El Museo del Libro y de la Tipografía Ichigaya no Mori: un repositorio de caracteres japoneses
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Los visitantes de otros países se asombran ante la gran variedad de tipos
Los estudiantes de japonés suelen tener algunas dificultades con el gran número de caracteres diferentes. El alfabeto Occidental tiene 52 letras mayúsculas y minúsculas, mientras que el japonés tiene 46 caracteres hiragana y los correspondientes katakana, con un total de 92 caracteres. Además, solo en el conjunto de kanji de uso común utilizados en periódicos y libros de texto hay 2.136 caracteres.
Esta diversidad de caracteres es la razón por la que está catalogado como el “idioma más difícil de aprender del mundo”. La pregunta que surge al ver este vasto mundo de caracteres es: “¿Cómo se producían los materiales impresos en japonés antes de la difusión de los ordenadores?”. Hoy en día, un número cada vez mayor de japoneses, sobre todo entre los más jóvenes, probablemente sea incapaz de responder a esta pregunta.
Hoy en día, con la difusión de la autoedición, todo, desde la introducción de texto, el cambio de tipos y tamaños, hasta la maquetación, como la colocación de fotografías, puede realizarse en un ordenador. Sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XX, la corriente dominante en la producción de libros era la impresión tipográfica. La tipografía era un proceso de impresión en el que las varillas de plomo (tipos) grabadas con letras invertidas horizontalmente se combinaban según el borrador para formar una plancha y luego se imprimían.
Naturalmente, la lengua japonesa requiere un gran número de tipos de letra, por lo que el proceso se llevó a cabo de una forma muy propia de este país. El Museo del Libro y la Tipografía Ichigaya no Mori (distrito de Shinjuku, Tokio), inaugurado en 2020, es una instalación que muestra esta técnica. Está gestionado por Dai Nippon Printing (DNP), una de las mayores imprentas del mundo, y en él se exponen herramientas de tipografía utilizadas hasta 2003, además de permitir a los visitantes experimentar realmente el proceso.
La selección de los tipos en el mundo de los caracteres kanji
La característica más importante de la tipografía japonesa es la selección de tipos.
Se trata del proceso por el que un artesano toma de una estantería cada uno de los tipos que aparecen en el borrador y los dispone en una caja pequeña en la que forma el texto.
Sasaki Ai, de DNP, nos comenta que a los visitantes de Europa y EE. UU. les sorprende mucho el proceso, ya que la selección de tipos es única en el ámbito de los kanji. Esto se debe a que, en el mundo alfabético, donde la variedad de caracteres es limitada, los tipos se seleccionan sobre una única tabla y se completa el proceso de distribución. La mecanización también se introdujo en una fase temprana y, en la segunda mitad del siglo XIX, apareció un dispositivo que funde el tipo cuando se teclea.
En cambio, el idioma japonés tiene 2.500 tipos diferentes, incluidos símbolos y números, en un estante de un solo tipo de letra y tamaño. El Museo del Libro y la Tipografía de Ichigaya no Mori tiene un mínimo de 10 tipos para cada carácter, y varios cientos para caracteres que aparecen con frecuencia, como の, し, て y を, lo que hace que el volumen de tipos sea abrumador.
La destreza de los artesanos detrás de la cultura de la imprenta
La tipografía en Japón comenzó a finales del periodo Edo y principios de la era Meiji con la introducción de la tecnología europea; la predecesora de DNP, Shūeisha, también se fundó en 1876. Al año siguiente, completó el primer libro japonés de estilo occidental puramente nacional utilizando tipografía. El tipo de letras Shūeitai, desarrollado por la empresa a finales de la era Meiji (1868-1912), sigue siendo uno de los principales de Japón 110 años después. La complejidad de la lengua japonesa debe de ser bastante peliaguda, porque incluso el artesano de la selección de tipos de DNP, que presume de tanta proeza tecnológica, nos dice, “desde su fundación hasta el siglo XXI, el método de selección de tipos ha permanecido prácticamente inalterado”.
