Religión y espiritualidad en Japón

Los japoneses y el concepto de dios

Sociedad Historia

Para muchos japoneses la religión es sinónimo de deidades sintoístas, kami, y Buda. Reflexionamos sobre el concepto de kami a lo largo de la historia de Japón, ya que forma parte de las creencias que existían en el archipiélago nipón antes de la llegada del budismo.

Diferentes percepciones sobre la vida y la muerte

Analicemos las diferentes percepciones existentes en Japón acerca de lo que ocurre tras la muerte:

Algunas personas creían que, tras la muerte, se vuelve a las montañas, mientras que otras pensaban que se puede acabar en el abismo, o en un paraíso eterno más allá de los mares. Existía el concepto de "las impurezas de la muerte", el pensamiento vago de que los difuntos se alejan de los lugares que habitaban y terminan sus días en algún emplazamiento apartado. Por otro lado, la idea de un ciclo de transmigraciones del alma propia del budismo no formaba parte de las creencias relativas al otro mundo. Además, la noción budista y taoísta de que los difuntos se convierten en demonios y moran en el infierno llegó a Japón procedente de China y fue extendiéndose paulatinamente.

El emperador venera a Amaterasu Ōmikami, al resto de los kami y a sus antepasados. Aunque estos rituales imitaban el protocolo de la clase dirigente en China, la peculiaridad de Japón reside en el hecho de rendir culto a los antepasados como dioses. Se creía que los difuntos se deshacían de sus impurezas en algún lugar remoto y, posteriormente, alcanzaban la categoría de kami.

Según el budismo, el ser humano es el sujeto de un entrenamiento mediante el cual aspira a alcanzar el nirvana durante el ciclo de transmigraciones del alma. Justo después de la muerte, se reencarna en otro ser vivo y vive de nuevo en este mundo; la otra vida y las ánimas no existen. En resumen, la percepción de la muerte en el budismo y el sintoísmo es completamente diferente. A pesar de esto, ¿cómo fue posible que la religión budista se extendiera en Japón?

Kami y Buda, sinónimos entre los períodos Kamakura y Edo

Durante el período Heian (794-1185) surge una teoría, denominada Honjisuijakusetsu, según la cual los diversos budas y bodhisattvas, deidades propias del budismo de la India, llegan a Japón tras haber tomado aspecto de kami. En esta época, los conceptos de kami y Buda pasan a ser sinónimos, una noción que se generalizó durante el período Kamakura (1185-1333).

Si ambos conceptos funcionan como sinónimos, rezar a los kami y rogarle a los budas es lo mismo. En ese caso, la distinción entre los santuarios sintoístas y los templos budistas se vuelve innecesaria, y no existen motivos para diferenciar una religión de la otra. Los japoneses vivieron sin distinguirlos rigurosamente hasta finales del período Edo (1603-1868).

Una persona puede, entonces, convertirse en kami o en buda tras su muerte. Los creyentes de la secta budista Jōdo, una de las más extendidas en Japón, rezan por un ascenso pacífico a la otra vida tras librarse de un ciclo de transmigraciones del alma. Lo hacen porque el buda Amida prometió durante su entrenamiento para alcanzar el nirvana que ayudaría a todos los seres vivos de este mundo a ascender al paraíso. El ascenso al paraíso es el paso previo al nirvana, de ahí su importancia. Esto explica también que se extendiera la idea de que el ser humano puede convertirse en buda si muere.

Así surgió la percepción sobre la muerte más generalizada entre los japoneses, que perdura a día de hoy:

  • Tras la muerte, el ser humano pasa a ser un espíritu errante durante cierto tiempo.
  • Posteriormente, cruza el río Sanzu, semejante a la laguna Estigia de la mitología griega, llega al otro mundo y se convierte en kami o en buda.
  • En caso de que esté muy apegado a esta vida o conserve algún tipo de rencor en ella, no alcanza el nirvana y se convierte en un fantasma.
  • Si su conducta en vida no fue buena, como castigo va al infierno, donde será blanco del hostigamiento por parte de demonios y de Enma, rey del abismo.
  • Los difuntos regresan a sus hogares para la festividad budista de bon, durante la cual se honra su memoria.
  • En los hogares se instala un altar budista, butsudan en japonés, que sirve para recordar y rendir culto a los antepasados. En él se depositan diversas ofrendas y se prende incienso. Además, se coloca una tablilla en la que aparece el nombre póstumo budista de cada persona fallecida.

Al reflexionar sobre lo anterior, uno se da cuenta de que no se trata ni de budismo ni de sintoísmo y de que existen contradicciones.

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