El abecé de los castillos japoneses: torreones

Historia

A finales del período de los Estados Guerreros (de mediados del siglo XV a finales del siglo XVI) surgió un estilo totalmente diferente en los castillos japoneses: los torreones tenshu. Con este estilo arquitectónico, estas fortalezas entraron a una nueva era.

El castillo de Azuchi, cuya sola vista era un deleite sin igual

El vocablo tenshu (torreón) hace referencia a la atalaya de mayores dimensiones del recinto principal de los castillos. Las atalayas eran torres de observación para divisar los movimientos de los enemigos. También tenían funciones de defensa, ya que desde ellas se podía disparar flechas para disuadir al enemigo.

En 1569, el castillo de Gifu ya contaba con una atalaya de grandes dimensiones. Se cree que el origen de la denominación tenshu (天守, torreón, literalmente “protector de los cielos”) data de la construcción del castillo de Azuchi en 1576, cuando Oda Nobunaga comenzó a llamar tenshu (天主, “señor de los cielos”) a la atalaya del mismo.

Deduciendo de registros de la época, se trataba de una construcción de seis pisos sobre la superficie y uno subterráneo. El piso superior era un cuadrado de aproximadamente 5,45 metros cada lado, rodeado por una especie de balcón mawarien y un pasamanos para evitar caídas. Era el aposento de Nobunaga y la totalidad de los pisos estaban construidos con el estilo arquitectónico habitacional shoin-zukuri.

Según la Historia de Japón, autoría del evangelizador jesuita Luís Fróis, este castillo era una construcción magnífica, incluso de mayor elegancia que las torres europeas, que deleitaba con su sola vista a quienes la observaban a la lejanía.

La descripción de Fróis resume a la perfección el objetivo que tenía Nobunaga en mente cuando ordenó construir este torreón. Hasta entonces, los castillos se habían construido para la defensa, pero este castillo se convirtió en una demostración de la autoridad de Nobunaga, unificador y pacificador del país. Se lo podría denominar como “castillo para lucir” que buscaba reflejar el poderío de Nobunaga en su camino a la conquista de Kioto y sus alrededores.

En 1582, tras la muerte de Nobunaga a manos de Akechi Mitsuhide, hecho conocido como el Incidente del templo Honnōji, Akechi toma temporalmente el castillo de Azuchi, pero lo perdió inmediatamente después cuando fue derrotado por Hashiba Hideyoshi (posteriormente Toyotomi Hideyoshi). El castillo fue incendiado y desapareció por completo. Solo sobrevivió la base de piedra del torreón, además de otros objetos tales como tejas con pan de oro, que fueron descubiertas en excavaciones.

Nihon Kojō Ezu Gōshū Azuchi Kojōzu (Planos de los antiguos castillos de Japón, el plano del antiguo castillo de Goshū Azuchi) es una obra que data de mediados o fines del periodo Edo (1603-1868), pero se cree que es el plano más antiguo que existe de los restos del castillo de Azuchi. (Archivos de la Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón)
Nihon Kojō Ezu Gōshū Azuchi Kojōzu (Planos de los antiguos castillos de Japón, el plano del antiguo castillo de Goshū Azuchi) es una obra que data de mediados o fines del periodo Edo (1603-1868), pero se cree que es el plano más antiguo que existe de los restos del castillo de Azuchi. (Archivos de la Biblioteca Nacional de la Dieta de Japón)

Hideyoshi e Ieyasu, herederos de la tradición de los torreones

En el castillo de Osaka, Toyotomi Hideyoshi continuó la tradición de construir torreones. Ordenó a los señores feudales bajo su control que reunieran a 50.000 trabajadores y en 1585, tres años después de la muerte de Nobunaga, terminó la construcción de su castillo.

Según obras tales como Osaka Natsu no Jin zu Byōbu (Biombo del Sitio de verano de Osaka, propiedad del Museo del Castillo de Osaka), se trataba de una construcción de estilo bōrōgata, con un aspecto exterior de cinco capas y siete pisos. Los torreones de este estilo consistían en un edificio con un tejado especial irimoya-zukuri parecido a un gablete triangular, en la planta baja o el primer piso, sobre el que se construía una atalaya desde la cual se podían avistar los alrededores.

El exterior tenía dorado y negro como colores base. Las paredes estaban cubiertas por varias capas de laca negra, por lo que se cree que brillaba como una lujosa vajilla lacada. Contaba con adornos metálicos, además de tejas con pan de oro y grabados delicados. Idóneos para Hideyoshi, que hizo del dorado su color personal. Sin embargo, el castillo se derrumbó en 1615 durante el Sitio de verano de Osaka, un conflicto con Tokugawa Ieyasu.

En 1620, el Gobierno de Tokugawa decide reconstruir el castillo de Osaka. Sin embargo, ordenó retirar y enterrar todo lo que evocara la influencia de Toyotomi. El nuevo castillo fue completado en 1629. Las murallas también fueron reconstruidas, es decir, no se reutilizó absolutamente nada del castillo anterior. El torreón de Toyotomi desapareció por completo. En excavaciones de investigación en 1984, se encontró parte de las murallas del castillo de la época de Toyotomi.

