Dōgo Onsen Honkan: el balneario más antiguo de Japón
Guíade Japón
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Las aguas termales más antiguas de Japón, en las que incluso se bañó el príncipe Shōtoku
Dōgo Onsen es un pueblo balneario que ha colocado a la prefectura de Ehime en el mapa. Situado a 2 kilómetros del centro de Matsuyama, en él se respira una atmósfera antigua debido a la sucesión de alojamientos tradicionales y restaurantes de cocina regional.
Según cuentan, el balneario, supuestamente, el más antiguo del archipiélago nipón, tiene sus orígenes en la historia de una garceta que se recuperó de sus heridas tras haberse sumergido en estas aguas termales. Por otra parte, son varias las figuras ilustres que se habrían bañado en ellas a lo largo de la historia; por ejemplo, en la era de los Mitos (592-628), las deidades Ōkuninushi y Sukunahikona y, en el período Asuka (593-710), el príncipe Shōtoku y la emperatriz Saimei. Además, Dōgo Onsen aparece mencionado en tres obras clásicas que abarcan desde el período Nara (710-794) hasta el Heian (794-1185): la antología poética Man’yōshū, Las crónicas de Japón (Nihon Shoki) y La historia de Genji.
Sin embargo, la mayoría de los japoneses asocia este pueblo balneario con Botchan, una de las obras más famosas del escritor Natsume Sōseki, que vivió durante la era Meiji (1868-1912). Basada en las propias experiencias del autor, que en 1895 se trasladó a Matsuyama para impartir clases en un instituto de educación secundaria básica, en la novela se hace referencia a los baños públicos Dōgo Onsen Honkan, cuyo edificio había sido reconstruido el año anterior; concretamente, la historia contiene una escena cómica en la que al protagonista, un profesor, le llaman la atención por ponerse a nadar en una de las bañeras, lo cual hace que sus alumnos le tomen el pelo. Por otra parte, la novela ha servido de inspiración para dos elementos típicos de Dōgo Onsen: el tren de Botchan, un tranvía que recorre el pueblo balneario, y los dango de Botchan, unos dulces.
El poeta Masaoka Shiki, amigo íntimo de Natsume y natural de Matsuyama, también frecuentaba el balneario en la misma época que el escritor; lo hacía con fines curativos. En la sala donde ambos descansaban tras bañarse, bautizada como La habitación de Botchan, se exhiben un busto del novelista y varias fotografías suyas o que guardan relación con su figura.
El edificio principal del balneario, de tres plantas, es un complejo de cuatro edificaciones cuya construcción comenzó en 1894 y terminó en 1935. El exterior recuerda al de un castillo, un templo budista o un santuario sintoísta. Con un aspecto típico de las casas de baños de la Edad Moderna, en 1994 se convirtió en el primer edificio de este tipo en engrosar el listado del Patrimonio Cultural de Importancia de Japón.
Con el objetivo de que las generaciones venideras puedan disfrutar del balneario, las autoridades municipales de Matsuyama, encargadas de su gestión, decidieron que a partir del 1 de enero de 2019 llevarían a cabo una serie de obras de mantenimiento, entre las que se incluía la mejora de los mecanismos antisísmicos. Por consiguiente, se cerraron las zonas de descanso y se permitió únicamente el uso de los baños. Así pues, el edificio, todo un icono del pueblo balneario, quedó cubierto con una lona para tapar obras. Además, durante la peor época de la pandemia la localidad parecía una ciudad fantasma. Cuando la totalidad del edificio abrió sus puertas el 11 de julio de 2024, trascendió que la noche anterior se habían formado colas, ya que algunas personas querían ser las primeras en bañarse allí tras la reforma. Ahora la zona vuelve a estar igual de concurrida que siempre.
Los suntuosos baños imperiales, abiertos al público
El balneario alberga dos zonas de baño: Las aguas termales de los dioses y Las aguas termales de los espíritus (Tama no yu). Aunque ambas se encuentran en la planta baja (primera en Japón), los hombres y las mujeres acceden a las últimas por sendas escaleras situadas en la planta superior, de ahí que la clientela primeriza pueda perderse por el camino. Puesto que se trata de cuatro edificios conectados entre sí, el tráfico entre ellos resulta complicado. Además, el techo es bajo y las escaleras, empinadas; no obstante, ahí es donde reside el encanto de las construcciones antiguas.
