Experto augura dos o tres años más de pandemia, aunque las vacunas sean efectivas
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Por qué sigue aumentando el número de infectados pese a la vacunación
―En Japón se ha declarado de nuevo el estado de emergencia en un momento de expansión de la variante delta del nuevo coronavirus. ¿Qué características tiene esta variante?
Es entre 1,8 y dos veces más infectiva que el virus de las variantes previas de la COVID-19. Con las variantes conocidas sabemos que cuando un virus penetra en una célula, en 10 horas habrá 1.000 nuevos virus. Con la variante delta, un virus puede crear 2.000 copias en ese mismo tiempo, de modo que 2.000 células vecinas pueden quedar infectadas. Es decir, que mientras que con la variante original tendríamos un millón de copias en 20 horas, con la delta tenemos cuatro millones.
La patogenicidad o capacidad de causar enfermedades graves de cada virus quizás no haya variado demasiado, pero el número de virus es mucho mayor. Resistir ante dos mil atacantes es mucho más difícil que hacerlo ante mil. El virus se mete hasta dentro y arrolla el sistema inmunitario, causando serios síntomas.
―Es decir, que es una amenaza mayor porque es más infeccioso.
Estamos viendo que la infección se extiende por grupos que hasta ahora habían quedado a salvo, como los niños. Los niños reciben muchas vacunas desde edades muy tempranas, así que sus sistemas inmunológicos deberían ser bastante fuertes, pero el virus se está propagando por las escuelas, por ejemplo, en el Reino Unido. Por otra parte, tenemos a los mayores de 65 años, entre los que la vacunación contra la COVID-19 está muy avanzada. Están sufriendo menos infecciones y muestran síntomas menos graves. Por eso, si el número de infectados aumenta pese a la vacunación, no es porque las vacunas no estén siendo efectivas, sino porque la tasa de infección entre los no vacunados está aumentando.
―La campaña de vacunación va mucho más lenta entre los menores de 65 años. Ahora, uno de los problemas es que entre personas de entre 40 y 59 años hay más que sufren un agravamiento.
Incluso en las personas que están en las bandas de edad de 40-49 y 50-59 años, que[en comparación con los más jóvenes]tienen menor capacidad inmunológica, era posible, de alguna manera, hacer frente al virus de las variantes conocidas. Pero al exponerse a la variante delta, que tiene una mayor capacidad de infección, el virus supera la capacidad inmunológica, porque logra reproducirse en muy poco tiempo. En este momento el suministro de vacunas no es ilimitado, pero si se vacuna a la gente en los lugares de trabajo, muchas personas de esas bandas de edad también podrán inmunizarse.
El camino hacia el control de la pandemia
―¿Podemos decir, entonces, que las vacunas que se están poniendo son efectivas?
Según los datos que tenemos de Israel y de otros muchos lugares, estas vacunas no solo están ayudando a impedir la infección, ayudan también a contener la aparición de la enfermedad y a impedir que el enfermo presente síntomas más graves. Por decirlo de otro modo, es una triple barrera que impide la infección, contiene la aparición y reduce la gravedad. Eso sí, hace falta al menos un mes para que la vacuna muestre toda su efectividad. En el caso de Israel, comenzó a verse una caída en el número de nuevas infecciones dos meses después. Primero, fue un descenso en el número de casos graves. A este siguió un descenso general de las nuevas infecciones. Creo que si Tokio continúa vacunando a la población, se verán los mismos resultados.
―Las sucesivas declaraciones de estado de emergencia no han servido para impedir que la gente salga a la calle, parece que ya no surten ningún efecto.
Conforme vamos vacunando a más y más personas, se reduce la necesidad de cambiar sus hábitos. Por ejemplo, yo he estado en cenas con personas que han recibido la vacunación completa y últimamente suelo decir a la gente que si desean tener la acostumbrada fiesta de despedida de año, primero se pongan las dos dosis de la vacuna. Así que, si lo que nos preocupa es que tengamos que mantener todavía más tiempo los cambios que hemos introducido en nuestros hábitos, y que están afectando negativamente a la economía, creo que en esa área vamos a ver cambios significativos.
―El Gobierno dice que antes de que termine el año suministrará vacunas para todos aquellos que deseen vacunarse. Si lo consigue, ¿sería posible ya controlar en cierto modo la pandemia?
