La naturaleza de Hokkaidō captada por Mizukoshi Takeshi
Paisajes montañosos creados por la actividad volcánica
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En comparación con los Alpes japoneses, las montañas de Hokkaidō son, en promedio, unos mil metros más bajas. Esta característica hace que no sea indispensable contar con técnicas avanzadas para escalarlas. La cumbre más alta en esta prefectura solo alcanza los 2.291 metros de altitud. Sin embargo, en el periodo más crudo del invierno, los días son cortos y se registran temperaturas extremas cercanas a los 40 grados bajo cero. Además, si se presentan bajas presiones de gran intensidad, no es extraño que las tormentas de nieve se prolonguen 10 días consecutivos. La alta latitud en la que se encuentran permite la acumulación de grandes volúmenes de nieve, lo que crea paisajes que recuerdan a zonas polares. Por estas razones, es indispensable contar con una fortaleza mental que permita soportar ventiscas que parecen no tener fin. La dificultad de escalar estas montañas reside, entonces, en la necesidad de planear el itinerario con un margen de tiempo suficiente, así como en preparar los alimentos y combustible necesarios para llevarlo a cabo.
Con excepción del corto verano en julio y agosto, atravesar las montañas a lo largo y ancho de Hokkaidō es una tarea compleja. Por este motivo, hasta hace apenas pocos años, las montañas del interior eran poco conocidas por los escaladores no profesionales, además de que apenas habían sido mostradas en su totalidad.
El monte Asahidake, el pico más alto de la cordillera de Daisetsuzan
Daisetsuzan es como se denomina al conjunto de montañas que se encuentran en la región central de Hokkaidō. Su pico más alto, el Asahidake (2.291 metros), es también el de mayor altitud en la prefectura. Al formar parte de un grupo de volcanes, tengo la honda impresión de que es una extensa meseta de lava más que un pico elevado.
Escalé por primera vez la cordillera de Daisetsuzan en julio de 1971. En esa ocasión acompañaba a mi mentor, el fotógrafo Tabuchi Yukio. Nuestro objetivo era llevar a cabo un estudio biológico de mariposas alpinas. Establecimos nuestra base en una cueva del monte Hakuundake (2.230 metros de altitud) y, a pesar de que permanecimos más de una semana en la zona, no subí al monte Asahidake.
Para ser sincero, quedé fascinado por el espacio a cielo abierto y tranquilo en el que nos encontrábamos, así que no sentí deseos de subir a la estrecha cima del pico más alto. Siendo una persona que adora subir montañas, me da un poco de vergüenza aceptar que no fui al Asahidake a pesar de que quedaba a una distancia de tan solo dos o tres horas a pie. Quizá es porque los terrenos abiertos de la cordillera se me antojaban más cercanos a los altiplanos que a las montañas. Encantado por la meseta, desde nuestra base en Hakuundake me aventuré a escalar el monte Tomuraushi (2.141 metros), un poco más bajo que el Asahidake. A la cima de este pico llegué casi 20 años después, un marzo en medio de la profunda nieve.
En varias zonas de la cordillera de Daisetsuzan se pueden encontrar terrenos periglaciares formados por los continuos procesos de congelamiento y descongelamiento de las aguas interiores. Es hábitat de flora y fauna poco común o inexistente en otras partes el mundo. También hay lugares con permafrost, así como especies de mariposas y flora de alta montaña que son reliquias de la glaciación, tales como las mariposas usubaki-chō o daisetu takane hikage, que solo existen en esta cordillera.
La cordillera de Hidaka, montañas que datan de la edad de hielo y se extienden de sur a norte
Para visitar terrenos glaciares, recomiendo explorar las empinadas montañas de la cordillera de Hidaka. Muchas de sus cumbres son volcanes y los terrenos están repletos de pliegues ocasionados por los movimientos de la corteza, algo poco común en Hokkaidō. Su pico principal es el monte Poroshidake (2.052 metros) y sus montañas hermosas se conectan a lo largo de 80 km de norte a sur, desde el paso de montaña de Karikachi hasta el cabo Erimo. Se trata de montañas maduras cuyas cimas son escarpadas y de crestas afiladas. Estas se ubican sobre el límite forestal en la alta montaña por lo que se acumula poca nieve en la zona y crecen los pinos enanos siberianos. En las faldas hay bosques de coníferas con abetos de Sajalín y picea jezoensis.
Una de sus principales características es que en las cercanías de las cimas y crestas hay circos, zonas erosionadas por los glaciares, cuyo terreno parece que hubiera sido retirado con una cuchara. Estos circos se formaron hace aproximadamente entre 70.000 y 10.000 años, durante el último periodo glaciar, cuando fueron carcomidos por el hielo. No existe un sendero de montaña, pero una de las rutas más populares se extiende por cerca de 100 km de norte a sur, entre el monte Memurodake (1.754 metros) y el monte Rakko (1.471 metros).
Bellos paisajes creados por la actividad volcánica
Cinco de los seis parques nacionales de Hokkaidō cuentan con paisajes volcánicos, con excepción del Parque Nacional Kushiroshitsugen, un humedal. Estos surgieron como resultado de continuas erupciones desde la antigüedad. Algunos de estos volcanes, tales como el monte Usu (737 metros), activo y que expulsa vapores, no están abiertos al público, pero se puede visitar casi la totalidad de los restantes con la compañía de unos guías.
La cordillera volcánica más extensa de Hokkaidō es el cinturón volcánico de Chishima que se extiende del monte Tokachi (2.077 metros) pasando por la cordillera de Daisetsuzan y la península de Shiretoko hasta el archipiélago de Chishima. La cordillera volcánica de Akan, representada por el monte Oakandake (1.370 metros), de hermosa silueta cónica, y la cordillera volcánica de Shiretoko, representada por el pico más alto en la península del monte Rausu (1.661 metros), entre otros, están conectadas en forma de arco.
En este cinturón volcánico se encuentra el Mashū, un reconocido lago de caldera, rodeado por bordes de la caldera con 300 metros de altura. Según mediciones hechas en 1931, su nivel de transparencia era el mayor del mundo con 41,6 metros, característica que le ha valido fama en el extranjero. Sin embargo, tal como lo revela su apodo Kiri no Mashū-ko (el brumoso lago Mashū), también es famoso por la niebla que lo cubre continuamente, lo que limita las posibilidades de admirar su mística presencia.
En las montañas de Hokkaidō los veranos son cortos y los inviernos largos, pero las estaciones se hacen presentes. La primavera, cuando empieza a aparecer la anhelada tierra negra de donde surgen los brotes, y el otoño, con los colores de los serbales y los abedules papírferos que parecen competir, dan impresiones inolvidables a causa de la inclemencia del invierno.
Fotografías y texto: Mizukoshi Takeshi.
Fotografía del encabezado: el monte Tenchōzan (1.046 metros) de la cordillera de Shiretoko, en el punto más álgido del invierno. Debido a que las montañas de Hokkaidō se encuentran a altas latitudes, sus paisajes nos recuerdan a las zonas polares.
(Traducido al español del original en japonés.)