
El socavón de Yashio dispara las alarmas sobre la obsolescencia del sistema de alcantarillado
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Corrosión de las tuberías y fragilidad del terreno, posibles causas
El lugar del hundimiento ha sido, en esta ocasión, un cruce de carreteras en un área residencial de la ciudad de Yashio. Una semana después del accidente, el agujero se había hecho cuatro veces mayor, alcanzando un diámetro de unos 40 metros. Y cuando habían transcurrido ya 10 días, todavía no había sido posible sacar al conductor de la cabina.
Lugar del hundimiento, un cruce de carreteras en la ciudad de Yashio (prefectura de Saitama). A 4 de febrero de 2025, el agujero alcanzaba un diámetro de 40 metros. (Fotografía tomada por el Departamento de Extinción de Incendios de Sōka-Yashio y difundida por Jiji)
Se cree que la causa del accidente han sido los desperfectos sufridos por una gran tubería de aguas residuales construida en 1983, es decir, hace 42 años. Con un diámetro de 4,75 metros, la tubería, hecha de hormigón armado, se curva justo bajo el cruce. Cuando la corriente dentro de una tubería se ralentiza por causa de una curva o de algún escalón o desnivel, pueden crearse huecos donde se acumula el ácido sulfhídrico o gas de alcantarilla. En contacto con el oxígeno, el ácido sulfhídrico puede convertirse en ácido sulfúrico, que corroe fuertemente el hormigón y los metales.
La naturaleza del terreno circundante y sus condiciones han sido también factores de importancia. El terreno contenía arena y era relativamente blando. Como posible causa de la cavidad abierta bajo el asfalto, se ha señalado la filtración de tierra al interior de la alcantarilla a través de un agujero en el hormigón armado. Cabe pensar que si el terreno hubiera sido más consistente, los daños no habrían sido tan grandes.
Como se aprecia en esta fotografía tomada el mismo día del accidente (28 de enero de 2025), al principio, el diámetro del agujero era de solo unos 10 metros. (Fotografía tomada por el Gobierno prefectural de Saitama y difundida por Jiji)
A fin de evitar que el agua siguiera fluyendo en grandes cantidades hacia la alcantarilla agujereada, el Gobierno prefectural de Saitama hizo un llamamiento a los vecinos de la parte oriental de la prefectura para que limitaran su consumo, lo que afectó a las vidas de 1,2 millones de personas. Morita Hiroaki, que preside la comisión formada por dicho Gobierno para dirigir las tareas de reconstrucción ha adelantado ya que estas durarán al menos dos o tres años.
La tubería en cuestión es un emisor que recoge las aguas residuales procedentes de 12 municipios de la parte este de la prefectura, y esta complejidad es otro de los factores que han agravado el problema. Forma parte de un sistema de recogida de aguas residuales en una amplia cuenca y la magnitud de los problemas que puede causar si sufre un accidente corre pareja a su eficiencia funcional.
Los daños habrían sido mayores en época de lluvias
El sistema de alcantarillado es un capital social que protege las vidas de los residentes de los riesgos sanitarios y medioambientales, así como de las inundaciones. El accidente ocurrido en la ciudad de Yashio ha inutilizado esa capacidad de protección. En el plano sanitario o higiénico, se ha restringido el consumo de agua para usos como el baño o la lavadora. Las aguas que han escapado del sistema, que solo están desinfectadas con cloro, han fluido hasta el cercano río Niigata, causando un deterioro en el entorno hídrico de la región. También ha resultado dañado un conducto subterráneo del alcantarillado pluvial. Si esto hubiera ocurrido en temporada de lluvias, las zonas aleñadas podrían haber quedado anegadas. Mantener en buen estado el sistema de alcantarillado resulta todavía más crucial en una época en que el cambio climático está causando frecuentes lluvias torrenciales y aumentando el número de tifones.
