Religión y espiritualidad en Japón

La religión en Japón: irreligiosidad y “elementos casi religiosos”

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La religión es un elemento que ejerce una profunda influencia tanto sobre la identidad del individuo como sobre la configuración de la sociedad, pero ¿qué significado tiene para los japoneses en la actualidad y qué papel desempeñó en el proceso de formación nacional de Japón antes y después de la Segunda Guerra Mundial? En este artículo el especialista en estudios religiosos Shimazono Susumu nos descifra la relación de los japoneses con la religión.

El confucianismo como doctrina religiosa

Hasta ahora hemos visto las posturas que definen la dimensión religiosa de los japoneses como irreligiosa y como naturalista. Existe otro punto de vista que plantea que los japoneses, aparentemente ajenos a la religión, tienen en realidad un estrecho contacto con una amplia variedad de "elementos casi religiosos".

Un ejemplo de ello es el confucianismo. Los japoneses respetan estrictamente los buenos modales. Pues bien: la costumbre tan generalizada en Japón de la reverencia es de influencia confuciana. También está el lenguaje formal de la lengua japonesa, conocido como keigo; incluso los estudiantes de secundaria y los universitarios utilizan una forma de hablar marcadamente distinta al dirigirse a los compañeros mayores y al dirigirse a los menores, lo que refleja el peso de la jerarquía de la edad. El respeto hacia los difuntos es también un elemento característico del confucianismo. Antes hemos afirmado que los ritos funerarios japoneses pertenecen a la esfera del budismo, pero lo cierto es que también presentan una parte de influencia confuciana. El confucianismo puede considerarse como religión o no según cómo definamos el concepto de "religión", pero no cabe duda de que contiene elementos religiosos como el respeto a la vida otorgada por el Cielo, el respeto a la continuación de la vida transmitida de los antepasados a los descendientes o el respeto a un sistema cuya sacralidad se ve legitimada por los ritos. Además, el término "camino" ( o michi) se utiliza en Asia Oriental con el mismo sentido que el término "religión" en Occidente, y para los japoneses de los siglos XVII y XVIII tanto el budismo como el confucianismo eran sistemas para enseñar ese "camino" a las personas.

La fascinación actual de los japoneses por el "aislamiento" y el "camino" del manga Vagabond

A pesar de que el confucionismo es el ejemplo más representativo de esos "elementos casi religiosos" de los que hablábamos en la cultura japonesa, su presencia en la sociedad se ha ido desvaneciendo desde la Restauración Meiji (1867-1885). Aun así, la vida de los japoneses actuales sigue plagada de ejemplos de dichos elementos. Tenemos por ejemplo el manga Vagabond de Inoue Takehiko (editorial Kōdansha), que se lanzó como serie en una revista en 1998, lleva 36 volúmenes publicados hasta octubre de 2013 y las ventas en Japón sobrepasan los 60 millones de ejemplares. El protagonista del manga es el personaje histórico Miyamoto Musashi, un samurái de siglo XVI-XVII que, a pesar de su difícil posición social por no tener señor, se convirtió en un maestro del kendō (esgrima japonesa) y legó una obra teórica sobre el bushidō (caballería japonesa). El manga se inspiró en la novela Miyamoto Musashi de Yoshikawa Eiji, publicada como serie en un periódico en 1935 y finalmente llevada a la gran pantalla gracias a su éxito arrollador.

Volumen 36 de Vagabond, de Inoue Takehiko, publicado en octubre de 2013 por Kōdansha. (c) I.T.Planning, Inc.

Uno de los motivos del éxito que ha cosechado Vagabond entre la juventud japonesa es la forma impactante en la que refleja el aislamiento. El protagonista es un samurái, pero el hecho de no tener un señor al que servir le da una cierta libertad. Tras dejar su tierra natal, peregrina por todo el país luchando y buscando a los rivales más fuertes para batirse con ellos y terminar derrotándolos a todos, uno a uno. Cada combate es a vida o muerte, por lo que es consciente de la muerte en todo momento. El protagonista del manga no entiende el sentido de vivir y en su andar por el mundo se cuestiona por qué debe seguir derrotando a sus enemigos constantemente y qué significado tiene el propio acto de luchar contra ellos. Y parece ser que la cosmovisión que plantea la victoria como el objetivo en la vida también se ve fuertemente cuestionada en la conciencia del hombre actual.

En los últimos años la palabra bushidō se ha puesto de moda, gracias en parte a la película El último samurái que se lanzó al cine en 2003. El bushidō representa un estilo de vida que implica arriesgar la vida en la lucha y estar constantemente dispuesto a morir por el señor al que se sirve. Ser consciente de la muerte en todo momento es clave: un tipo de genealogía del pensamiento que nos fascina absolutamente. Incluso podríamos decir que sentimos que el bushidō nos ofrece una pista para encontrar la respuesta a la pregunta de para qué vivimos. Visto así, incluso entre los japoneses que se sienten ajenos a la religión, son muchos los que se identifican con ese "camino" que promulga el bushidō.

Por poner un ejemplo, muchos de los estudiantes que ingresan en la Facultad de Estudios Religiosos de la Universidad de Tokio practican disciplinas artísticas como la música o el teatro, y muchos otros se entrenan en artes marciales como el aikidō o el tiro con arco. Según mi experiencia personal, un buen número de los estudiantes de la facultad eligieron los estudios religiosos para profundizar en los sentimientos que les habían despertado las artes durante la secundaria o en la universidad. Este fenómeno no es exclusivo de los jóvenes: son muchos los que se inician en disciplinas como la alfarería o la ceremonia del té a una edad avanzada en busca de la estabilidad emocional. Estas personas persiguen la paz interior, no a través de algo tan vasto e intangible como la religión, sino a través de métodos más cercanos como las artes. Podemos aventurar incluso que el cultivo de los valores espirituales a través de elementos concretos y cercanos es una de las características propias de la cultura japonesa.

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