Japón, incapaz de recuperar a sus ciudadanos secuestrados por Corea del Norte
Política Sociedad- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Incidentes sospechosos en las costas
Tras su rápida recuperación económica en la posguerra, Japón disfrutaba de su nueva prosperidad en la década de 1970, y había alcanzado el estatus de nación desarrollada. Corea del Norte eligió este momento de pacífica existencia de Japón para iniciar sus censurables “operaciones especiales en el extranjero”.
Poco después de las cinco de la tarde del 15 de agosto de 1978, un joven y una mujer paseaban por una playa cerca de Takaoka, en la prefectura de Toyama. Súbitamente cuatro desconocidos los atacaron y ambos fueron arrojados dentro de unas bolsas de tela tras ser atados y amordazados. Anticipándose a la llegada del barco con el que iban a escapar, los agresores esperaron en la costa del mar del Japón con las dos bolsas de tela a su lado. Los ladridos repentinos de un perro, sin embargo, hicieron cundir el pánico entre los secuestradores, que huyeron del lugar sin las bolsas.
Afortunadamente, este incidente terminó sin que el hombre y la mujer perdieran su libertad; pero por aquella época se estaban produciendo varias desapariciones sospechosas y repentinas a lo largo de las costas de Japón. Muchas personas fueron probablemente víctimas de secuestros por parte de los norcoreanos, bajo formas similares al caso de Takaoka.
En aquel momento, la policía trató este incidente como un crimen extraño de motivos desconocidos. Los periódicos y telediarios le dieron solo una cobertura menor. La razón es que en aquella época poca gente consideraba en Japón la posibilidad de que Corea del Norte estuviera implicada en ese intento de secuestro y en otras desapariciones. Estos secuestros se llevaron a cabo utilizando diversos métodos. Algunos agentes norcoreanos elegían como objetivo a personas que ya conocían. El dueño de un restaurante chino de ramen participó en el secuestro de Tanaka Minoru, uno de sus empleados, en 1978.
En varios de los casos también hubo, para espanto del público, ciudadanos japoneses que colaboraron en el secuestro. Arimoto Keiko estudiaba en Londres cuando Yao Megumi la convenció para ir a Dinamarca, desde donde fue trasladada a Corea del Norte. Yao era la exesposa de Shibata Yasuhiro, cabecilla del famoso Incidente Yodo-gō de 1970, en el que nueve miembros del Ejército Rojo Japonés secuestraron el vuelo 351 de Japan Airlines, vuelo que se solía denominar el Yodo-gō. Tras recibir asilo en Corea del Norte, los miembros del “Grupo Yodogō” y sus esposas (con las que se casaron después del incidente del secuestro aéreo) comenzaron entonces a cooperar con las autoridades norcoreanas en los secuestros de ciudadanos japoneses. Además del caso de Arimoto, los secuestros de Matsuki Kaoru e Ishioka Tōru también tuvieron lugar en Europa, con la participación de las esposas de los autores del Incidente Yodo-gō.
¿Por qué Corea del Norte secuestraba a japoneses?
Tras el armisticio de la Guerra de Corea en 1953, Corea del Norte intensificó sus actividades de espionaje en Corea del Sur. Al incrementarse las medidas de contraespionaje surcoreanas, Pyongyang trató a través de los secuestrados de dotar a sus agentes de conocimientos de japonés que les permitieran entrar en Japón sin ser detectados, haciéndose pasar por ciudadanos japoneses. Esta fue la motivación que había detrás de los secuestros.
Actualmente, el Gobierno japonés reconoce oficialmente 12 secuestros y 17 víctimas. Sin embargo, es probable que estas cifras sean tan solo la punta del iceberg. La Asociación Nacional para el Rescate de Japoneses Secuestrados por Corea del Norte ha identificado de forma independiente como probables secuestrados a otras siete personas. Otra organización civil, la Comisión de Investigación sobre Japoneses Desaparecidos Probablemente Relacionados con Corea del Norte, calcula que pueden haber sido secuestradas unas 470 personas. El Gobierno japonés también afirma que, a noviembre de 2021, no se puede descartar el secuestro en los casos de 873 personas. El informe final de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en Corea del Norte, publicado en 2014, declaraba también: “Es probable que al menos 100 ciudadanos japoneses hayan sido secuestrados” por Corea del Norte.