Rápido aumento del número de conductos de alto riesgo
El envejecimiento del sistema de alcantarillado aumenta el riesgo de sufrir accidentes, pues la pérdida de resistencia de los materiales y la corrosión causada por el ácido sulfúrico lo van haciendo más vulnerable con los años. Gracias a las reformas legales de 2015, que obligaron a hacer revisiones y reparaciones en los puntos susceptibles de sufrir daños por corrosión, ha sido posible reducir el número de accidentes por hundimientos del suelo relacionados con el alcantarillado, pero aun así en el año fiscal 2022 rondaron los 2.600 casos. Y aunque los accidentes de la magnitud del de Yashio, con hundimientos sobre oquedades de más de un metro de profundidad, representan solo el 2 % del total, se estima que durante los próximos años el riesgo de que ocurran incidencias graves debidas al progresivo envejecimiento de la red aumentará en todo el país.
Según el Ministerio del Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo, la red de alcantarillado de Japón alcanzaba a finales del fiscal 2022 los 490.000 kilómetros. De ellos, unos 30.000 kilómetros (7 %) han superado la edad de 50 años determinados legalmente como vida útil. Dentro de 10 años estarán en esa situación 90.000 kilómetros (19 %), y dentro de 20 años serán 200.000 kilómetros, es decir, el 40 % de la red. Están terminando su vida útil muchas de las instalaciones que se construyeron a marchas forzadas durante el periodo de crecimiento económico acelerado o “milagro japonés”, entre los años 50 y 70 del siglo pasado. Si no se procede a renovar la red adecuadamente, no habrá forma de poner coto a esta tendencia.
Accidentes similares a este de Yashio han ocurrido también en el pasado. En julio de 2022 reventó en una calle de Sendai (prefectura de Miyagi) una tubería subterránea de alcantarillado, lo que ocasionó un gran hundimiento del suelo. En junio de ese mismo año, un anciano que circulaba en bicicleta por la acera de una carretera nacional a su paso por el municipio de Kawashima (prefectura de Saitama) cayó en un socavón. En ambos casos, los hundimientos se debieron a oquedades causadas al ser engullida la tierra circundante por tuberías dañadas de la red de alcantarillado.
Ha dejado una impresión especialmente fuerte el gigantesco hundimiento ocurrido en noviembre de 2016 frente a la estación de la ferroviaria JR en Fukuoka. En aquella ocasión, la tierra fue transportada por una corriente de agua subterránea que comenzó a manar al desprenderse rocas de la parte superior de un túnel en construcción. Aunque la causa no puede achacarse al mal estado del alcantarillado, los efectos en la vida de los vecinos del área fueron igualmente grandes.
La ciudad de Fukuoka se vio obligada a hacer una gran movilización, empleando mano de obra equivalente a 1.000 jornadas de 24 horas. Se emplearon cerca de 3.000 metros cúbicos de un producto de relleno que se solidifica incluso dentro del agua, sobre el que se echó una capa de gravilla. La rápida y eficaz respuesta, que permitió restablecer el tráfico en la zona en apenas una semana, causó la admiración de propios y extraños.
La gran diferencia entre la actuación pública en Fukuoka y la de Yashio ha sido, sin duda, la existencia de una víctima. El hundimiento de Fukuoka ocurrió temprano por la mañana y milagrosamente nadie quedó involucrado. De haber ocurrido algunas horas después, habría que haber lamentado muchas víctimas entre quienes se dirigían al trabajo o a la escuela. Y esto habría supuesto también grandes retrasos en las obras de reconstrucción.
Insuficientes recursos humanos y económicos para hacer frente al problema
A mayor grado de envejecimiento, mayor trascendencia cobran las revisiones técnicas, estudios y medidas preventivas. Sin embargo, conforme iba ralentizándose el ritmo de construcción de nuestras infraestructuras, en los Gobiernos locales los departamentos responsables del área de saneamiento han ido reduciendo personal en aras de la racionalización. Si en el año fiscal 1997 disponían de 47.000 personas para encargarse de estos asuntos, en 2021 solo disponen de 26.900. Los recortes han afectado, pues, a unos 20.000 puestos de trabajo en estos 24 años. Esto ha ocasionado retrasos en las revisiones y en el mantenimiento, y resulta muy difícil ir más allá del mínimo de “una vez cada cinco años” que impone la ley. El ministerio promueve formas de coordinación entre las instituciones públicas y el sector privado, pero también en este sufre una grave escasez de personal especializado.
