Japón recurre al talento internacional para triunfar en los Juegos Olímpicos
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Entrenadores extranjeros de las selecciones de Japón
Los Juegos Olímpicos de París 2024 verán la primera aparición de equipos masculinos japoneses en baloncesto desde hace 48 años (desde Montreal en 1976), en balonmano desde hace 36 años (Seúl en 1988) y en voleibol desde hace 16 años (Pekín en 2008), sin contar los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, cuando Japón se clasificó automáticamente a través de la cuota de país anfitrión.
Estos tres equipos tienen un notable aspecto en común: cada uno de ellos está dirigido por un entrenador extranjero. El estadounidense Tom Hovasse, que entrenó al equipo femenino de Japón en los Juegos Olímpicos de Tokio, es ahora el seleccionador del equipo masculino. El equipo de balonmano estaba dirigido hasta hace poco por el islandés Dagur Sigurðsson, que anteriormente entrenó a la selección alemana y fue galardonado en una ocasión con el premio al Entrenador del Año de la IHF. El francés Philippe Blain, que fue entrenador de la selección francesa, dirige ahora el equipo japonés de voleibol.
Hovasse llegó por primera vez a Japón en 1990 y pasó temporadas jugando para los equipos corporativos de Toyota y Toshiba. Tras retirarse de la competición, se dedicó a entrenar, incluso a la selección femenina de Japón a partir de 2017, ganando una gran popularidad cuando la condujo a la medalla de plata hace tres años en los Juegos Olímpicos de Tokio.
En una entrevista publicada en la página web oficial del Comité Olímpico Internacional, se cita a Hovasse diciendo: “Cuando entrenaba al equipo femenino, incorporé técnicas y filosofía de la NBA, y un estilo de juego europeo: lo que podría llamarse un estilo de entrenamiento utilizado con equipos masculinos”.
La gente está familiarizada con las escenas en las que anima fervientemente a los jugadores, pero durante su carrera ha jugado al baloncesto profesional para los Atlanta Hawks de la NBA y para un equipo de Portugal. Además de su pasión por este deporte, también tiene experiencia y conocimientos internacionales que impartir a los atletas japoneses. Su próximo reto es dirigir al equipo masculino en París.
Sigurðsson y Blain tienen experiencia en la formación de selecciones nacionales y han reforzado a los equipos japoneses con sus entrenamientos de categoría mundial. Ambos han llevado sus habilidades por todo el mundo.
Pero cuando apenas faltaban seis meses para los Juegos Olímpicos de París, Sigurðsson indicó repentinamente su deseo de abandonar su cargo, quizá para ocupar un nuevo puesto como entrenador de Croacia, que debía competir en el torneo de clasificación olímpica en marzo. La Asociación Japonesa de Balonmano se está esforzando por seleccionar a un entrenador sustituto, pero este episodio puede causar dolores de cabeza si intentan contratar a otro técnico extranjero.
Blain, por su parte, ha firmado un contrato con la Asociación Japonesa de Voleibol que le llevará hasta los Juegos Olímpicos de París, pero después entrenará a un equipo surcoreano, el Cheonan Hyundai Capital Skywalkers.
El alemán que revolucionó el fútbol japonés
El fútbol abrió el camino para que los equipos japoneses adoptaran entrenadores extranjeros. Desde la década de 1990, la selección nacional ha sido dirigida por muchos entrenadores de fuera de Japón:
- Hans Ooft (Países Bajos) 1992-1993
- Roberto Falcão (Brasil) 1994
- Philippe Troussier (Francia) 1998-2002
- Zico (Brasil) 2002-2006
- Ivica Osim (Bosnia y Herzegovina) 2006-2007
- Alberto Zaccheroni (Italia) 2010-2014
- Javier Aguirre (México) 2014-2015
- Vahid Halilhodžić (Bosnia y Herzegovina) 2015-2018
Hace más de 60 años, otro entrenador de Alemania reclamó el título de “Padre del fútbol japonés”. Aunque Dettmar Cramer no entrenó a la selección nacional, llegó a Japón en 1960 como el primer entrenador extranjero del país.
