El templo Tōdaiji de Nara, Patrimonio de la Humanidad y testigo de 1.300 años de historia
Guíade Japón
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Un símbolo de Nara que data del siglo VIII
La historia de Nara, antigua capital de Japón, es más longeva que la de Kioto. El periodo Nara (710-794) comienza en el año 710, cuando se fundó la capital Heijō-kyō, y fue una era de gran florecimiento de la cultura japonesa gracias al intercambio que existía con la península coreana y el continente asiático. La siguiente capital, Heian-kyō (hoy Kioto) fue completada en 794. A partir de ese año, las principales actividades políticas se trasladaron a la nueva capital. En la actualidad, los restos del palacio Heijō-kyō yacen bajo tierra, pero sobreviven santuarios y templos que fueron construidos en la misma época. En 1997, el conjunto de restos del palacio, el bosque virgen de Nara, así como santuarios y templos de la zona fueron designados Patrimonio de la Humanidad bajo la denominación Monumentos históricos de la antigua Nara ya que se los considera ejemplos del estilo religioso y de vida del siglo VIII.
El mayor atractivo de este Patrimonio de la Humanidad es el templo Tōdaiji, que alberga el Gran Buda, ubicado al lado del parque de Nara. Su recinto, a las faldas del monte Wakakusa, tiene una extensión de aproximadamente 340.000 metros cuadrados y está colmado de naturaleza. Era la sede principal de los templos llamados kokubunji, que se establecieron en cada provincia de Japón durante el periodo Nara, por esa razón comenzó a ser conocido como Sōkokubunji, el mayor de los kokubunji. Durante el periodo Heian (794-1185) prosperó como un templo académico hassūkengaku, en el que se podían aprender las doctrinas de las ocho sectas del budismo japonés en conjunto. En la actualidad es la sede de la secta Kegon.
El Gran Buda, una estatua construida a través de cuatro periodos históricos diferentes
El corazón del templo Tōdaiji es el pabellón del Gran Buda. Se ubica al final del acceso principal donde hay tiendas de recuerdos y ciervos paseando. Con una dimensión de 48 metros de altura, 57 metros de ancho y 50 metros de profundidad, es uno de los edificios de madera más grandes del mundo. Originalmente era todavía más amplio, al momento de su construcción tenía un ancho de 88 metros. Tanto este pabellón como el Gran Buda en su interior han sido designados Tesoro Nacional de Japón.
El nombre oficial de la estatua conocida coloquialmente como el Gran Buda de Nara es Rushana-butsu o Birushana-butsu. Estas son transcripciones al japonés del sánscrito Vairocana. Su imagen representa la iluminación universal, es decir, la misericordia de Buda que se extiende infinitamente.
Con una altura de aproximadamente 15 metros, es la estatua de Buda fundida de cobre y cubierta por pan de oro más grande del mundo. Normalmente solo se lo puede observar desde abajo, al entrar al pabellón. Sin embargo, en algunas fechas, principalmente en Año Nuevo y durante el festival de las linternas Mantōkuyōe, celebrado durante el obon (del 13 al 15 de agosto), se abre la ventanilla central del pabellón y se puede observar el rostro de Buda desde el acceso que lleva al templo.
En el año 728, el emperador Shōmu fundó una ermita (posteriormente conocida como el templo Kinshōsanji) en honor de su hijo que murió a corta edad. Esta se convertiría en la predecesora del Tōdaiji. En el 743, el emperador ordenó la construcción de una gran estatua de Buda para intentar sosegar los desastres que no dejaban de azotar al pueblo y proteger al país de la convulsión política. Se trataba de un proyecto sin precedentes, pero el gran monje Gyōki, quien contaba con extenso apoyo de la población, logró recolectar fondos, materias primas y fuerza de trabajo de todos los rincones del país. En el año 752, con la consagración de la imagen, se concluye la construcción del Gran Buda. Desde aquellos tiempos, el templo comenzó a ser conocido como Tōdaiji.
El Gran Buda fue víctima de dos incendios. El primero, en 1180 (finales del periodo Heian), durante el asedio de Nara a manos del clan Taira, redujo a cenizas la parte superior de la estatua. Fue restaurada por el monje Chōgen cuatro años después. En el periodo Sengoku (de los Estados Guerreros), en 1567, sufrió daños por el fuego de la guerra, que quemó gran parte del templo, incluido el pabellón del Gran Buda. Posteriormente se erigió un pabellón temporal que también fue destruido. A pesar de que el Gran Buda sobrevivió a estos infortunios, quedó expuesto a las inclemencias del tiempo por mucho tiempo, ocasionándole daños. La restauración del pabellón comenzó en 1684, durante el periodo Edo (1603-1868), y finalizó 25 años después, en 1709.
En otras palabras, el Gran Buda de nuestros días es una obra poco común que se construyó a través de cuatro periodos históricos. La cabeza y la parte superior del cuerpo fueron restaurados en el periodo Sengoku, la parte de la cadera, durante el periodo Kamakura (1185-1392) y las partes del pecho hasta su base datan del momento de su construcción original, en el periodo Nara. Al observarlo cuidadosamente se puede apreciar que el color del rostro de Buda es mejor que el de su torso.