Los selectores de tipos han desarrollado una serie de innovaciones para garantizar una composición tipográfica precisa y rápida. En la estantería de tipos, los kana de uso frecuente se colocan en el centro de la fila superior, mientras que los gaiji de uso menos frecuente se colocan a los extremos de la fila inferior para aumentar la eficacia. Además, los nombres propios y las expresiones idiomáticas, como los nombres de personas que aparecen con frecuencia, se combinan de antemano para hacer series de tipos, lo que acorta el tiempo de trabajo.
Un artesano experto solo tarda uno o dos segundos en coger un solo tipo, o unos 1.500 caracteres en una hora; coger los tipos para un libro de bolsillo de unos 100.000 caracteres en 200 páginas llevaría unas 67 horas, simplemente calculado. Sin duda, es una tarea ingente.
Una vez preparada una cierta cantidad de tipos, comienza el proceso de distribución denominado composición tipográfica. Los signos de puntuación y los silabarios de lectura (rubi) se insertan para que coincidan con el número de líneas y columnas especificado, y los komemono, más bajos que el tipo, se insertan para espacios entre las líneas y en los márgenes.
Tras una tirada de prueba con la composición tipográfica resultante, el editor hace correcciones, sustituye tipos y ajusta los márgenes repetidamente, antes de dar el visto bueno a la imprenta.
Conocer de cerca la calidez de la tipografía y la complejidad de la lengua japonesa
Cuando apareció la composición tipográfica informatizada en la década de 1970, la tipografía, que requería mucha mano de obra y tiempo, fue quedando marginada en la producción de libros. A finales de la década de 1990, la rápida difusión de la autoedición hizo que desapareciera de escena.
En la autoedición, donde todo puede realizarse en la pantalla del ordenador, incluidas las sustituciones y los ajustes, se requiere muy poco trabajo de introducción de texto por parte de la imprenta. Además, una persona rápida puede introducir hasta 5.000 caracteres japoneses en el teclado en una hora. Ha desaparecido el lugar para utilizar la artesanía de la selección de tipos.
No obstante, muchos editores mantienen un fuerte apego a la tipografía, como fue el caso de algunas revistas que siguieron apostando por ella hasta 2003. Incluso hoy en día, hay un número muy reducido de libros que se siguen haciendo con determinación con la impresión tipográfica. Al pasar el dedo sobre el texto, la tinta es tan espesa que se nota un leve abultamiento, y los contornos borrosos también tienen un buen gusto. Se sienten las habilidades y los esfuerzos del cajista en esto. Sin embargo, Sasaki subraya: “Aunque se ha eliminado el proceso de recogida de tipos y ahora se trabaja más en PC, la gente de la imprenta sigue poniendo sus habilidades y su pasión en la producción de libros”.
El Museo del Libro y la Tipografía Ichigaya no Mori ofrece visitas guiadas a la imprenta tipográfica, donde los visitantes pueden ver el proceso de selección de tipos y composición tipográfica, y también cuenta con una exposición permanente que combina estantes reales y tecnología de vídeo para que los visitantes experimenten la búsqueda de tipos a modo de juego. En una época en la que teclear en ordenadores y smartphones es algo habitual, esta es una valiosa instalación donde los visitantes pueden conocer la historia de la tecnología de impresión y, al mismo tiempo, reconfirmar la profundidad de la lengua japonesa.
Museo del Libro y la Tipografía Ichigaya no Mori
- Dirección: 1-1-1 Ichigaya Kaga-chō, distrito de Shinjuku, Tokio
- Horario de apertura: Laborables 11:30-20:00, fines de semana y festivos 10:00-18:00
- Cerrado: lunes y martes (abierto si el lunes es festivo)
- Entrada gratuita (Solo se puede acceder haciendo la reserva con antelación.)
Fotografía de Tomoko Hanai.
Entrevista y texto: Redacción de nippon.com.
(Traducido al español del original en japonés.)