En aquella época, Japón luchaba por ganar partidos internacionales. La Asociación Japonesa de Fútbol recurrió a la de Alemania Occidental para que le proporcionara un entrenador y, de entre las muchas opciones disponibles, Cramer fue la persona elegida. En su país natal, entre otras cosas, había sido el entrenador jefe de la Escuela Deportiva de Duisburgo.
Tras llegar a Japón, se hospedó en el mismo alojamiento que la selección nacional y, en el campo, entrenó a los jugadores empezando por lo más básico: patear el balón. Era una época en la que los campos de juego de césped eran todavía una rareza en Japón. Ayudó a impulsar el rápido progreso del estilo de juego japonés con una instrucción teórica al estilo alemán. Okano Shun’ichirō, que actuó como su intérprete en aquella época (antes de convertirse en presidente de la JFA), recuerda al entrenador: “Cramer introdujo el entrenamiento en Japón. Antes de eso, el fútbol era enseñado teóricamente por personas sin experiencia futbolística. Cramer nos enseñó a jugar él mismo, construyendo los cimientos del fútbol en Japón. Nos puso en el buen camino, dándonos brillantes esperanzas para el futuro”.
Japón superó a Argentina y alcanzó los cuartos de final como uno de los ocho mejores equipos de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. A partir de 1967, Cramer se convirtió en entrenador oficial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), y fue enviado por todo el mundo para impartir instrucción. El equipo japonés llegó a ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México 1968, basándose en lo que había aprendido de él.
Esto tuvo un gran impacto en el mundo deportivo japonés en su conjunto. Uno de los resultados fue la formación de la liga de fútbol japonesa. Cuando Cramer llegó por primera vez a Japón, los torneos eliminatorios eran la principal forma de competición nacional. Los jugadores aficionados no podían ausentarse mucho tiempo de su lugar de trabajo, y los torneos se celebraban en pocos días, sin tener que recorrer el país. Pero Cramer sintió la necesidad de una reforma.
Creía que el nivel de la competición mejoraría jugando repetidamente contra rivales más fuertes, en lugar de que los equipos se retiraran tras una derrota. Insistía en que Japón necesitaba una liga nacional en lugar de torneos.
Al día siguiente de la clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio, Cramer aprovechó la ocasión para desvelar su propuesta en una reunión de dirigentes de fútbol. “Para aumentar la competitividad de los jugadores japoneses y del equipo, Japón debe adoptar un sistema de partidos de liga similar al que funciona en los países europeos. Japón debe dividirse en cuatro zonas y formar una liga con los 12 equipos más fuertes”.
En 1965 se creó la Liga de Fútbol de Japón de acuerdo con su propuesta. Esto alentó la formación de una sucesión de ligas por parte de otros grupos deportivos japoneses. Era un periodo de fuerte crecimiento económico en Japón, y muchas empresas se esforzaron por potenciar sus clubes deportivos internos como forma de publicidad. La consiguiente vitalización de las ligas deportivas nacionales pasó a desempeñar un papel clave en el refuerzo de las selecciones nacionales.
La globalización lleva a los jugadores al extranjero
La década de 1990 fue testigo de grandes cambios en el panorama deportivo tanto en Japón como en el extranjero. Tras el colapso de la burbuja económica japonesa, muchas empresas decidieron disolver sus equipos deportivos. El escenario competitivo se volvió menos estable y las escuadras nacionales del país sufrieron un notable deterioro en su rendimiento.
En el extranjero, la formación de la Unión Europea permitió transferir con mayor facilidad jugadores entre países, los clubes se internacionalizaron más y el nivel de competitividad aumentó rápidamente. Además, con la difusión de la televisión de pago por satélite, el valor de los derechos de retransmisión se disparó, aumentando la escala del negocio deportivo. Al igual que en Europa, los deportes profesionales en Estados Unidos empezaron a incorporar más jugadores extranjeros a los equipos y se orientaron más hacia la globalización.
La J. League también se puso en marcha en 1993. Cinco años más tarde, la selección masculina japonesa hizo su primera aparición en la Copa del Mundo, en Francia. En aquel momento, todos los jugadores procedían de la J. League. Pero al terminar la copa, el centrocampista Nakata Hidetoshi fue transferido al Perugia, de la Serie A italiana, allanando el camino para que los jugadores japoneses se trasladaran al extranjero.
