‘Japan’: el país del sol naciente desde la mirada de un infiltrado
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En 2015, un editor alemán me propuso otro libro sobre Japón. Reaccioné sin ningún entusiasmo. Me hastiaba la idea de hacer otro libro que repitiera la imagen idealizada de Japón tras más de 40 años en el país, una imagen romántica que los editores parecen venir perpetuando desde el siglo XIX.
A diferencia de muchos expatriados que viven en este país, para mí Japón nunca fue un destino final sino una simple escala que hice de camino a Australia en 1972. No me interesaban para nada los santuarios, los templos, los jardines o lo que generalmente se promueve como cultura japonesa en Occidente.
Tokio chocaba con las imágenes de elegantes casas de madera y mujeres sonrientes en kimono que evocaban las fantasías estereotípicas de Japón. La ciudad se presentaba como una jungla urbana densa y caótica, una extensión infinita de cemento y acero que parecía mantenerse unida por una red enmarañada de cables suspendidos.
Por eso mis primeros sujetos fotográficos en Japón no fueron los paisajes de Kioto, a pesar de haber vivido allí ocho años. Mis proyectos se centraron en los chindon-ya —anunciadores callejeros ambulantes—, los camioneros de larga distancia y los pachinko. Añadir más fotos a los miles que ya se toman a diario en los templos de Kioto no resultaba inspirador.
Tenía una serie de condiciones cuando negocié la propuesta del nuevo libro en 2015. La primera era excluir totalmente Kioto; la obra no iba a ser una guía de viajes con destinos. La segunda era que debía basarse en mis conceptos; se trataba de una visión personal de Japón. También iba a ser yo quien eligiera a los escritores.
Era un proyecto difícil de vender que fue saltando de editorial en editorial. Al final elaboré una versión simplificada del libro para transmitir la idea y encontré un editor que se ilusionó con el concepto. Sorprendentemente, los japoneses mostraron un apoyo más entusiasta que algunos expatriados. Es un milagro que el proyecto haya llegado a producirse en estos tiempos de pandemia.
El libro es una obra fotográfica gigante que pesa 4,5 kilos y tiene 320 páginas y 250 imágenes.
El Gran Tokio es la mayor área metropolitana del mundo, con una población de 38 millones de personas; junto con Osaka, la segunda megalópolis más grande de Japón, suma unos 50 millones. La red de carreteras de la capital tiene unos 25.000 kilómetros de longitud y atraviesa una de las zonas urbanas más densamente edificadas del planeta. El descomunal laberinto que forma la red ferroviaria del Gran Tokio se compone de 158 líneas y más de 2.000 estaciones.
Esta casa de té privada de 250 años de antigüedad se ubica en el principal barrio comercial de Osaka. Es un oasis aislado en la jungla de cemento que resulta invisible desde la calle. La superposición incesante de edificios, en que cada nueva estructura usurpa la anterior, genera un paisaje urbano que encarna el concepto budista de transitoriedad.
Japón se asienta sobre los límites de cuatro placas continentales, en el Anillo de Fuego del Pacífico. Con sus más de cien volcanes activos y 1.500 terremotos anuales, es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo.
El temor constante por los terremotos y los tsunamis, las inundaciones y los tifones catastróficos se expresa en el ansia insaciable de domar, cueste lo que cueste, el entorno natural, salvaje e impredecible, y proteger el archipiélago. La belleza natural y los ecosistemas se ven destruidos por incontables rompeolas, diques y superficies cementadas.
La arraigada compulsión de controlar, dominar y solidificar la naturaleza está integrada en la psique japonesa y constituye una característica de la sociedad, la cultura y la estética niponas, como demuestra la remodelación del mundo natural en los jardines tradicionales. El amor por la naturaleza no se prodiga a la tierra silvestre y virgen, sino que se reserva a la naturaleza reconfigurada y controlada por la mano del hombre.
Vestirse adecuadamente para profesiones, actividades o actos concretos constituye un rasgo patente de la sociedad nipona: los japoneses creen que la apariencia debe preceder a la acción. Este equipo de mujeres lucha contra la erosión de la arena en la playa de Shōnai, en la costa ventosa del extremo noreste del archipiélago. El atuendo para esta actividad varía entre una región y otra, en función del tiempo y las temperaturas.
Las empleadas que representan públicamente una marca o la identidad de una empresa se visten con pulcritud y llevan uniformes característicos. Su apariencia es el orgullo de la firma y dedican un cuidado excepcional a su vestimenta. Se someten a una formación meticulosa y unas reglas de conducta estrictas. El cosplay es una forma de liberarse del conformismo que se aplica tan rigurosamente y permite que la gente se transforme en los personajes de sus fantasías, aunque sea durante un rato.
Los rituales japoneses sirven para exorcizar el mal, rogar por la felicidad y las cosechas abundantes, o bien para la purificación mediante la invocación del agua y el fuego. Cada ritual confirma no solo la identidad del grupo, sino también el modo en que cada participante encaja en la jerarquía grupal.
La formación del carácter japonés empieza en la escuela, sigue en la empresa y se mantiene en el hogar. Las ceremonias de ingreso laborales y académicas se parecen en forma y contenido. Los uniformes oscuros que llevan los empleados y los estudiantes engendran un sentido de uniformidad física y mental.
El shugendō es una práctica ascética que engloba la veneración por las montañas, el budismo esotérico, el taoísmo y el chamanismo japonés. El monte Haguro, con los santuarios Dewa Sanzan, es un enclave importante por sus rituales místico-mágicos.
Aquí la estética japonesa mezcla lo sereno con lo profano y la simplicidad terrenal con la ostentación, como sucede comúnmente en Japón.
Sitio web del libro de fotografía Japan (en inglés):
japanbook.info
Japan ha sido publicado en inglés por Schiffer, una editorial familiar centrada en libros con información e imágenes de alta calidad. La obra está disponible en las principales tiendas online y en algunas librerías.
(Traducido al español del original en inglés. Fotografía del encabezado: Portada de Japan, de Hans Sautter. 2020)