Un paseo por la cultura japonesa del retrete en el Museo Toto
Guíade Japón
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Un salto de la zaga a la vanguardia mundial del inodoro
La Organización Nacional de Turismo de Japón calcula que en el primer semestre de 2024 llegaron casi 18 millones de visitantes al país, superando así por un amplio margen el mismo periodo de 2019, que había registrado un récord de 31 millones. Las encuestas realizadas al creciente número de turistas sobre las cosas que más destacaban durante sus viajes recibieron a menudo la respuesta: “Sus agradables servicios”.
Sin embargo, hasta 2013 —cuando Japón superó por primera vez los 10 millones de turistas extranjeros— eran muchos los que afirmaban que los problemas con los aseos eran un cuello de botella que impedía el crecimiento del turismo. El mayor problema era que los aseos públicos eran a menudo de tipo washiki, instalaciones tradicionales de estilo en cuclillas. Los visitantes occidentales no están acostumbrados a este estilo, que puede resultar duro para las piernas y rodillas no entrenadas y propenso a ensuciarse, por lo que muchos evitaban utilizar los aseos de los lugares de interés turístico, parques y estaciones de tren.
2013 fue también el año en que se anunciaron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, por lo que la ciudad comenzó a sustituir los retretes de los espacios públicos por inodoros de asiento de estilo occidental. La mayoría de ellos también se equiparon con los famosos asientos con chorro de agua caliente de Japón, con lo que la capital nipona pasó de los retretes tradicionales a ser líder mundial en sanitarios modernos de un solo salto.
No hay que olvidar los esfuerzos de las empresas privadas por ayudar a extender la adopción de los inodoros de estilo occidental y por elevar su nivel de funcionalidad en ese tiempo. La empresa de accesorios domésticos Toto, que desarrolló los primeros inodoros domésticos de asiento del país, ha seguido siendo pionera en la industria japonesa, sobre todo al convertir sus asientos con chorro de agua caliente Washlet en un nombre reconocido en todo Japón.
El Museo Toto, en los terrenos de la sede central de la empresa en la ciudad de Kitakyūshū, Fukuoka, cuenta con exposiciones que muestran no solo la historia y los productos de la propia empresa, sino también los cambios en la cultura japonesa del retrete. Es un complemento fascinante a cualquier recorrido por Kyūshū.
Orígenes como fabricante de porcelana
Dentro de la Sala de Exposiciones 1 se encuentra una línea de inodoros, incluido el primer inodoro doméstico con cisterna de asiento de Japón, desarrollado en 1914, y el Washlet de primera generación, que salió a la venta en 1980.
Toto comenzó como la división de cerámica sanitaria de Nippon Tōki Kaisha, ahora conocida como el fabricante de vajillas Noritake.
Morimura Ichizaemon, su cuñado Ōkura Magobē y otros miembros de la familia fundaron Nippon Tōki en 1904 como empresa comercial Morimura Gumi, en el pueblo de Takaba, en la prefectura de Aichi. El primer presidente de la empresa fue el hijo de Magobē, Kazuchika.
Durante una gira por Europa, los Ōkura se dieron cuenta de lo importantes que eran los artículos de porcelana sanitaria para el modo de vida agradable y limpio del lugar. Sin embargo, los ejecutivos de la empresa se opusieron a entrar en el negocio porque no veían demanda, dado que Japón aún no disponía de un sistema de alcantarillado. Padre e hijo persistieron, no obstante, y en 1912 financiaron personalmente la construcción de un laboratorio de investigación para la producción de porcelana en los terrenos de la empresa. Comenzaron a investigar la porcelana sanitaria y poco más de dos años después completaron el primer inodoro de asiento con cisterna fabricado en Japón.
En 1917, Ōkura Kazuchika pasó a fundar el fabricante de porcelana sanitaria Tōyō Tōki en Kokura, en la prefectura de Fukuoka. Eligió ese lugar porque estaba cerca de los yacimientos de carbón de Chikuhō, donde podría obtener combustible fácil para la cocción, cerca de fuentes de arcilla y piedra para porcelana en Amakusa, en la prefectura de Kumamoto, y de Corea, y también porque era conveniente para llegar al puerto de comercio internacional de Moji en Kitakyūshū, lo que daba acceso a los mercados de China y el Sudeste Asiático.
La Sala de Exposiciones 2 cuenta con una completa muestra de los productos de Toto a lo largo de la historia, y en ella se aprecian los cambios en la fontanería de Japón. La demanda de porcelana sanitaria en Japón creció tras el Gran Terremoto de Kantō de 1923. A medida que avanzaban los esfuerzos de reconstrucción, el desarrollo de edificios más altos y un alcantarillado más extenso provocaron un repentino aumento de la necesidad de inodoros de porcelana.