Creo que sí. Pero nunca llegaremos al punto de cero infecciones, y el virus seguirá propagándose entre los no vacunados. Si somos capaces o no de volver a nuestras vidas anteriores dependerá del progreso de la vacunación. Si imitamos al Reino Unido y nos lanzamos a quitarnos alegremente las mascarillas y a celebrarlo, volveremos a la primera casilla del juego. Y aunque logremos rebajar mucho las cifras de infecciones entre la población japonesa, si la gente introduce el virus desde fuera, comenzará a propagarse otra vez. Japón no podrá bajar la guardia mientras la pandemia no sea contenida a nivel mundial. Las estimaciones actuales dicen que la vacunación global tardará dos o tres años. Debemos estar preparados para la eventualidad de que el virus vuelva a Japón desde el extranjero durante ese periodo.
Mucha gente me pregunta si podrá quitarse la mascarilla cuando sea vacunada, pero no es tan simple. Si te ponen las dos dosis, tú mismo deberías estar bien. Pero todavía no sabemos quién porta el virus en un momento dado. Personas asintomáticas pueden propagar la infección y, como la gente sigue llegando del extranjero, los no vacunados pueden infectarse y propagar el virus. Aunque un 70 % de la población japonesa sea vacunada, seguiríamos teniendo un 30 % sin vacunar. Con una tasa de infección del 1 % y una tasa de letalidad del 1 %, el costo sería de 3.600 vidas anuales.
Dependencia de China en materias primas
―El suministro de vacunas de la farmacéutica Moderna es menor de lo que el Gobierno decía inicialmente y la gente está empezando a sospechar que no nos van a llegar las suficientes.
La vacuna llegará en su momento, a mí eso no me preocupa tanto. Imagino que habrá periodos en los que la situación global cree alguna inestabilidad en el suministro. Pero es inconcebible que Pfizer y Moderna incumplan sus compromisos anuales de abastecer a Japón.
Pero hay otro problema en el que pocos se están fijando y es el de la posibilidad de que comiencen a escasear las materias primas utilizadas en las vacunas. Estas vacunas contra la COVID-19 se llaman “vacunas de ARNm (ácido ribonucleico mensajero)”, aunque en realidad no están hechas con ARN. Están hechas con ADN (ácido desoxirribonucleico) que ha sido copiado por bacterias E.coli modificadas y que puede leerse como ARN. Por eso, los productores necesitan materias primas para hacer ADN, en concreto, las cuatro proteínas básicas. China está produciendo y vendiendo esos materiales a un precio muy barato, pero si, por alguna razón, dejase de suministrarlos, la producción global de vacunas peligraría. Hubo un momento en que se dio una escasez de reactivos para pruebas PCR precisamente por esa dependencia de China en materias primas.
―Parece deducirse de lo que dice que Japón debería ser capaz de producir sus propias materias primas...
Lo mismo que ocurre con las mascarillas, si dependemos de fuentes de abastecimiento extranjeras, tarde o temprano vamos a tener problemas. Por suerte, Japón no produce solo vacunas de ARNm, produce otros muchos tipos de vacunas, entre ellas las de virus inactivados. Si se detiene el suministro de una materia prima, esa vacuna ya no podrá conseguirse, así que es importante ser capaz de suministrar tus propias vacunas en diferentes formatos.
Un año de inmunidad
―¿Durante cuánto tiempo tiene efecto la doble vacunación?
Creo que durante un año. Hay estudios en los que se han observado los datos de Moderna y Pfizer durante ocho meses, según los cuales dos dosis de vacuna pueden incrementar varios cientos o incluso más de mil veces el número de anticuerpos neutralizantes que luchan contra las infecciones virales. Aunque solo los incrementasen 40 veces, sería suficientes para obtener una respuesta antiviral fuerte. El título de anticuerpos, una medición de la concentración de anticuerpos en una persona, va cayendo con el tiempo, pero incluso pasados más de 200 días solo baja entre un 10 % y un 20 %. La curva de descenso indica que incluso pasado un año quedaría todavía algún nivel de inmunidad. Los linfocitos T, que ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos, también continúan activos durante un año.
―Pfizer ha comenzado a hablar sobre la necesidad de una tercera dosis.
Pfizer argumenta que así podremos elevar el número de anticuerpos neutralizantes hasta un nivel entre cinco y 10 veces mayor que el conseguido inmediatamente después de la segunda dosis, y que de esta forma se conseguirá mejor resistencia a las nuevas variantes. Nada de eso es malo, pero significa también que los efectos secundarios serán mucho más fuertes. Por otra parte, hay que decir que los anticuerpos neutralizantes no son el único medio de que dispone el cuerpo para protegerse frente al virus.
―¿Tendremos que vacunarnos todos los años?
Si las vacunas duran dos años en vez de uno, deberíamos recibir vacunas de recuerdo una vez cada dos o tres años. Si duran cuatro o cinco años, una vacuna de recuerdo cada cinco años será suficiente, como con la vacuna de la neumonía. Eso, además, reduciría el estrés en la sociedad. Yo creo que eso es lo que ocurrirá con nuestras vacunas actuales.
