La atención psicológica a los extranjeros en Japón: ante una urgente necesidad de recursos
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Apoyo psicológico para facilitar el acceso a la atención médica
“Se dice que los inmigrantes tienen una probabilidad siete veces mayor a la del resto de la población de sufrir trastornos depresivos, debido a los problemas que experimentan a la hora de adaptarse a una cultura distinta. Una de las causas principales de este fenómeno es la sensación de derrota social”, apunta Ukawa Kō, profesora asociada de la Universidad Taishō y directora de la Asociación Japonesa de Psiquiatría Transcultural. “La mayoría de las personas que se trasladan al extranjero descienden de posición social y cobran menos que en su país. Sus esfuerzos por tirar adelante se ven frustrados. La sensación de derrota se les acumula y aumenta el riesgo de sufrir trastornos mentales”.
Los especialistas como Ukawa llaman apoyo psicológico al hecho de facilitar a los extranjeros el acceso a la atención médica y llevan a cabo campañas de educación con el fin de que ese apoyo se ofrezca de forma eficaz.
Cuando se fundó la Asociación Japonesa de Psiquiatría Transcultural, en 1993, los matrimonios internacionales en Japón iban en aumento. “La asociación se creó con el objetivo de facilitar la adaptación social a inmigrantes y refugiados que viven más de un año en Japón y ayudar a readaptarse a los japoneses que regresan tras pasar un periodo largo en otra cultura, por estudios o por trabajo. Las necesidades de atención a extranjeros seguirán creciendo. En la asociación enfocamos el problema desde una perspectiva académica, a través de disciplinas como la medicina, la sociología, la antropología cultural, la psicología y la lingüística”, explica Ukawa.
Ukawa, que da clases de convivencia multicultural en la universidad, asegura que el apoyo a la salud mental de los refugiados es un trabajo de por vida. Se dedica a difundir, mediante la asociación y la publicación editorial, los conocimientos adquiridos con su experiencia trabajando con organismos gubernamentales y organizaciones sin ánimo de lucro, mediante los cuales atiende regularmente a refugiados y les facilita el contacto con especialistas de la salud mental en caso necesario. Muchos de sus conocimientos no se limitan a la atención médica de refugiados, sino que pueden extrapolarse a la de todos los extranjeros.
La barrera lingüística no es el único problema
“Como el primer problema a la hora de ofrecer ayuda médica a los extranjeros es la barrera lingüística, es clave procurarles el primer acceso a los servicios sanitarios, empezando por facilitarles información sobre centros médicos que atiendan en distintos idiomas”, afirma Ukawa.
“En segundo lugar, hay que ofrecer la ayuda partiendo de la premisa de que el sistema sanitario es distinto en cada país. En mis investigaciones estudio el sistema sanitario de Vancouver (Canadá) desde una perspectiva comparativa. Allí se acude primero al médico de familia y luego este deriva al paciente a los especialistas y clínicas pertinentes. Por una cuota mensual equivalente a unos 6.000 yenes, el seguro sanitario cubre todos los gastos de visita, medicamentos, intervenciones quirúrgicas y demás servicios sanitarios de una familia. En Japón se paga en la clínica, al terminar la consulta, y luego en la farmacia, si se recetan medicamentos. Es muy complicado comprender un sistema que no existe en el país propio para acceder a la atención médica. Una vez hubo una persona de Etiopía, por ejemplo, que acudió al médico porque tenía insomnio, pero volvió a la consulta dos semanas más tarde diciendo que seguía sin dormir. Al preguntarle si estaba tomando las medicinas que se le recetaron, respondió que no se las habían dado. Pensaba que las medicinas se entregaban en la consulta y no sabía que tenía que llevar la receta a la farmacia”.
En algunos países no existe el concepto de reservar visitas médicas. “Hay personas procedentes de países emergentes o de Oriente Medio que no entienden por qué los médicos no les atienden de inmediato cuando lo necesitan, y se enfadan si tienen que reservar y esperar un mes para la visita”, cuenta Ukawa.
No es raro que, cuando el personal de ayuda llama a un centro médico en nombre del paciente y comenta que la reserva es para un extranjero, se le niegue la atención alegando que no hay hueco para la visita. Ukawa apunta que, ante estos casos, puede lograrse hacer la reserva si se dan explicaciones adicionales como que el paciente irá acompañado de un intérprete o que cuenta con un seguro sanitario.
