11 de Marzo del 2011, un masivo terremoto de magnitud 9 azotó a Japón, y así, al mundo entero. Hoy, miramos hacia atrás recordando aquel día que nunca debe ser olvidado.
11 de marzo del 2011, 14:46 horas. Un terremoto se produjo al este de Japón. Este sismo ocasionó un gigantesco tsunami que azotó las ciudades ubicadas en la costa del Océano Pacífico que va de la región de Tōhoku hasta la región de Kantō.
El tsunami llega a las costas de Tōhoku arrasando con todo a su paso. El daño ocasionado por la devastadora ola gradualmente se va haciendo más evidente. Y la desesperación llega a invadir los corazones de los habitantes... Finalmente, y después de mucho tiempo, se vuelven a ver rostros sonrientes en la zona del sismo; la gente ha decidido levantarse para recuperar el estilo de vida que llevaba antes.
Muchos fotógrafos han registrado a través de sus fotografías este desastre sin precedentes. Quisiéramos realizar una reflexión sobre lo ocurrido por medio de estas fotos, que muestran la trayectoria de los dos meses después del terremoto.
Se dice que un terremoto como el ocurrido en marzo del 2011 ocurre una vez cada mil años. El año ya está por terminar; sin embargo, las pilas de escombros reflejadas en las fotografías aún siguen ahí. Aunque las poblaciones arrasadas por el tsunami han sido reubicadas en terrenos baldíos, todavía no se puede ver un buen anteproyecto para el desarrollo de las mismas. Con el fin de lograr la recuperación lo antes posible, nunca deberemos olvidar la escena y los hechos que ocurrieron en aquel momento.
Foto: Kahoku Shimpō, Kawai Satoshi, SHOE PRESs, Kuyama Shiromasa, Matsuda Tadao
Para los lectores que deseen información más detallada, visiten JAPANECHO.net, disponible en japonés, inglés y chino (simplificado).
Un gran tsunami azota la costa de la ciudad de Miyako. Los coches barridos por la ola son los escalofriantes testimonios del poder devastador del tsunami. (Imagen proporcionada por un funcionario anónimo de la ciudad de Miyako).
Mientras la gente huye a una zona más alta observa horrorizada cómo sus casas quedan destruidas en cuestión de segundos.
El tsunami inunda la pista del aeropuerto de Sendai. Vehículos y restos de las viviendas destruídas lo cubren todo. Avionetas arrastradas por el tsunami flotan sobre un mar de escombros. Al fondo puede verse la terminal de pasajeros. El aeropuerto reanudó sus operaciones de vuelos domésticos el 13 de abril.
El tsunami dejó muchísimas zonas de la ciudad inundadas.
Soldados de las Fuerzas de Autodefensa utilizan un bote para rescatar a una mujer que había quedado rodeada por las aguas sobre el techo de un vehículo.
Paneles del techo caídos sobre el andén del tren bala Shinkansen. También hubo derrumbamientos de muros y filtraciones de agua. El servicio de trenes Shinkansen entre Tokio y Sendai se reanudó el 25 de abril, y la línea del Tōhoku Shinkansen se reabrió completamente el 29 de abril.
La estructura exterior es lo único que quedó de este posible edificio de apartamentos devastado por el tsunami, situado apenas a un kilómetro del frente marítimo.
Puesto que el centro de evacuación no dispone de calefacción, los médicos realizan las consultas en los vehículos de emergencia del Equipo de Asistencia Médica deTokushūkai (TMAT, organización sin ánimo de lucro).
Una anciana con su bisnieto. El padre del niño sigue en paradero desconocido.
Las Fuerzas de Autodefensa lograron abrir parte de la carretera nacional poco después del desastre.
La limpieza de las calles es la máxima prioridad. Los cascotes y escombros bloquean la entrada a muchas casas.
Una abuela y su nieta posan sobre la vía de la línea Kesennuma de los ferrocarriles de la Compañía Ferroviaria JR del Este de Japón, por la que ningún tren ha pasado desde la catástrofe.
Miembros del TMAT visitan una residencia privada para atender a pacientes afectados por varias dolencias como presión alta, diabetes e insomnio.
Luna llena sobre una población asolada.
Miembros del TMAT visitan el centro de evacuación, donde muchas personas, sobre todo niños y ancianos, necesitan atención médica.
Este reloj se ha convertido en un trágico recuerdo del momento en que se produjo la tragedia.
Operarios y soldados descargan material de ayuda humanitaria de un barco varado en el puerto de la ciudad de Ishinomaki.
El tsunami arrastró este voluminoso barco pesquero hasta una carretera.
Un hombre observa abatido la radical transformación de los alrededores del parque Hiyoriyama.
También había un peluquero voluntario que prestó sus servicios en una cocina de emergencia, montada por un grupo de lucha libre profesional.
Los escombros del tsunami fueron arrastrados varios kilómetros tierra adentro desde el mar. Al fondo, la ciudad de Sendai y montañas cercanas.
Zona habilitada para enterrar a las víctimas en la ribera del río Jyō, al oeste de la ciudad de Ishinomaki.
Primeros pasos en el camino hacia la recuperación. Pequeñas embarcaciones y una exacavadora dan un impulso a la limitada fuerza humana.
Flores en honor a los difuntos para una gran ceremonia fúnebre celebrada 49 días después de la catástrofe del 11 de marzo. Voluntarios hicieron llegar enormes cantidades de flores desde Tokio.
El altar ya está decorado. Las 160 tablillas mortuarias budistas alineadas una detrás de otra son un lúgubre recordatorio de la magnitud de la tragedia.
Los habitantes de Kirikiri, una población de la prefectura de Iwate, se dirigen al templo. La ceremonia se celebró bajo un cielo azul, en comparación con el cielo lluvioso del día anterior.
A causa del gran número de parientes que deseaban asistir a la ceremonia, la entrada al salón principal de plegaria estuvo restringida a dos personas por familia.
El sacerdote llora al leer los sutras, superado por la emoción al recitar los nombres budistas póstumos de más de 160 personas en una sola ceremonia.
Tras la ceremonia, los familiares se dirigen al cementerio, en donde los que perecieron en la catástrofe disponen de esta bonita vista del mar para consolar sus espíritus.
Una gran multitud de residentes se reunió para observar este enorme arco iris, que iluminó el cielo sobre la devastada ciudad en donde todo quedó arrasado.