¿Influencia olímpica?
―Ya tenemos encima los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, y además de los problemas con la cuarentena surgen otros, como el hecho de que los conductores de autobús que llevarán a los atletas a los estadios no estén vacunados. ¿Hay riesgo de que la infección se propague por la ciudad?
Existe un temor razonable a que eso ocurra, pero solo tendrá un cierto alcance. Es muy grave que no se haya administrado la vacuna a personas que van a hacer importantes funciones en relación con los juegos, como los empleados de los hoteles. Imagino que, de por sí, estos hechos serán causa de cierta propagación, pero el verdadero problema es que en Japón las medidas de cuarentena no son suficientes. Incluso antes del inicio de los juegos, hubo docenas de casos en que personas llegadas del extranjero se saltaban la cuarentena, así que no solo deberíamos preocuparnos por los juegos. Si los responsables estuvieran realmente preocupados, en primer lugar deberían haber hecho la cuarentena más efectiva.
Desde que la variante delta fue hallada por primera vez en India, en Japón los responsables se han esforzado por evitar las entradas desde esa parte del mundo, pero ya se ha propagado globalmente. En los aeropuertos, los inspectores se centran en las pruebas de antígenos y PCR, pero el test solo detecta el 70 % de los casos positivos, es decir, que un 30 % se escapa. La única forma de conseguir mayor exactitud es repetir el test en un corto periodo de tiempo.
―Con tanta gente trayendo todo tipo de variantes de todos los rincones del mundo, ¿no es posible que se cree un “cóctel de virus”?
Me parece altamente improbable. Este virus se diferencia del de la gripe (influenza) en que sus diferentes variantes no se mezclan. En el caso de la gripe, cuando la gripe porcina mutó y pasó a las aves, se creó un híbrido de los virus de una y otra, dando origen a una gran mutación. En cambio, del nuevo coronavirus conocemos más de 10.000 variantes, pero no son quimeras (con mezcla de diferentes informaciones genéticas) sino, más bien, son tipos diferenciados que surgen en diferentes países donde la infección ha sido galopante.
Es muy raro que múltiples variantes infecten a una misma persona y cuando un virus se asienta, produce interferones que oponen resistencia a otro virus, haciendo muy difícil que diferentes virus penetren al mismo tiempo. Por lo que sé, prácticamente no hay casos de personas que alojen múltiples variantes.
―¿Representan los juegos olímpicos un gran riesgo?
A mí los juegos olímpicos me preocupaban bastante al principio, pero me tranquiliza que finalmente se haya decidido hacerlos sin público en los estadios. Y es también de gran importancia que se hayan puesto los medios para que las vacunas lleguen a todos los grupos de atletas. Creo que habrá una cierta propagación, pero no a gran escala. Y tampoco creo que al regresar a sus países el virus se expanda por el mundo.
El cambio climático, en la raíz de la pandemia
―Hay gente que relaciona las pandemias con la destrucción del medio ambiente, que cree que este está detrás de aquellas.
Lo principal es la destrucción del entorno natural por el ser humano, especialmente la deforestación. El sida es un ejemplo, con un virus que había sido encontrado en los simios, que de ellos pasó al ser humano y fue mutando. Las enfermedades infecciosas que ocurren en África, como el ébola, están todas vinculadas con la deforestación.
―¿Se trata de que cada vez hay menos distancia entre los seres humanos y los animales?
Sí. El calentamiento global también ha contribuido, haciendo que las infecciones se propaguen más fácilmente. De todos modos, me gustaría que la gente entendiera que, aunque las bacterias pueden multiplicarse indefinidamente en lugares cálidos y húmedos, los virus solo se multiplican dentro de las células. El calentamiento global no influirá tanto en las infecciones virales como en las bacterianas.
―¿Dónde y cómo aparecerá el “próximo virus”?
Unos dos años antes de la COVID-19 un investigador norteamericano vaticinó que otra vez ocurriría una pandemia. Él creía que sería causada por un virus ARN por sus gran infectividad, baja virulencia y alta mutabilidad. Acertó de pleno. Estas enfermedades no causan grandes daños al principio y la persona infectada continúa en actividad, propagando la enfermedad, y así es como comienzan las pandemias. Conforme el virus muta, el sistema inmunológico lucha por mantenerse en pie, y así la infección alcanza todavía mayor propagación. Podremos poner bajo control esta pandemia en dos o tres años, pero es probable que la siguiente vuelva a ser causada por un virus ARN.
(Originalmente publicado en japonés el 20 de julio de 2021, ha sido traducido de su versión inglesa. Fotografía del encabezado: Personas vacunadas en un centro de Osaka. Kyōdō Press.)