¿Cómo se explica a un extranjero un sistema sanitario totalmente distinto al de su país en inglés u otro idioma? ¿Qué información del paciente hay que comunicar al centro sanitario? Es necesario formar y educar al personal de ayuda en estas materias.
Las enfermedades físicas presentan los mismos síntomas en cualquier país y suelen llevar a diagnósticos similares. Lo complicado son las enfermedades mentales, ya que la forma de explicar los síntomas varía según factores como el trasfondo cultural o la etnia. El término depresión es propio de la cultura occidental, mientras que las personas procedentes de Asia y África tienden a describir el trastorno mediante síntomas físicos como la cefalea, el dolor de estómago o la sensación de obstrucción en la garganta. “En el segundo caso, si el paciente acude a un médico internista o a un traumatólogo, el diagnóstico será que no padece ninguna enfermedad. El personal de ayuda no debe unirse al paciente poniendo en duda la competencia del médico y buscando otros profesionales, sino que ha de considerar la posibilidad de que se trate de depresión. Lo mejor es comprobar los SIGECAPS (palabras clave para identificar los síntomas de la depresión) y, si hay al menos tres síntomas que duran un par de semanas, consultar con un especialista en salud mental”, aclara Ukawa.
Clínicas de salud mental multilingües, una rareza en todo Japón
En Japón escasean los centros médicos privados que atienden en varios idiomas, y en salud mental son todavía más raros. La clínica Yotsuya Yui Clinic (Shinjuku, Tokio), dirigida por el doctor Abe Yū — exdirector de la Asociación Japonesa de Psiquiatría Transcultural—, ofrece atención en inglés, español, coreano, portugués y chino.
“Entre el 70 y el 80 % de los 480 nuevos pacientes que recibimos en 2019 eran extranjeros. El año anterior solo lo habían sido alrededor del 50 %. Los perfiles más comunes eran los de estudiantes, trabajadores con permiso para actividades especiales y personal altamente cualificado, procedentes de países asiáticos como Filipinas, con el inglés como idioma oficial”, recuerda Abe. Cuando abrió su clínica, catorce años atrás, abundaban los extranjeros de Suramérica: “Fui a España a estudiar en la Universidad de Madrid en 1989 y regresé a Japón al año siguiente, en 1990, cuando se reformó la Ley de Inmigración. En aquella época se concedieron visados de residencia de largo plazo a las familias de descendientes de japoneses de segunda y tercera generación”. La experiencia en la clínica en la que trabajó al volver a Japón, donde atendía a muchos pacientes peruanos y brasileños de ascendencia japonesa, lo motivó a abrir su propia clínica en 2006.
Ante las políticas de turismo que impulsa el Gobierno japonés y la aprobación de la nueva Ley de Inmigración en abril de 2019, urge preparar recursos sanitarios para los extranjeros. Según Abe, la separación de roles entre los grandes hospitales nacionales y universitarios y las entidades médicas privadas resulta inevitable: “Las clínicas multilingües escasean en todo el país. Por eso es importante que los grandes hospitales se encarguen de los visitantes temporales que vienen a hacer turismo médico —algo que impulsan las autoridades turísticas y gubernamentales—, empezando por los que vendrán para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, y que las pequeñas clínicas de barrio atiendan bien a los extranjeros que residen en Japón. Excepto en el caso de los que solicitan el estatus de refugiados, casi todos los extranjeros que viven aquí más de medio año cuentan con seguro sanitario, por lo que es difícil que surjan problemas para cubrir sus gastos médicos. Con todo, teniendo en cuenta que en adelante aumentará el número de estudiantes y trabajadores de otros países, se impone concebir un sistema sanitario más sólido para darles cabida. Adaptarse a una cultura y un idioma distintos a los propios requiere tiempo. Es un proceso confuso para todos. Hay quien se adapta con facilidad y también quien no lo consigue y termina sufriendo problemas mentales. Hay que ofrecerles apoyo. También hay que facilitar una ayuda continua a aquellos que ya estaban en tratamiento en su país, antes de venir a Japón a estudiar o trabajar”.
