Las canciones de ‘anime’ conquistan el mundo: la estrategia de los artistas de J-Pop en el extranjero

Música Anime

Antes las canciones de anime se solían ver como música para niños, un género distinto de las canciones populares o el J-Pop, pero hoy en día la fusión de temas de anime y J-Pop, una tendencia central en el pop japonés, es ya una realidad habitual.

Al echar un vistazo a las listas de música japonesa de los últimos años es fácil comprobar que se ha hecho común ver los diez primeros puestos copados por temas principales de series de animación. Ejemplo reciente de ello son “Idol” de Yoasobi (el tema de apertura del anime de televisión Oshi no ko) o “SPECIALZ” de King Gnu (tema de apertura de Shibuya incident, la segunda temporada del anime Jujutsu kaisen), canciones en ambos casos que coronaron las listas durante largos periodos y dieron mucho que hablar en las redes sociales.

Además, debido a servicios de streaming como Spotify y a sitios web de vídeos, se ha vuelto cada vez más común que los oyentes extranjeros acepten canciones con letras japonesas en su versión original. Gracias a esto las canciones de anime gozan ahora de popularidad no ya solo en Japón, sino también a escala mundial.

Las décadas de 1960 y 1970: el nacimiento de las canciones de anime

Se dice que la historia de la animación televisiva japonesa comienza realmente en 1963, con la serie Tetsuwan Atomu (Astro Boy). La letra de su tema principal, escrita por el poeta Tanikawa Shuntarō, está repleta de frases fáciles de recordar para los niños y descripciones de las características del protagonista, Astro Boy. En esta época en la que se hablaba del anime como “tebeos de televisión para los niños”, generalmente las canciones buscaban letras fácilmente comprensibles que repitieran a menudo los nombres de los personajes o de sus ataques especiales.

Por otro lado, y como explicaría más tarde el cantante Mizuki Ichirō (apodado “el emperador de las canciones de anime”), existía cierto desprecio hacia este tipo de música en el mundo de la música y la televisión: “Había una discriminación por parte de la industria musical y televisiva hacia las canciones de anime, y no se nos permitía aparecer en el mismo escenario que los cantantes de pop, que era lo que se llevaba en ese momento”. Las canciones de anime eran vistas como algo de segunda clase, para niños, y rara vez recibían el mismo tratamiento que las de cantantes populares o de J-Pop.

Uno de los puntos de inflexión para las canciones de anime vino en 1974, con el lanzamiento de Uchū senkan Yamato (“Acorazado espacial Yamato”, emitido en España bajo el título Estrellas luminosas, y en inglés como Space Battleship Yamato). El tema principal de la serie, escrito por el letrista Aku Yū, destacaba entre tanto himno heroico infantil por su estilo militar y aire dramático, y consiguió capturar el interés de algunos aficionados de mayor edad. En la segunda mitad de los años 70 surgieron más series de anime que los adultos podían disfrutar, como Ashita no Joe o Mobile Suit Gundam; al mismo tiempo, empezaron a multiplicarse también los temas musicales que daban mayor importancia al mérito literario y artístico. Esta tendencia fue poco a poco desgastando el estereotipo de que el anime era algo para niños, trayendo consigo una ampliación del rango expresivo en las canciones.

Décadas de 1980 y 1990: el acercamiento al J-Pop

En la década de 1980, las canciones de anime giraron aún más hacia el pop. “Cat’s ♥Eye”, canción cantada por la artista de city pop Anri y tema principal del anime homónimo basado en el manga de Hōjō Tsukasa, arrasó en las listas. La canción llegó a ser interpretada en el programa de Nochevieja NHK kōhaku uta gassen, sentando así un precedente que ayudaría a que las canciones de anime se pudieran considerar música pop “normal”.

Algo parecido ocurrió con “Get Wild” de TM Network. Escrita como canción final para otro trabajo de Hōjō, City Hunter, acabó convirtiéndose en todo un clásico de la historia de las canciones de anime gracias al efecto sinérgico que tenía con la atmósfera de la producción. Estos dos casos aceleraron la tendencia de elegir a artistas populares para que interpretaran los temas principales de anime.

En la década de 1990, la línea entre las canciones de anime y el J-Pop se volvió aún más difusa. Artistas como Zard, Wands, Ōguro Maki y B’z compusieron las canciones principales de Slam Dunk y Detective Conan, creando continuos éxitos de ventas millonarios. Algo parecido ocurrió con Rurouni Kenshin: Meiji kenkaku roman Tan (Kenshin, el guerrero samurái), serie a la que contribuyeron con sus canciones varios artistas punteros del J-Pop como Judy and Mary, T.M.Revolution, Siam Shade, The Yellow Monkey y L’Arc~en~Ciel. La fórmula de “tema principal de anime = canción exitosa” se fue cimentando poco a poco de este modo.