Deidades protectoras del Tōdaiji, obras maestras de Unkei y Kaikei
En el recinto del Tōdaiji también sobreviven estilos de religión, cultura y arquitectura de cada época de sus 1.300 años de historia. El Nandai, portal principal reconstruido durante el periodo Kamakura, es un representante de su tiempo y ha sido designado Tesoro Nacional de Japón.
Se trata de uno de los portales con mayores dimensiones de Japón, con 25 metros de altura y niveles múltiples, al estilo de la dinastía china Song (960-1279), y en ambos lados se encuentra un par de estatuas enfrentadas de las deidades protectoras conocidas como Kongōrikishi, que tienen más de ocho metros de altura y han sido designadas Tesoro Nacional de Japón. Fueron completadas en el año 1203, por lo que llevan más de 800 años recibiendo a los visitantes del templo.
Las estatuas Kongōrikishi también son conocidas como Niō. Con sus miradas fulminantes protegen el recinto, Agyō, con la boca totalmente abierta, y Ungyō, con la boca fuertemente cerrada.
Fueron elaboradas por los escultores budistas Unkei y Kaikei, artistas representativos del periodo Kamakura. Se dice que las terminaron en tan solo 69 días, pero parecería imposible plasmar el dinamismo, así como las expresiones iracundas, la musculatura y la fuerza que transmite la forma de sus manos en tan poco tiempo. A pesar de ser uno de los Tesoros Nacionales relacionados con el budismo más conocidos de Japón, están a la disposición del público las 24 horas ya que se hallan en el acceso al templo.
Un viaje de 1.300 años a través de los Tesoros Nacionales del Tōdaiji
El edificio más antiguo que sobrevive en el Tōdaiji es el pabellón Hokke (Tesoro Nacional), también conocido como el pabellón Sangatsu. Debe su denominación a que cada marzo se celebraba una reunión para leer el sutra del loto. Se dice que fue el primer lugar de Japón donde se enseñó el sutra de la Guirnalda. En este pabellón solemne está consagrada una imagen de Buda Amoghapasha, además de muchas otras que datan del periodo Nara y son Tesoros Nacionales.
Su amplio recinto está colmado de atractivos entre los que se pueden mencionar el pabellón Kaidan(*1), ubicado al oeste del pabellón del Gran Buda, una estructura de ambiente solemne en la que están consagradas las cuatro deidades Shitenō (Tesoro Nacional). El pabellón Shigatsu (Propiedad Cultural de Importancia, también conocido como pabellón Sanmai) alberga varias estatuas budistas del periodo Heian, entre las que se encuentra el Buda de once caras Ekadasamukha (Propiedad Cultural de Importancia). También están el pabellón Kaisan (Tesoro Nacional, abierto al público únicamente el 16 de diciembre), donde está consagrada la estatua del monje Rōben, primer abad del Tōdaiji y quien entregó su vida a la fundación del templo y la gran sala de baños Ōyuya (Propiedad Cultural de Importancia, no abierto al público), construidos durante el periodo Muromachi.
El pabellón Nigatsu (Tesoro Nacional), por otra parte, data del periodo Nara y fue reconstruido en 1669. Es famoso por la ceremonia Shuni-e, conocida coloquialmente como Omizutori, que se celebra a principios de marzo para anunciar la llegada de la primavera. Desde el escenario el paisaje es magnífico para una fotografía. Las zonas donde se encontraban el pabellón Kōdō y la pagoda oeste, cuyas estructuras desaparecieron en los desastres que azotaron el lugar, se engalanan con los cerezos y los arces enrojecidos, así como con los cervatillos que nacen a principios de verano.
Además de visitar el Gran Buda y deleitarse con la naturaleza, en el Tōdaiji es posible viajar por las propiedades culturales de la antigüedad, la edad media y la era moderna de Japón. En un día caminando por su recinto se pueden recorrer 1.300 años de historia.
Templo Tōdaiji
- Dirección: Zōshi-chō 406-1, ciudad de Nara, prefectura de Nara
- Horario: Pabellón del Gran Buda, de 7:30 a. m. a 5:30 p. m. (de abril a octubre) y de 8:00 a. m. a 5:00 p. m. (de noviembre a marzo). Pabellones Hokke (Sangatsu) y Senju de Kaidan-in de 8:30 a. m. a 4 p. m. Museo del Tōdaiji, de 9:30 a. m. a 5:30 p. m. (de abril a octubre) y de 9:30 a. m. a 5 p. m. (de noviembre a marzo). Se permite la entrada hasta media hora antes del cierre.
- Coste: Pabellón del Gran Buda, pabellón Hokke, pabellón Senju de Kaidan-in, museo del Tōdaiji, 800 yenes por persona para los adultos, estudiantes de instituto y de secundaria, y 400 yenes para estudiantes de primaria.
- Cómo llegar: 20 minutos a pie desde la estación Nara (Nara Kōen-mae) de la línea Kintetsu.
Reportaje, texto y fotografías: EditZ.
(*1) ^ Debido a que se están llevando a cabo reparaciones en el pabellón Kaidan, no estará abierto al público durante 2023. Las estatuas de las deidades Shitennō están expuestas en el museo del Tōdaiji.