El gobernador de la prefectura de Saitama Ōno Motohiro (centro, al fondo), se dirige a los miembros del Consejo de Gestión de Crisis de la prefectura el 31 de enero de 2025 en la ciudad de Saitama. El Gobierno prefectural estudia la formación de un comité externo de expertos para dilucidar la existencia de posibles problemas en la construcción, administración y revisiones técnicas de las infraestructuras que han originado el hundimiento. (Fotografía: Jiji Press)
Además de escasez de personal en los servicios de saneamiento, los gobiernos locales afrontan también dificultades financieras. La tarifa del agua reporta ingresos cada vez más magros, debido sobre todo al descenso de la población en muchos municipios y al mayor ahorro de agua, y en estas circunstancias los presupuestos destinados a renovación de las infraestructuras resultan insuficientes. Aunque teóricamente estos servicios tienen una contabilidad independiente y deberían financiarse a sí mismos, en muchos municipios se está recurriendo ya a los presupuestos generales como única forma de sostenerlos, lo que contribuye a la inestabilidad financiera.
El sistema de alcantarillado implica costes superiores al de canalización de agua potable. Las tuberías del primero son de mayor diámetro y se colocan a mayor profundidad, lo cual implica gastos tres o cuatro veces mayores a la hora de renovarlas. Además, para mantener una corriente fluida en las aguas residuales se necesitan diferentes sistemas de bombeo. En muchos lugares los ingresos no se compadecen con los gastos y urge revisar al alza las tarifas. De no hacerse nada, los efectos sobre la vida de los residentes van a hacerse patentes.
Aprovechar al máximo las nuevas tecnologías
Problemas similares existen en otros muchos países. Para controlar el estado de las tuberías envejecidas, Alemania ha implantado un sistema de monitoreo altamente tecnificado en que se utiliza una combinación de sensores e inteligencia artificial. De esta forma, ha conseguido predecir el deterioro de las instalaciones y facilitar una rápida respuesta.
En Japón también se está tomando una gran variedad de medidas para evitar el envejecimiento y deterioro de la red de alcantarillado. Las principales son el reforzamiento de las revisiones y estudios, y la introducción de tecnologías de construcción más eficientes. Las revisiones se hacen visualmente, levantando las tapas de registro, o mediante cámaras de vídeo. Robots dotados de cámaras exploran el interior de las tuberías en busca de anomalías. Se ha llegado a poder identificar con exactitud los puntos de riesgo gracias a una supervisión periódica hecha con sensores, drones e inteligencia artificial. Por ejemplo, los datos acumulados pueden ser analizados con inteligencia artificial para predecir los puntos proclives a sufrir mayor deterioro, lo que permite solucionar problemas antes de que ocurran.
Las tuberías envejecidas pueden ser sustituidas por otras o reparadas para que duren más años, y es esto último lo que normalmente se hace en razón de la mayor rapidez de las operaciones y de su menor coste.
Obras de soterramiento de una tubería de alcantarillado. (Pixta)
Necesaria coordinación entre administraciones
El problema de las tuberías del alcantarillado envejecidas no puede dejarse en manos de los gobiernos locales. El Gobierno central debería intervenir con medidas de alcance. El día 5 de febrero, durante una reunión de un consejo consultivo de expertos que debate los nuevos planes para reforzar la resiliencia del territorio nacional, el Gobierno hizo saber que entre sus prioridades está la de mejorar y renovar en bloque los sistemas de conducción de agua potable y alcantarillado. De parte de los Gobiernos locales se elevaron voces que denunciaban la escasez de personal que padecen y clamaban por un más fácil acceso a las subvenciones. El problema de los recursos humanos no tiene solución inmediata y tampoco parece realista pretender elevar el ritmo al que se están haciendo las obras. Es necesario que el Estado y los gobiernos locales coordinen esfuerzos para reforzar las finanzas de estos últimos y avanzar en la formación de personal especializado. También será necesario elevar el nivel de conciencia social sobre estos temas para que la población comprenda la importancia de mantener en buen uso nuestras infraestructuras.
Fotografía del encabezado: lugar del accidente de Yashio (prefectura de Saitama), en fotografía tomada el 6 de febrero de 2025. Durante los días posteriores al hundimiento el área afectada fue expandiéndose. (Fotografía tomada desde un helicóptero de la Agencia de Noticias Kyōdō)
(Traducido al español del original en japonés.)