La década de 2000: la expansión al mercado global

Las ventas de CDs, que para entonces ya habían reemplazado a los discos analógicos, siguieron en aumento hasta alcanzar su punto álgido en 1998. La llamada “burbuja del CD” estalló entonces, trayendo un rápido descenso de ventas a la industria musical. Fue en ese momento cuando la atención se dirigió al mercado de la animación, conocido por su público leal; con fans acérrimos comprando tanto CDs como DVDs y un gran número de seguidores en el extranjero, el potencial comercial del anime era grande. Así, la estrategia de colaborar en temas principales de anime empezó a ganar peso, convirtiéndose en una fuente estable de ventas que servía para sustentar el negocio de la música.

En la primera década del siglo XXI la expansión de internet puso de relieve la popularidad mundial de las canciones de anime. La banda The Pillows logró en el extranjero una afición cercana al culto por el OVA (“animación de video original”, por sus siglas en inglés(*1)) FLCL, y tanto Asian Kung-fu Generation como Flow realizaron sendas giras fuera de Japón tras haber compuesto los temas principales de Naruto. El anime cumplía ahora la función de presentar a bandas japonesas al mercado internacional.

En la siguiente década, con la propagación de servicios de streaming como Spotify y YouTube, las canciones de anime llegarían a una audiencia aún más global.

Desde 2010 hasta la actualidad: las estrellas se unen a la fiesta

De esta manera, las canciones de anime se han ido haciendo un hueco en el centro de la escena musical japonesa. El anime ha ganado prominencia como medio con el que colaborar musicalmente, con una capacidad de crear éxitos incluso mayor que las canciones de las series televisivas o los anuncios, y en el que los artistas participan activamente con la esperanza de expandirse en el extranjero y ganar más adeptos. No es exagerado decir que las canciones de anime son ahora una de las rutas de distribución musical más importantes tanto en el mercado nacional como en el internacional.

Además, el prejuicio de considerar “vendido” a un artista por trabajar en anime es ya cosa del pasado. Canciones hechas por artistas de primera para directores de anime de fama global, como la colaboración de Utada Hikaru en Evangelion shingekijōban, Genshi Yonezu con Miyazaki Hayao, o Radwimps con Shinkai Makoto, han arrasado en todo el mundo. Gracias a la comunicación directa entre los artistas musicales y los creadores de anime surgen una tras otra canciones que ahondan en el mundo de la obra animada.

En el futuro probablemente veremos a artistas de una mayor variedad de géneros y generaciones creando los temas principales de series de anime, un aumento de letras bilingües con la mirada puesta en la expansión global y más colaboraciones con productores extranjeros. Ahí está el caso del DJ y productor alemán Zedd, que compuso el tema de apertura “Jaka☆Ja~n” y la canción final “NAKAMA” para Dragon Ball Daima; o el gran éxito de Yoasobi en el Festival de Coachella, el evento musical más grande de los Estados Unidos, donde interpretaron su exitosa canción “Idol”. Este tipo de tendencias, además, se extienden por todo el mundo a través de TikTok a una velocidad cada vez mayor. En su búsqueda del éxito en las listas extranjeras, aprovechar el uso del anime como plataforma desde la que dar el salto internacional se ha convertido en una estrategia poderosa para la música japonesa.

De esta forma, las canciones de anime se han desprendido en gran medida de esa etiqueta prejuiciosa de ser canciones para niños, y hoy en día generan gran cantidad de éxitos como parte de la vanguardia del J-Pop. La tendencia de los productores de anime y los creadores musicales a colaborar estrechamente para ofrecer al mercado global canciones que amplían los horizontes de las obras animadas sigue en auge, y lo hace a una velocidad mucho mayor que las colaboraciones musicales con las películas o las series de imagen real. Ya es habitual incluso que los temas se lancen en coordinación con la emisión del anime a nivel global. No hay duda por lo tanto de que esta innovadora forma de entretenimiento, fruto de la fusión de las canciones de anime y el J-Pop, seguirá trascendiendo las fronteras nacionales y ganándose el corazón los aficionados durante muchos años por venir.

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Yoasobi actúa en el Stagecoach Festival el 19 de abril de 2024, en Indio, California, EE. UU. - Daniel DeSlover/Sipa USA via Reuters Connect.)

(*1) ^ Original Video Animation. A diferencia de la animación para la televisión, los OVAs han de ser comprados o alquilados para poder verlos. Al ser posible restringir su edad recomendada, se considera que tienen un grado mayor de libertad de expresión que su contraparte televisiva.

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