua Ley de la Protección Eugenésica autorizaba a esterilizar y practicar abortos a los enfermos. El aislamiento forzado terminó en 1996, con la abolición de la Ley de Prevención de la Lepra.
Según los resultados del informe de la encuesta del Ministerio, sumando el 38 % que respondió que la conocían y el 52,5 % que respondió que les sonaba, casi un 90 % de los encuestados eran conocedores de la enfermedad. Solo un 9,8 % respondió que nunca había oído hablar de ella. Un 39,6 % dijo creer que la sociedad seguía albergando prejuicios y discriminación contra antiguos pacientes y sus familias, mientras que el 60,4 % afirmó que no. Un 35,4 % admitieron que ellos mismos tenían ideas prejuiciosas y discriminatorias, frente a un 64,6 % que lo negaron.
La encuesta preguntaba por el nivel de rechazo para con los enfermos curados y sus familias en nueve situaciones. Menos del 10 % de los encuestados respondió que sentía “mucho rechazo” o “algo de rechazo” en cinco de los supuestos, entre los cuales estaban “Vivir en el mismo vecindario”, “Trabajar en el mismo lugar” y “Asistir a la misma escuela”. Por el contrario, las otras cuatro situaciones propuestas obtuvieron un nivel elevado de rechazo: un 12 % para “Comer juntos”, un 18,5 % para “Establecer contacto físico como, por ejemplo, ir agarrados de la mano”, un 19,8 % para “Usar la misma bañera en hoteles u otras instalaciones” y un 21,8 % para “Que un familiar se case con el familiar de un antiguo paciente”.
En los nueve supuestos, exhibieron una mayor tendencia al rechazo las personas que habían estudiado el morbo de Hansen en la educación primaria, la secundaria y el bachillerato. Además, los que habían aprendido sobre la enfermedad fueron los que más albergaban ideas erróneas y estuvieron “de acuerdo” o “más bien de acuerdo” con enunciados falsos como “El aislamiento forzado de los afectados por el morbo de Hansen en sanatorios era una medida inevitable incluso después de desarrollar un tratamiento para la enfermedad”.
Basándose en los resultados, el informe concluye que las iniciativas gubernamentales de educación y sensibilización sobre el morbo de Hansen “probablemente casi no llegan a la ciudadanía”. La encuesta se llevó a cabo en línea en diciembre de 2023 y la respondieron correctamente 20.916 personas. Urge analizar las iniciativas actuales para mejorar la situación.
La sentencia que emitió en 2001 el Tribunal del Distrito de Kumamoto en la que declaraba inconstitucional la política de aislamiento forzado y obligaba a la Administración a ofrecer indemnizaciones por daños a los afectados fue la semilla del movimiento para apoyar a los antiguos pacientes del morbo de Hansen. El Tribunal falló a favor de los afectados demandantes y el Gobierno ratificó la sentencia al no presentar apelaciones y estableció un sistema de indemnización. En 2019, el mismo Tribunal sentenció al Gobierno indemnizar también a las familias de los enfermos que habían sufrido discriminación por las políticas de aislamiento. El Gobierno tomó la decisión política de no apelar tampoco aquella sentencia, lo que desembocó en el desarrollo de una ley para brindar apoyo a las familias afectadas.
La mayoría de las personas a las que se confinó por tener el morbo de Hansen vieron cortadas sus relaciones con la sociedad y la familia al ingresar en el sanatorio. No fueron pocos los que acabaron quedándose en el centro incluso después de abolirse las políticas de aislamiento porque no pudieron reintegrarse en la sociedad. Según el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, el 1 de mayo de 2024 seguían existiendo en Japón 14 sanatorios ―13 públicos y uno privado― donde vivían 720 personas.
Fotografía del encabezado: El primer ministro Koizumi Jun’ichirō estrecha la mano y habla con el representante del colectivo de denunciantes del morbo de Hansen, el 23 de mayo de 2001 en la Oficina del primer ministro. (Jiji Press)
(Traducido al español del original en japonés.)