HondaJet: el sueño de Honda Sōichirō hecho realidad
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Un éxito de ventas inmediato
Por segundo año consecutivo, el HondaJet de Honda Aircraft Company, con sede en Greensboro, Carolina del Norte, ganó el título del jet pequeño más vendido del mundo. La compañía vendió 37 aviones en 2018, colocándolo en el primer lugar en la categoría de aviones pequeños por segundo año consecutivo después de quedar en lo más alto también en 2017 con 43 aviones vendidos. Cessna y unos pocos fabricantes más de aviones habían liderado tradicionalmente el mercado para esta clase de aeronaves hasta que Honda Aircraft, una filial del fabricante japonés de motocicletas y automóviles sin experiencia en este otro ámbito, irrumpió y registró de repente un éxito de ventas.
La característica distintiva del HondaJet es su diseño único con el motor ubicado en la parte superior del ala. Los motores a reacción de los aviones de negocios, por el contrario, suelen estar unidos al fuselaje. Al trascender esta idea estereotipada se logró reducir la resistencia al aire y mejorar la eficiencia del combustible, el alcance y la velocidad. Además, al colocar el motor en la parte superior del ala principal lejos del fuselaje, se ha maximizado el espacio interno, mientras que el ruido y las vibraciones transmitidas a la habitación se han reducido.
Otra característica es que la carga de operaciones del piloto se reduce considerablemente. Honda explica que el HondaJet puede controlarse de manera intuitiva utilizando los iconos y demás funciones que se muestran en las pantallas táctiles como si fuese un teléfono inteligente.
Pero para el negocio de la aviación de Honda el camino hasta el primer puesto fue largo y difícil. A veces, incluso se hablaba de reducir la empresa o cerrarla por completo.
Una empresa de aviones restructurada y minimizada
No podemos contar la historia de HondaJet sin mencionar al presidente de Honda Aircraft Company, Fujino Michimasa.
En 1986, tres años después de que comenzara a trabajar para Honda, Fujino fue asignado al Centro de Investigación de Tecnología Básica de la compañía en Wakō y se unió al proyecto de diseño y desarrollo de aeronaves. Aunque Fujino se había graduado en ingeniería aeronáutica en la Universidad de Tokio, decidió unirse a un fabricante de automóviles, por lo que esta asignación laboral le resultó sorprendente. No se imaginó nunca que desde entonces pasaría su carrera trabajando en el negocio de los aviones de Honda.
Fujino comenzó a profundizar en este campo en el Laboratorio de Investigación de Vuelo Raspet de la Universidad Estatal de Mississippi. Durante su estancia allí logró crear dos aviones experimentales. Sin embargo, el deterioro del entorno empresarial que acompañó a la explosión de la burbuja económica de Japón a principios de la década de 1990 cambió el panorama financiero de Honda, que decidió que ya no podía dedicar recursos financieros generosos al desarrollo de un avión. El proyecto de investigación se redujo y en 1996 Fujino y otros miembros del equipo regresaron a Japón, donde el personal que se había dedicado al mismo trabajo también fue asignado a otras divisiones.
No hubiera sido extraño que esta situación hubiese marcado el final de la incursión de Honda en el negocio de los aviones.
Una idea inspirada en medio de la noche
Fujino recuerda que cuando estaba durmiendo en una casa alquilada en la prefectura de Saitama a finales de 1996 o principios de 1997, una idea le asaltó a media noche. Como no tenía ningún papel a mano, dibujó un boceto en la parte trasera de un calendario. Era un dibujo de la original configuración del HondaJet con el montaje del motor sobre el ala. No se sabe hasta qué punto él era consciente, pero aquella noche había nacido el HondaJet.
En el otoño de 1997, Fujino, aún en su treintena, tuvo la oportunidad de hablar informalmente con Kawamoto Nobuhiko, el entonces presidente de Honda Motor. Aprovechó la oportunidad para exponer la importancia de que Honda continuara en el negocio de los aviones. La pasión de Fujino debió conmover a Kawamoto, porque le dio instrucciones al joven ingeniero para que abordara el asunto en una reunión de administración. En la reunión, Fujino obtuvo la aprobación para reanudar el desarrollo de un avión prototipo y fue nombrado líder del proyecto. El desafío de Honda de alcanzar el cielo seguía con vida.
Un primer vuelo exitoso que no fue comercializado
Fujino regresó a los Estados Unidos, donde se sumergió nuevamente en el desarrollo y diseño de aviones. El primer vuelo de prueba exitoso del avión experimental, que voló durante una hora, tuvo lugar en diciembre de 2003 en el aeropuerto internacional Piedmont Triad en Greensboro.
Pero la directiva de Honda tomó una severa decisión, “el avión no sería comercializado”. En ese momento, la compañía consideraba el negocio de las aeronaves como pura investigación destinada a desarrollar tecnologías que pudieran aplicarse a los automóviles. Según Honda, dentro de la compañía había muchas voces que se oponían a comercializar el avión, previendo enormes problemas con la certificación, la producción, las ventas y el servicio posventa y anticipando enormes barreras para su entrada al mercado.