Por otra parte, en el castillo de Edo, entonces la sede del Gobierno de Tokugawa, también se construyó un torreón. Se cree que tenía una altura de 68 metros. Era 10 metros más alto que la altura estimada que tenía la reconstrucción del castillo de Osaka. Este último no debía superar al de Edo. Los torreones eran símbolos del poder, por lo que debían ser más imponentes que otros. (Existen varias teorías sobre la altura de los torreones)

El aspecto exterior también se transformó, ya que se debía dar a conocer a toda la población que el poder había pasado de manos de los Toyotomi a las de los Tokugawa. El primer shōgun, Ieyasu, construyó un torreón cubierto de yeso blanco, una diferencia evidente con el castillo de Osaka de Toyotomi, de colores dorado y negro.

Además, ya que los shōgun de Tokugawa eran hereditarios, cada vez que el sucesor tomaba el poder, el torreones se volvía a construir. El torreón blanco de Ieyasu contaba con atalayas conectadas, pero el de Hidetada, de segunda generación, era un torreón independiente de exterior blanco.

Edo-jō Gohonmaru Gotenshukaku Tatekata-no-zu (Planos del torreón y las edificaciones del castillo de Edo ilustra el torreón completado en 1638 del tercer shōgun, Iemitsu. (Archivos de la Biblioteca Metropolitana Central de Tokio)
Edo-jō Gohonmaru Gotenshukaku Tatekata-no-zu (Planos del torreón y las edificaciones del castillo de Edo ilustra el torreón completado en 1638 del tercer shōgun, Iemitsu. (Archivos de la Biblioteca Metropolitana Central de Tokio)

Iemitsu, tercer shōgun, también desmanteló el torreón de su predecesor y volvió a construir uno nuevo, ahora con el tapacán hafu (un diseño triangular en un extremo del tejado, una de las características representativas de la arquitectura japonesa) revestido de cobre. Tanto las paredes como las tejas estaban cubiertas de cobre y era una construcción mucho más robusta que la de yeso.

Iemitsu muere el 20 de abril de 1651. Como era costumbre, el torreón tenía que ser reconstruido. Sin embargo, en 1657 una catástrofe azota Edo. Se dice que el Gran incendio de Meireki dejó un saldo de 100.000 personas muertas. El torreón quedó reducido a cenizas y no se volvió a edificar. Los restos que sobreviven en la actualidad de la base del torreón del castillo de Edo, en Tokio, corresponden a los de la época de Iemitsu.

Una atalaya de tres pisos sustituye al torreón

En la primera parte de este artículo se explicó que Nobunaga comenzó a llamar tenshu (天主) al torreón, así como que Oda, Toyotomi y Tokugawa siguieron con la tradición de construirlos. Originalmente, el tenshu hacía referencia a Nobunaga, unificador y pacificador del país. En las épocas de Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y los Tokugawa, los tenshu conservaron su significado, eran una muestra de la máxima autoridad. Por esta razón, grandes señores feudales como Shimazu, Kuroda y Date, entre otros se abstuvieron de construir torreones tenshu por consideración a los Tokugawa.

Además, en 1615, con la promulgación de Leyes de las Casas Militares, el Gobierno impuso severas limitaciones a los señores feudales. Bajo la nueva legislación se prohibió la construcción de nuevos castillos, además de que se debía solicitar permiso para la reparación de los ya existentes. Como resultado, con excepción de las reconstrucciones, la edificación de torreones quedó proscrita.

En la actualidad sobreviven 12 torreones en Japón, pero todos datan de fechas anteriores a las Leyes de las Casas Militares o son reconstrucciones posteriores a estas.

Sin embargo, existieron casos en los que se permitió la construcción de “torreones no oficiales”, es decir, de atalayas, que los sustituían. De los 12 torreones supervivientes, el castillo de Hirosaki (prefectura de Aomori), corresponde a dicha descripción. Fue construido en 1810 bajo la denominación de atalaya de tres niveles. Otro ejemplo de este estilo se encuentra en el castillo de Marugame (prefectura de Kagawa).

La atalaya de tres niveles del castillo de Hirosaki fue reconocida como un torreón no oficial. (PIXTA)
La atalaya de tres niveles del castillo de Hirosaki fue reconocida como un torreón no oficial. (PIXTA)

El castillo de Kanazawa, del clan Kaga Maeda, contaba con un torreón, pero en 1602 se incendió y sobre la base de piedra del mismo se construyó una atalaya de tres niveles, que también desapareció a causa de un incendio. Quizás por consideración a los Tokugawa decidieron no reconstruirlos.

Para los japoneses, la imagen de los castillos viene acompañada por los torreones, pero, originalmente, quienes permitían su construcción eran Nobunaga y Hideyoshi, y posteriormente los shōgun de Tokugawa, y eran una muestra de autoridad suprema.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: el castillo de Osaka, construido por Hideyoshi, plasmado en el Biombo del Sitio de Verano de Osaka. Museo del Castillo de Osaka.)

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