Financiar los servicios de interpretación médica con fondos públicos
En el sector sanitario japonés existe una necesidad creciente de intérpretes para la comunicación con los pacientes extranjeros. El Gobierno, las autoridades locales, los hospitales universitarios y otros organismos han empezado a formar personal para atender esa necesidad. Sin embargo, dado que los seguros sanitarios no cubren los costes de interpretación, los centros médicos y los pacientes se hallan ante el grave problema de tener que asumirlos por su cuenta. Además, como los centros médicos privados no se deciden a introducir este tipo de servicios, las oportunidades de aprovechar al personal formado en interpretación son reducidas.
El doctor Abe explica cómo se sirve de la interpretación médica en algunas de sus consultas: “Hay unas cuantas agencias de interpretación que ofrecen servicios de interpretación médica. Yo participé en la creación de una de ellas. En la clínica solo tenemos personal que hable portugués los sábados, por lo que los otros días recurrimos a la interpretación por videoconferencia. Eso sí, hay muchos pacientes que no quieren pagar los 1.000 yenes por cada 30 minutos que cuestan los intérpretes. Además, como es imposible realizar primeras visitas con interpretación por videoconferencia, las tres primeras veces nos ayudan intérpretes voluntarios de una ONG con la que colaboramos”.
El doctor Abe afirma que el Gobierno japonés debe apresurarse en crear entidades de formación y contratación de intérpretes médicos, además de establecer un sistema para cubrir con fondos públicos los costes de interpretación en los centros sanitarios: “Las clínicas también deben formarse para aprender a emplear eficazmente los recursos de interpretación y a comunicarse con los intérpretes”.
La atención sanitaria de los extranjeros no solo requiere intérpretes médicos, sino también un personal administrativo que domine distintos idiomas. “En mi clínica tenemos más de diez años de experiencia con pacientes extranjeros, así que contamos con profesionales que hablan varios idiomas, tanto médicos como enfermeros, psicólogos clínicos y personal administrativo. También ayuda que en los últimos tres o cuatro años haya más personal que quiera trabajar en un entorno multicultural. Tenemos una plantilla con perfiles muy variados; psicólogos clínicos que estudiaron español en la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio o en la Universidad Ritsumeikan, japoneses de ascendencia sudamericana que hablan portugués, graduados en Filología China por la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio, médicos de ascendencia coreana, etc.”, explica Abe.
Aunque cada vez son más los profesionales dispuestos a trabajar en la atención médica a extranjeros, no tienen dónde poner en práctica sus capacidades. “Hay muchos profesionales, incluidos psicólogos clínicos, que quieren trabajar en entornos multiculturales. Pero la realidad actual es que casi no hay clínicas u hospitales donde puedan ejercer ese trabajo. Urge crear centros sanitarios que atiendan en varios idiomas”, concluye Abe.
Lista de referencia de síntomas psicológicos (SIGECAPS, por las siglas en inglés)
- Sueño (Sleep): No poder dormir = Se pregunta al paciente si le cuesta conciliar el sueño, si se despierta varias veces durante la noche, si se desvela de madrugada, si sueña mucho y si se siente cansado al levantarse por la mañana.
- Aficiones (Interest): Pérdida de aficiones = Se pregunta al paciente qué intereses tiene y si ahora logra disfrutar con ellos.
- Culpa (Guilt): Sentimiento de culpa = Se pregunta al paciente si se siente culpable respecto a su familia o sus amigos.
- Energía (Energy): Falta de energía = Se pregunta al paciente que puntúe su nivel de energía de las últimas dos semanas en una escala de cero a 100. Los pacientes con depresión suelen responder con 30 puntos o menos.
- Concentración (Concentration): Incapacidad de concentrarse = Se pregunta al paciente si puede concentrarse al leer un libro o un periódico, si se concentra en el trabajo o los estudios y si le parece que se ha vuelto más olvidadizo que antes.
- Apetito (Appetite): Falta de apetito = Se pregunta al paciente si tiene sensación de hambre, si ha perdido peso últimamente y si disfruta del sabor de la comida.
- Retardo psicomotor (Psychomotor Retardation): Enlentecimiento = Se pregunta al paciente si nota que piensa y se mueve más lentamente de lo habitual.
- Pensamientos suicidas (Suicide Thought): Ganas de morir = Se pregunta al paciente si desearía desaparecer para dejar de sufrir y si ha ideado un plan concreto para suicidarse.
Fuente: Anata ni mo dekiru gaikokujin no kokoro no shien (Apoyo psicológico a los extranjeros para todos; 2016).
Fotografía del encabezado: PIXTA.