Un encuentro casual en las Bahamas
Muy desilusionado, Fujino se tomó un descanso y fue a las Bahamas para pasar unas vacaciones. Un día, mientras estaba desayunando con su familia, un estadounidense sentado en la mesa de al lado comentó lo adorables que eran sus hijos. Mientras conversaban, el estadounidense comentó que había viajado a las Bahamas en su propio avión de negocios. En ese momento, Fujino le reveló que estaba trabajando en el desarrollo de aviones para Honda.
Entonces, el estadounidense le respondió que había leído un artículo de noticias sobre HondaJet y comentó: “El HondaJet es impresionante. Si alguna vez empezáis a venderlo, os compro uno seguro. Así que avísame a mí primero". Esas palabras le dieron a Fujino el aliento que tanto necesitaba.
Aunque la compañía no tenía planes de comercializar el avión, las pruebas de vuelo continuaron. El HondaJet se presentó por primera vez en una exposición aérea en Oshkosh, Wisconsin, en julio de 2005. El avión, con su innovador diseño de montaje de motor sobre el ala, acaparó la atención de los cientos de miles de espectadores allí presentes. Pero a pesar de esto, la compañía todavía veía el avión como un medio para demostrar su destreza tecnológica al mundo y no tenían planes para extender el proyecto y comercializarlo.
Se vendían como rosquillas
El punto de inflexión se produjo en marzo de 2006. Después de un llamado personal de Fujino, Fukui Takeo, presidente de Honda en ese momento, acordó tomar medidas para comercializar el avión y se alcanzó una decisión final en una reunión administrativa. En octubre del mismo año Honda exhibió el HondaJet en la exposición de aviación comercial de la Asociación Nacional de Aviación de Negocios en Orlando, Florida, y comenzó a aceptar pedidos.
La compañía recibió rápidamente encargos para más de 100 aviones. Fujino nos describió aquel momento diciendo que “los aviones se vendían como rosquillas". Finalmente, todos los largos años de esfuerzo le fueron recompensados.
Otra sorpresa más le esperaba a Fujino en el recinto. Mientras estaba muy ocupado trabajando, una voz le saludó desde la espalda. Al girarse, vio que era el hombre que había conocido en las Bahamas. “¿Te acuerdas de mí? Te dije que te compraría uno seguro, ¿verdad? Pues aquí me tienes” y diciendo esto, firmó allí mismo una orden de compra.
Sin embargo, no importa cuán alto sea el rendimiento, no se puede entregar el avión al cliente sin obtener el certificado de tipo. HondaJet solo pudo venderlos en realidad después de obtener la aprobación de tipo de la Administración Federal de Aviación (FAA) en diciembre de 2015. Habían pasado nueve largos años desde que se recibieron los pedidos. Así de impresionante es el negocio de los aviones.
El Fujino ingeniero y el Fujino gerente
Lógicamente, Fujino no fue el único protagonista de esta historia de éxito. En una conferencia en el Club de Prensa Nacional de Japón, Fujino comentó que minimizó las reuniones para potenciar las capacidades de su equipo. Cuando se le preguntó por la intención que le movió a tomar esa decisión explicó que al principio todos los miembros se reunían, pero hacer las reuniones se convirtió en una obligación en sí misma y quedaron atrapados en una situación que no permitía el nacimiento de nuevas ideas. Fue entonces cuando cambió la forma de gestión reduciendo las reuniones al mínimo y asignando a los miembros del equipo la recopilación de información por su cuenta. Como resultado, logró crear un entorno propicio para el pensamiento creativo.
Sin embargo, ahora que el equipo ha aumentado de las 40 personas iniciales a 1.800 personas, Fujino admite que no funciona bien sin hacer reuniones. El quid de la cuestión radica en responder de manera flexible y realista. Ha aprendido que para dirigir un proyecto desde la fase de investigación y desarrollo hasta las ventas se requieren capacidades no solo como ingeniero sino también como gerente para supervisar a los empleados y realizar un seguimiento de todo lo que ocurre dentro de la organización.
Un sueño compartido
Para Honda Sōichirō, el fundador de Honda, los aviones siempre habían sido un sueño. Se dice que cuando era niño le habían fascinado las proezas acrobáticas del piloto Art Smith, que había ido a Japón para realizar vuelos de exhibición. Fujino solo vio al fundador de Honda Motor Company una vez, un encuentro que se hizo aún más memorable por la brillante camisa roja hawaiana que llevaba el legendario inventor, en el aseo de hombres del centro de investigación de la compañía en Wakō.
El jefe de Fujino le había advertido que nunca le mencionara sobre el proyecto del avión a Honda Sōichirō. En ese momento, Honda ya se había retirado de todos los cargos ejecutivos. Pero todos sabían que le encantaban los aviones, y les preocupaba que pudiera insistir en retomar un papel activo y causar confusión en los lugares de trabajo si se enteraba del proyecto del desarrollo de aviones. Fujino, respetó las órdenes de su jefe y nunca dijo una palabra.
Dos años más tarde, en 1991, Honda Sōichirō murió a la edad de 84 años. Han pasado treinta años desde entonces, y hoy los aviones HondaJet están volando alrededor del mundo. Aunque Fujino nunca intercambió una palabra con Honda, posiblemente en aquel encuentro casual en el baño Honda transmitió a Fujino el espíritu de luchar por ese sueño.
Fotografía del encabezado: el Elite, el modelo más nuevo de HondaJet, salió a la venta en 2018 (fotografía por cortesía de Honda).