De ese modo el problema de la producción nacional de accesorios metálicos para grifería se hizo más acuciante. Los aparatos sanitarios de porcelana necesitan herrajes metálicos adecuados para ser realmente eficaces, y en 1946 Toto empezó a producir sus propios grifos y accesorios. A partir de ahí, la empresa expandió su negocio a los lavabos, las cabinas de ducha y los cuartos de baño unitarios totalmente equipados, hasta convertirse en un fabricante de todo lo relacionado con la fontanería de interiores.
Con la llegada del auge económico, tras la guerra, se produjo un crecimiento de las viviendas públicas que debían ser equipadas con inodoros con cisterna, baños y cocinas. Los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964 provocaron un auge en la construcción de hoteles, y entonces fue cuando aparecieron los “baños unitarios”. A medida que se hacían más comunes los edificios altos se desarrollaron baños estandarizados de “unidad sanitaria” para las estructuras de oficinas.
Tōyō Tōki acortó su nombre comercial a Toto en 1969, y en 1970 su nombre oficial pasó a ser Tōtō Kiki. Finalmente, en 1977, las ventas de inodoros de asiento fabricados por Toto superaron a las de inodoros washiki.
De “limpiar” a “lavar”
La gran revolución en la cultura japonesa del retrete llegó en 1980, con el lanzamiento del Washlet; es una marca registrada de la corporación Toto, y representa con diferencia el inodoro con chorros de agua caliente más conocido de todos los fabricados en Japón. Su gran contribución a la cultura del retrete reside en cómo amplió el mercado de este tipo de aparatos a los hogares y oficinas comunes.
La frase que hizo famoso al Washlet en su anuncio de televisión de 1982, emitido durante la hora de la cena, fue pronunciada por una popular celebridad: “Oshiri datte, aratte hoshii” (tu trasero quiere que lo laves). El nombre Washlet, por cierto, procede de una inversión de la frase inglesa Let’s wash (“Lavémonos”), que hace referencia al trasero. La inusual idea de hablar desde la perspectiva del propio trasero resultó ser un éxito, y los consumidores de todo Japón empezaron a pasar de “limpiarse” a “lavarse”.
Con el paso de los años, la evolución ha continuado con ajustes de la posición de las boquillas, funciones de autolimpieza y desodorización por ozono, y estos “lavadores traseros” se han hecho casi universales.
Anteponer el crecimiento a los beneficios
La raíz de toda esta innovación técnica es el sueño transmitido por el fundador Ōkura Kazuchika, que simplemente quería que la gente tuviera un “estilo de vida agradable e higiénico”. La mejor ilustración de ello es la relación de la empresa con su fabricante rival Inax, ahora conocido como Lixil.
La familia Ina, que comenzó como empresa de alfareros en Tokoname, en la prefectura de Aichi, ofreció asistencia técnica durante la construcción del edificio principal del Hotel Imperial diseñado por Frank Lloyd Wright y luego comenzó a producir porcelana para el negocio de la construcción. Ōkura ofreció apoyo financiero para ese cambio, y la empresa Ina Seitō comenzó como fabricante de azulejos bajo el grupo Morimura en 1924. Ōkura Kazuchika, que aportó capital para el establecimiento, fue el primer presidente de la junta directiva, y en ocasiones la apoyó incluso con sus propios fondos para mantenerla en funcionamiento.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Ina Seitō comenzó a pulir sus técnicas de producción fabricando porcelana sanitaria para el ejército. Cuando la empresa consultó a Ōkura sobre posibles conflictos con la empresa hermana del grupo, Tōyō Tōki, este aprobó que la empresa se independizara, afirmando que una rivalidad amistosa fomentaría el crecimiento en el sector.
El resultado es que Ina Seitō se ha convertido en la actual Lixil (con su marca líder Inax), y en una gran rival de Toto en tecnología y calidad. Estos dos grandes fabricantes han contribuido a convertir a Japón en el líder mundial en inodoros.
Esto sin duda marca la culminación del sueño de Ōkura Kazuchika de una “vida agradable e higiénica”. El Museo Toto muestra cómo la tenacidad y el inagotable espíritu innovador de los empleados que heredaron ese sueño lo hicieron realidad.
Museo Toto
- Dirección: 1-1, Nakashima 2-chōme, Kokurakita-ku, Kitakyūshū, Fukuoka.
- Cerrado: lunes, vacaciones de verano, vacaciones de fin de año
- Entrada gratuita
- Página web (en japonés e inglés): https://www.toto.com/
(Publicado originalmente en japonés el 1 de agosto de 2024, y traducido al español de la versión en inglés. Imagen del encabezado: una exposición del Museo Toto con los cambios en los inodoros occidentales de asiento. © nippon.com.)