El impactante testimonio de Kim Hyon-hui
Hasta 1987 no se confirmaron las sospechas de la implicación sistemática de Corea del Norte en el secuestro de ciudadanos japoneses. Ese año, una bomba colocada en el vuelo 858 de Korean Air explotó sobre el océano Índico, matando a las 115 personas que iban a bordo. Una agente norcoreana, Kim Hyon-hui, fue detenida poco después y extraditada a Corea del Sur por su implicación en el atentado.
En el momento de su detención, Kim se hacía pasar por japonesa, hablaba japonés con fluidez y estaba en posesión de un pasaporte japonés falso. Dijo a los interrogadores que había estudiado japonés en Corea del Norte con una japonesa llamada Lee Un-hae. Aunque Kim desconocía su verdadero nombre, Lee había escrito la palabra “Chitose” en un cuaderno. La pista apuntaba a Taguchi Yaeko, que había desaparecido en 1978, a los 22 años, tras dejar a sus dos hijos en una guardería de Shinjuku, Tokio.
Esto se debe a que Chitose era el nombre que Taguchi utilizaba en el Hollywood, el club de alterne de Tokio donde trabajaba justo antes de su desaparición. Cuando los investigadores japoneses le enseñaron 15 fotografías de mujeres, Kim eligió la imagen de Taguchi sin dudar un momento.
El posterior anuncio de la policía japonesa en una rueda de prensa en mayo de 1991 de que Lee Un-hae era, en realidad, Taguchi, provocó un frenesí mediático y conmocionó a la sociedad japonesa. Sin embargo, incluso después de las inquietantes revelaciones, el Gobierno japonés no llegó a actuar hasta la segunda mitad de la década de 1990.
Ishidaka Kenji, periodista de la redacción de Asahi Television, fue uno de los primeros en informar sobre el secuestro.
Según Ishidaka, “Fue en enero de 1997 cuando descubrí que Yokota Megumi, desaparecida veinte años atrás, cuando cursaba el primer año de secundaria, había sido secuestrada por Corea del Norte. En aquella época pocos japoneses se interesaban por el tema de los secuestros. Sin embargo, tras la publicación de este hecho, en febrero de 1997, incluso el Gobierno japonés se interesó”.
Los padres de Megumi, Shigeru (ya fallecido) y Sakie, desempeñaron un papel importante en pro de los secuestrados. Shigeru fue dirigente de la Asociación de Familiares de Víctimas Secuestradas por Corea del Norte, creada en marzo de 1997, que en agosto de ese mismo año recogió y presentó 500.000 firmas a la Oficina del Primer Ministro. A partir de ese momento, la cobertura mediática del tema de los secuestros no cesaría.
Kim Jong-il se disculpa en la Cumbre
El interés de la opinión pública japonesa por el asunto aumentó, pero Corea del Norte siguió negando su implicación. Sin embargo, la situación cambió drásticamente tras la toma de posesión de Koizumi Jun’ichirō como primer ministro de Japón en 2001.
Las negociaciones entre bastidores dirigidas por Tanaka Hitoshi, director general de la Oficina de Asuntos Asiáticos y Oceánicos del Ministerio de Asuntos Exteriores, dieron como resultado la visita del primer ministro Koizumi a Pyongyang el 17 de septiembre de 2002. Era la primera visita de un primer ministro japonés a Corea del Norte.
En la histórica cumbre, el líder norcoreano Kim Jong-il hizo el primer reconocimiento oficial de los secuestros. Al disculparse por las acciones de Corea del Norte, Kim explicó que los secuestros “Los había iniciado una organización de misiones especiales impulsada por un patriotismo ciegamente motivado y un heroísmo equivocado”.
El 15 de octubre de 2002, cinco secuestrados regresaron a Japón por primera vez en 24 años: Hasuike Kaoru y su esposa Yukiko (de Kashiwazaki, prefectura de Niigata), Soga Hitomi (de Sado, prefectura de Niigata), y Chimura Yasushi y su esposa Fukie (de Obama, prefectura de Fukui). En 2004, el primer ministro Koizumi visitó Corea del Norte por segunda vez y consiguió la liberación de cinco niños nacidos en Corea del Norte: los tres hijos del matrimonio Chimura y los dos del matrimonio Hasuike.