Para disfrutar plenamente de semejante patrimonio cultural cargado de historia, se aconseja comprar una entrada que, además del baño, dé opción a usar una de las dos salas comunes de descanso o una habitación privada. De ese modo, después del baño será posible ponerse un yukata de los que prestan en el balneario y relajarse tomando un té de cortesía.
Aprovechando la reforma, las dos habitaciones de la segunda planta (tercera en Japón), que servían de almacén, se transformaron en sendas salas de alquiler para descansar. No están conectadas con otras estancias ni pasillos, sino que se accede por unas escaleras específicas, de ahí que sean aconsejables para quienes buscan privacidad.
El edificio reservado para la Casa Imperial, de nombre Yūshinden y construido en 1899, es una visita imprescindible; eso sí, de pago. La elegancia que destilan todos y cada uno de sus elementos no deja indiferente a quienes entran en él: el calentador de agua, elaborado con piedra de Aji, un material de primera calidad apodado el Diamante del Granito; la sala de descanso, cuyos tabiques están decorados con pinturas doradas…
Hasta la fecha el coste de las entradas se había mantenido en la misma franja que las de los sentō; esto es, los baños públicos. Sin embargo, el encarecimiento general de los precios, así como el deseo de garantizar una parte de los fondos necesarios para la conservación del balneario, han llevado a la dirección a aprovechar la reapertura para casi multiplicar las tarifas. A cambio se están afanando en mejorar el servicio: han instalado calefacción y aire acondicionado y puesto champú y gel de baño en la zona de duchas.
A la espera de la clientela extranjera
En Dōgo Onsen se alojan 770.000 personas al año, de las cuales 55.000 proceden del extranjero. A la gente le gusta sacar fotos del edificio principal del balneario y son muchos los visitantes foráneos que inmortalizan su paso por la localidad posando delante de él, pero luego no se ve prácticamente a ninguno en el interior.
Al parecer, no son pocas las personas de otros países que se van sin bañarse cuando se enteran de que todas las zonas de baño son comunes, ya que les resulta difícil desnudarse y compartir el espacio con unos desconocidos. Así pues, tal vez muchas se hospeden en algún hotel de las inmediaciones que disponga de aguas termales privadas.
Por el contrario, hay turistas de otros países contentos de haber podido tener un contacto directo y profundo con la cultura japonesa a través del baño. Sumergirse en unas aguas termales que vienen directamente de la fuente, están sin tratar y, para colmo, se encuentran en un edificio Patrimonio Cultural de Importancia es una experiencia única propia de la cultura nipona. Cuantos más visitantes foráneos puedan disfrutar de ella, mejor.
Cerca del edificio principal se encuentran dos baños públicos de gestión municipal. El primero de ellos es Dōgo Onsen Bekkan: Asuka no Yu y se inauguró en 2017. Dotado de unas instalaciones modernas, sus salas de descanso ofrecen los mismos servicios que las del Honkan. Además, dispone de una zona de baño que imita al Yūshinden; en ella uno puede ponerse un yukatabira, el prototipo del yukata, y bañarse como lo hacían los nobles de antaño.
Justo al lado de estos baños públicos se sitúan los segundos: Tsubaki no Yu, cuyas aguas llevan dando solaz a los habitantes de la zona desde 1953. Renovados en 2017, se caracterizan por su amplitud y su limpieza. Los aficionados a los balnearios no deberían dejar pasar la oportunidad de usar este también.
Dōgo Onsen cuenta con muchos otros lugares representativos de la cultura japonesa de los baños termales: por ejemplo, el santuario Yu, situado en una colina junto al Honkan y dedicado a las deidades que protegen el pueblo balneario; y el parque de Dōgo, que alberga el calentador de agua que se usaba en el edificio principal entre el período Nara y la era Meiji. Lo trasladaron desde su ubicación original y ahora se venera como Yugamayakushi. Vale la pena perderse por esta pintoresca localidad que rezuma historia por doquier.
Más información sobre los precios y los servicios de Dōgo Onsen Honkan, Asuka no Yu y Tsubaki no Yu en el Sitio web oficial de Dōgo Onsen.
Texto e imágenes: redacción de nippon.com
(Traducción al español del original en japonés)