Religión y espiritualidad en Japón

Tres enfoques sobre la visión japonesa de la vida y la muerte

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Yamaori Tetsuo [Perfil]

Uno de los más destacados expertos de la ciencia de las religiones analiza la visión de la vida y de la muerte, y la estructura estratificada de la conciencia religiosa japonesa en el contexto del entorno geográfico, climático, mítico e histórico de este país.

Levedad física y escasa individualidad en los dioses japoneses

El mundo de los dioses que aparecen en los mitos japoneses a los que me he referido viene siendo definido como un politeísmo. Lo es sin ningún género de dudas, si pensamos en los proverbiales “ocho millones de dioses” que supuestamente aparecen. Sin embargo, si lo observamos bien, esta religión de los “ocho millones” difiere del politeísmo de las mitologías griega y romana. También difiere del hinduísmo de la India y del taoísmo chino, también politeístas. ¿En qué consiste la diferencia?

Si bien hay algunas excepciones, los dioses de la religión de los “ocho millones”, en comparación con los de esos otros politeísmos, destacan por su falta de individualidad y por su levedad física. Por decirlo de algún modo, es un politeísmo que no se ve. Originariamente se los consideraba, como he dicho antes, dioses que se esconden en lo más recóndito de la naturaleza. A diferencia de ellos, el viejo Zeus, el joven Apolo, el más joven todavía Cupido y otros dioses de la mitología grecorromana son ricos tanto en individualidad como en su carácter físico. Lo mismo puede decirse de los principales dioses del hinduísmo, como Visnú o Shiva. Todos estos dioses tienen su individualidad y su físico y forman un mundo de dioses visibles.

El politeísmo, la forma religiosa más cercana a la democracia

Trataré otra característica más del politeísmo japonés. En los monoteísmos como el cristianismo o el islam al dios único se le denomina dios trascendente o dios absoluto. Se lo ha tenido por un dios que trasciende la esfera humana. Se ha considerado que tiene un valor totalmente al margen y por encima de las cosas terrestres. Estos monoteísmos, a mi modo de entender, son análogos a lo que en política es una autocracia o una monarquía. Porque, si el dios trascendente domina todo el universo, la autocracia o la monarquía tratan de dominar también el mundo terreno situándose por encima del nivel humano. En resumen, no sería equivocado decir que el monoteísmo viene a equivaler a una dictadura, trasladada al mundo religioso.

Sin embargo, es un hecho realmente misterioso que la democracia, ese sistema político moderno que tan familiar nos resulta también a nosotros, se haya formado sobre una base monoteísta. Tanto el parlamentarismo democrático del Reino Unido como la democracia radical de la revolución francesa se gestaron en ambientes monoteístas.

Pensándolo bien, el sistema religioso más próximo a las democracias políticas debería ser el politeísmo. Supongo que habrá diferentes opiniones al respecto, pero yo creo que el politeísmo, que reconoce la pluralidad de valores y la diversidad de dioses, es la forma religiosa más adecuada para un sistema político democrático. Y lo digo porque la idea de que los dioses no son inmortales y una forma de política basada en los valores relativistas y pluralistas encuentran su punto de contacto en la no permanencia y en condición efímera del mundo de la que he hablado.

Fotografía del encabezado: templo ya renovado tras la ceremonia de reconstrucción o shikinen sengū del santuario sintoísta de Ise (octubre de 2013). Fotografía: Nakano Haruo.

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Especialista en ciencia de las religiones y crítico, nació en 1931 en San Francisco (Estados Unidos). En 1954 se licenció en Filosofía India por la Universidad de Tōhoku. Es profesor emérito del Centro Internacional de Estudios Japoneses, institución de la que fue previamente director, así como del Museo Nacional de Historia de Japón, y de la Escuela Universitaria de Posgrado de Estudios Avanzados. Entre sus numerosas obras destacan Shi no minzokugaku (Folclore de la muerte; 1990, Iwanami Shoten), Kindai nihonjin no shūkyō ishiki (Conciencia religiosa en el Japón moderno; 1996, Iwanami Shoten), Ōjō no gokui (Secretos del viaje al otro mundo; 2011, Ōta Shuppan) o Haha naru Gandhi (Madre Gandhi; 2013, Ushio Shuppansha)

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