Sin embargo, la cuestión distaba mucho de estar resuelta. Corea del Norte afirmó que 8 de las 12 víctimas restantes reconocidas por el Gobierno japonés, incluida Yokota Megumi, ya habían muerto. Negó su implicación en los otros cuatro casos. Sin embargo, las explicaciones de Corea del Norte y las “pruebas” aportadas para estas afirmaciones están plagadas de incoherencias. El Gobierno japonés sigue exigiendo nuevas investigaciones.
Endurecimiento de las actitudes tras el reconocimiento de los secuestros
¿Por qué admitió Corea del Norte los secuestros? La Guerra Fría había llegado a su fin con el colapso de la Unión Soviética, el principal benefactor de Corea del Norte. La situación alimentaria de Corea del Norte también llevaba deteriorándose desde los noventa. A cambio de avances en la cuestión de los secuestros, Corea del Norte buscaba ayuda humanitaria y cooperación económica. En la segunda cumbre Japón-Corea del Norte, celebrada en 2004, el Gobierno japonés prometió proporcionar, a través de organizaciones internacionales, 250.000 toneladas de alimentos y 10 millones de dólares en suministros médicos. Esta ayuda, sin embargo, se congeló posteriormente, y las negociaciones sobre el tema quedaron estancadas.
Otros posibles avances se han visto socavados por un cambio en la estrategia internacional de Corea del Norte. Tras convertir la adquisición de armas nucleares en su principal prioridad para la defensa nacional, Pyongyang realizó una prueba nuclear subterránea en octubre de 2006. Corea del Norte ha seguido desarrollando también misiles balísticos intercontinentales. Los llamamientos a priorizar la presión sobre el diálogo no hicieron más que fortalecerse en Japón, e incluso la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución condenando los abusos contra los derechos humanos por parte de Corea del Norte. A medida que dicho país se aislaba cada vez más de la comunidad internacional, su insistencia en que la cuestión de los secuestros ya se había resuelto no hacía sino enfatizarse.
Durante su segundo mandato (2012-2020), el primer ministro Abe hizo de la resolución del problema de los secuestros una de sus principales prioridades políticas. El enfoque básico de Abe para las negociaciones con Corea del Norte era utilizar “Tanto el diálogo como la presión”. El primer ministro dejó muy claro que no habría normalización de las relaciones diplomáticas entre Japón y Corea del Norte sin una resolución de la cuestión de los secuestros. Sin embargo no se lograron resultados significativos.
Un acontecimiento muy esperado durante el Gobierno de Abe fueron las conversaciones intergubernamentales de mayo de 2014 entre Japón y Corea del Norte en Estocolmo. Ambos países acordaron que, a cambio de la retirada de algunas de las sanciones impuestas por Japón, Corea del Norte reactivaría las investigaciones sobre los secuestros y otros ciudadanos japoneses desaparecidos. Según informes de prensa, Corea del Norte llegó a revelar de manera informal que Tanaka Minoru y Kaneda Tatsumitsu, desaparecidos a finales de la década de 1970, estaban vivos en Corea del Norte. Sin embargo, las negociaciones posteriores fracasaron y no se ha producido ningún avance desde el acuerdo de Estocolmo.
¿Por qué no se ha resuelto la cuestión del secuestro? Ishidaka lo explica:
“Incluso ahora hay secuestrados viviendo en Corea del Norte, pero el Gobierno no ha sido capaz de traerlos de vuelta a casa. Una de las razones es que en Japón no hay ninguna agencia de inteligencia capaz de llevar a cabo las investigaciones necesarias. Japón no puede obtener información interna de Corea del Norte, por ejemplo, acogiendo a agentes pro-norcoreanos de terceros países. Esto, a su vez, significa que no puede encontrar ni una pista de negociación eficaz. Japón no puede rescatar a sus propios ciudadanos secuestrados. Se trata, en definitiva, de un grave problema de seguridad nacional”.
(Publicado originalmente en japonés y traducido al español de la versión en inglés. Reportaje y artículo de Nishioka Yukifumi y Power News. Imagen del encabezado: Familiares de secuestrados alzan la voz en una concentración ciudadana para pedir el regreso de los secuestrados a Japón en Chiyoda, Tokio, el 27 de mayo de 2023 - © Kyōdō.)