[Diapositivas] Las cuatro estaciones en el mar Interior de Seto
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La belleza isleña que cautivó a Philipp Franz von Siebold
El mar Interior de Seto, que separa las islas japonesas de Honshū, Shikoku y Kyūshū, alberga una gran cantidad de islas de belleza singular; en concreto, 727, entre habitadas y desiertas. Desde tiempos antiguos se considera un enclave importante para el transporte marítimo.
El alemán Philipp Franz von Siebold, que llegó a Japón en el período Edo, dedicó unas palabras a estos paisajes:
“Cada vez que el barco cambiaba de rumbo, aparecían ante mí, como por arte de magia, varias islas de belleza. Me fascinó el paisaje de las costas de Japón (Honshū) y Shikoku, que se atisbaba entre las islas y rocas”.
El paisaje que describe Siebold en este fragmento, extraído de Edosanpukikō, no ha cambiado con el paso de los siglos.
Los encantos de quienes conviven con el mar
Kuroiwa nació en una zona montañosa de Wakayama, prefectura que da al mar Interior de Seto, de ahí que siempre haya sentido fascinación por esas aguas tan cercanas. A los 18 años decidió viajar por el Sudeste Asiático, y fue durante ese viaje cuando pensó en conocer las distintas islas de Japón, empezando por las de su prefectura natal. Posteriormente, fue visitando y fotografiando las del mar Interior de Seto, ya que le resultaba fácil desplazarse hacia ellas desde Kioto, lugar en el que comenzó a vivir en su época de estudiante. Lo que más le fascinó durante esas visitas fue el estilo de vida de la zona, en consonancia con la naturaleza. Le cautivó el día a día de quienes conviven con el mar, de ahí que decidiera ir a esas islas de forma periódica.
El gozo de los isleños
Las repetidas visitas a estas islas le sirvieron al fotógrafo para darse cuenta de que las gentes que las habitan conceden importancia a las cuatro estaciones, las creencias religiosas y los vínculos con los antepasados. La vida diaria en el mar Interior de Seto se caracteriza por su tranquilidad. Para quienes están acostumbrados al caos de las grandes ciudades, este es un entorno ideal.
Sin embargo, una vez al año, con motivo de los festivales, los isleños muestran un carácter diferente al del día a día; no necesitan de fiestas vistosas ni de espectáculos pirotécnicos para mostrar lo enérgicos que son. Se enorgullecen de las celebraciones locales, a cada cual más impresionante. Fascina la vida que llevan, agradecidos al mar por sus frutos.
Kuroiwa ha visitado prácticamente todas las islas habitadas que cuentan con rutas de acceso frecuentes, de ahí que lo próximo que deseara hacer fuera ir a aquellas a las que resulta más difícil acceder debido a la falta de un transporte regular. Para ello, obtuvo una licencia de navegación. El fotógrafo está deseoso de conocer a más personas que vivan en el mar Interior de Seto y decidido a continuar captando imágenes de la zona en las que se pueda observar qué aspectos de la vida diaria de allí cambian y cuáles no.
Todas las fotografías son de Kuroiwa Masakazu.
Imagen de la cabecera: Varias barcas navegan por el mar Interior de Seto bajo el cielo azul, color que se asemeja al de las tranquilas aguas de este, en Ōsakikamijima.
(Traducción al español del original en japonés)