Desde el año 2000, muchos jugadores han sido transferidos al extranjero después de jugar en la J. League, y la selección nacional ha madurado hasta el punto de que ha conseguido llegar a la Copa Mundial en siete ocasiones consecutivas. En el Mundial de Catar 2022, la selección japonesa, compuesta por 26 jugadores, solo contaba con seis futbolistas procedentes de equipos de la J. League.
Sin embargo, tras el colapso de la economía de burbuja a principios de la década de 1990, las ligas nacionales de otros deportes de equipo se estancaron, lo que impidió la globalización. Más recientemente, se ha producido un aumento de los clubes de base regional, y se están reconstruyendo los cimientos de la competición, ejemplificado por el lanzamiento de la B. League de baloncesto. Japón también ha visto a más de sus jugadores incorporándose a equipos extranjeros.
La Asociación Nacional de Baloncesto también ha sido cuna de varios jugadores japoneses. Watanabe Yūta, que actualmente juega en los Memphis Grizzlies, fue una fuerza motriz para que Japón alcanzara los Juegos Olímpicos de este año. Hachimura Rui, que juega en Los Ángeles Lakers, también se unirá al equipo, contribuyendo a aumentar aún más su competitividad. La selección japonesa de voleibol incluye a Ishikawa Yūki y Takahashi Ran, que juegan en la Serie A italiana, considerada la cumbre mundial de este deporte. El equipo de balonmano de clasificación olímpica incluye a japoneses que juegan en Catar, Francia y Polonia.
Según Ishikawa, jugador clave del Milán en la Serie A y capitán de la selección masculina japonesa de voleibol, “En términos de habilidad, en comparación con el equipo japonés, los jugadores de los clubes de la Serie A son todos habituales de sus respectivas selecciones nacionales, y son más fuertes individualmente que el equipo japonés”. Se trasladó a Italia hace más de nueve años, y ha perfeccionado sus habilidades compitiendo en un entorno internacional.
La necesidad de un ciclo virtuoso
Aunque los deportes de equipo en Japón disfrutan por fin de una tendencia al alza, el futuro sigue siendo incierto. Uno de los factores es la rápida disminución del número de jugadores debido al descenso de la natalidad.
En marzo de 2019, la Agencia Japonesa de Deportes realizó una encuesta para estimar el número de estudiantes pertenecientes a la Asociación de Cultura Física de la Escuela Secundaria de Nippon, la Federación Atlética de la Escuela Superiror de Todo Japón y la Federación de Béisbol de la Escuela Superior de Japón. Pronosticó que, en comparación con el pico alcanzado en 2009, el número de estudiantes activos disminuiría alrededor de un 30 % para 2048. Se espera que los deportes de equipo sufran un descenso superior al 50 % en el número de jugadores, lo que dificultará la formación de equipos en algunas partes del país, provocando un descenso más agudo en los deportes de equipo que en los individuales.
Desde 2023, se ha puesto en marcha una iniciativa para transferir los clubes deportivos de las escuelas secundarias públicas a los clubes comunitarios, pero tienen dificultades para conseguir personal entrenador. El establecimiento de un entorno adecuado para los deportes de secundaria y bachillerato será una cuestión importante para el mundo del deporte japonés de cara al futuro.
Japón espera promover a los jugadores de menor rango al máximo nivel, para que puedan competir en su país y, con el tiempo, a nivel internacional. La actuación en la escena internacional también ayuda a reforzar los deportes en casa. Pero las iniciativas a más largo plazo son esenciales si Japón quiere desarrollar un círculo virtuoso para el rejuvenecimiento de sus deportes de equipo.
(Publicado originalmente en japonés y traducido al español desde la versión inglesa. Fotografía del encabezado: Japón gana en la eliminatoria final de la Copa del Mundo FIBA de baloncesto masculino, convirtiéndose en el equipo asiático mejor clasificado en el torneo. El equipo y el personal celebran el éxito de Japón en la clasificación para los Juegos Olímpicos de París, la primera vez que se clasifica por sus propios medios en 48 años, desde Montreal en 1976. Tomada en Okinawa, el 2 de septiembre de 2023. © AFP/Jiji)