La presión fiscal en Japón: los impuestos y las contribuciones a la seguridad social superan el 40 % de la renta

Economía

Más del 40 % de los ingresos de los residentes en Japón son destinados a los impuestos y a la seguridad social, una carga que podría aumentar más en los próximos años a medida que la generación del baby boom envejezca.

El porcentaje de impuestos y contribuciones a la seguridad social, como los seguros de salud o las primas de la pensión, respecto a la renta nacional, algo conocido más popularmente como el “índice de presión fiscal nacional”, se situó en Japón alrededor del 44,3 % en el año fiscal 2021. Esto hace que los hogares tengan a su disposición menos del 60 % de sus ingresos. Aunque esta tasa ha ido aumentando paulatinamente en Japón en la última década, aún se sitúa por debajo de la de muchos países europeos.

La presión fiscal en los Estados Unidos en 2018 fue del 31,8 %, un 10 % más baja que en Japón. Esto se debe principalmente al menor alcance que tiene el seguro de salud público estadounidense, que solo cubre a las personas de edad avanzada y a las personas con discapacidad, y a que las contribuciones a la seguridad social son menores en comparación con Japón. Contar con una mayor presión fiscal tiene algunos beneficios, no obstante. Por ejemplo, Japón, que tiene una tasa superior a la estadounidense, garantiza que los residentes puedan acceder sin problema a los hospitales y a otras instalaciones sanitarias cuando lo necesitan. También hay muchos países en Europa con sistemas de bienestar social mucho más amplios que el de Japón, y que por ello cuentan con un índice de presión fiscal nacional mayor.

Aunque se espera que en Japón la presión tributaria nacional se reduzca un 1,8 % en el año fiscal 2021, esta ha superado la tasa del 40 % en los últimos nueve años y prácticamente se ha duplicado desde 1970, cuando era del 24,3 %. El desglose de la tasa muestra que los impuestos y las contribuciones a la seguridad social representan el 6,5 % y el 13,5 % de la carga fiscal, respectivamente, por lo que el resto corresponde al coste de las primas de los seguros, un claro indicador de la creciente carga financiera que supone el envejecimiento de la población.

Si tenemos en cuenta el déficit presupuestario, se estima que la tasa de deuda nacional latente para el año fiscal 2021 será del 56,5 %, lo que supone una caída interanual del 10 %. Esta reducción se debe a la expansión masiva de la deuda gubernamental en el año fiscal 2020 a través de la emisión de bonos del Estado en respuesta a la pandemia de la COVID-19. No obstante, debido a que no se ve un final a la pandemia, algunas personas han pedido que se apruebe un presupuesto adicional para el año fiscal 2021, lo que haría que la tasa volviera a subir.

Para el año fiscal 2025, un amplio segmento de la generación del baby boom en Japón tendrá 75 años o más, por lo que se espera que la presión sobre los sistemas de atención médica y de enfermería nacionales aumente. Cualquier efecto adverso sobre las finanzas del país provocado por el aumento de la población de edad avanzada podría mitigarse si la renta nacional aumenta a un ritmo más rápido que la creciente presión de los impuestos y la seguridad social, aunque este parece un escenario poco probable.

(Fotografía del encabezado: © Pixta.)

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