El Castillo de Gifu, testimonio de las capacidades de Oda Nobunaga
Guíade Japón
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Un castillo de montaña que se convertiría en la base para la unificación de Japón
“Cincuenta años de una vida humana, comparados con el cielo y la tierra, no son más que una ilusión.”
Este verso pertenece a la danza Atsumori, una de las favoritas de Oda Nobunaga (1534-1582), guerrero revolucionario del período de los Estados Guerreros. Este señor feudal de Owari (actualmente la región oeste de la prefectura de Aichi), una provincia menor, estuvo a un paso de conseguir la unificación de Japón durante su dramática vida que ni siquiera llegó al medio siglo. La introducción de tácticas de guerra tales como el uso de armas de fuego y los ataques sorpresa, además de sus ideas flexibles y actos sin precedentes, lo han convertido en una leyenda que no ha dejado de fascinar al mundo.
Nobunaga es conocido principalmente por sus continuas guerras, pero también fue un gobernante innovador.
Una muestra de esto es el castillo de Gifu, en la cima del monte Kinka (altitud, 329 m) que se encuentra en la orilla sur del río Nagara, famoso por su pesca con cormoranes. Con esta fortaleza en la montaña como su sede a partir de 1567, Nobunaga llevó a cabo novedosas políticas con el fin de fortalecer tanto la capacidad militar como el desarrollo urbanístico, creando los cimientos para la unificación de Japón.
La fortaleza y el pueblo gobernados por Saitō Dōsan se convirtieron en Gifu
El primer contacto de Nobunaga con Gifu fue a través de su matrimonio. Siendo un adolescente contrajo nupcias con Nōhime, hija de Saitō Dōsan, señor que gobernaba la provincia colindante de Mino (actualmente prefectura de Gifu).
Aunque se trataba de un matrimonio estratégico, Nobunaga, que tenía fama de torpe, fue aceptado inmediatamente por su suegro, quien supo reconocer su potencial como líder. En 1556, Yoshitatsu, el hijo mayor de Dōsan, se rebeló y le arrebató al padre el castillo de Inabayama, su residencia. Se dice que en su lecho de muerte Dōsan dejó escrito que deseaba que su yerno heredara el territorio de Mino.
Cumpliendo su última voluntad, tras nueve años de conflicto, Nobunaga tomó el control de Mino y renombró la ciudad, que se llamaba Inokuchi, como Gifu y el castillo de Inabayama como el de Gifu, para convertirlo en su sede. Gifu se encuentra muy cerca de Fuwanoseki (pueblo de Sekigahara) en la carretera Tōsando, un lugar conocido como la frontera entre el este y el oeste de Japón. Además, tiene una ubicación estratégica para avanzar hacia la capital Kioto. El deseo de Nobunaga de unificar el país era evidente desde entonces, una muestra de esto es el sello con la leyenda tenka fubu (unificación a través del poder militar).
Dos de las políticas que marcaron época durante su gobierno en Gifu fueron Rakuichi Rakuza y Hei Nō Bunri.
Rakuichi Rakuza era una política de desregulación que permitía que cualquiera pudiera hacer negocios libremente. Gracias a ella, la ciudad a los pies del castillo, que había quedado en el deterioro a consecuencia de los conflictos, recobró impulso de inmediato. Por otra parte, con Hei Nō Bunri se establecería una clara separación entre guerreros y campesinos, ya que en ese entonces la mayoría de los soldados eran agricultores reclutados. Al aprobar que los guerreros vivieran como parte de la clase gobernante en la ciudad a los pies del castillo, garantizaba que su dominio estaría siempre preparado para la guerra y, con agricultores completamente dedicados a su labor, tendría un suministro estable de productos agrícolas.
Nobunaga, que había logrado fortalecer la economía y el poderío militar, se trasladó al castillo de Azuchi, en Ōmi (actualmente prefectura de Shiga) en 1576. Gifu quedó en manos de su primogénito, Nobutada. Sin embargo, poco antes de materializar la unificación del país, fue traicionado y se suicidó junto con su hijo en el templo Hon’nōji, en Kioto, en 1582.
Posteriormente, el castillo de Gifu fue ocupado por vasallos de Hashiba Hideyoshi (posteriormente Toyotomi Hideyoshi), pero en el año 1600, tras la batalla de Sekigahara, fue derruido por órdenes de Tokugawa Ieyasu.
Contemplar el mismo paisaje que Nobunaga
El castillo de Gifu desapareció por mucho tiempo de la historia hasta que fue reconstruido en 1910. Fue el primer torreón de Japón cuyo exterior fue reconstruido con fidelidad. Gozaba de gran popularidad como lugar turístico hasta que un incendió lo consumió en su totalidad durante la Guerra del Pacífico en 1943. El torreón actual fue reconstruido en 1956, un año después de la inauguración del teleférico del monte Kinka.
Para llegar al castillo es necesario subir al teleférico en la estación de Sanroku, que se encuentra en el Parque de Gifu, en las faldas del monte. Se tarda unos cuatro minutos en llegar a la estación de Sanchō, en la cima. De allí, hay que caminar aproximadamente 10 minutos por la vereda hasta el torreón de tres niveles y cuatro plantas.
Las primeras tres plantas del torreón son un museo donde hay, principalmente, documentos y réplicas de la época de Nobunaga, así como pizarras explicativas.
El atractivo principal del lugar es la vista panorámica de 360 grados desde el mirador en el último piso. Sonobe Tooru, subdirector del castillo de Gifu, comenta que desde allí se puede observar la ciudad, el río Nagara y los rascacielos de Nagoya. También se puede alcanzar a ver la región de Owari, lugar de origen de Nobunaga, el monte Komaki, base en la conquista de Gifu, e incluso Sekigahara. En otras palabras, aquí es posible admirar el paisaje magnífico que se extendía frente a Nobunaga cuando imaginaba la unificación del país.
La reconstrucción del torreón se hizo con la ayuda de documentos antiguos. Los estudiosos de la historia no deben perderse los muros de piedra de los alrededores, ya que algunos datan del mismísimo periodo de los Estados Guerreros. Sonobe recomienda la vista desde debajo del acantilado en la parte sur del torreón. Desde allí el visitante puede deleitarse con el torreón a través de los muros de piedra que servían como protección.
Un castillo para lucir
El torreón en la cima del monte era una fortificación para los tiempos de guerra, pero Nobunaga y Nōhime tenían su residencia personal en las faldas del monte. La mansión, una construcción de cuatro plantas, estaba rodeada por muros enormes construidos con piedras y tenía un jardín repleto de naturaleza. Se dice que Luís Fróis, evangelizador portugués que fue invitado a ella, la describió como un palacio.
En 1984 comenzó la investigación arqueológica de los restos de la residencia de Oda Nobunaga, que trajo a la superficie una multitud de objetos. Entre los que cuentan con mayor valor histórico se puede mencionar unas tejas con formas de crisantemo y peonias que, tras algunos estudios, se concluyó que estaban cubiertas con pan de oro. Hasta entonces se creía que las primeras tejas de este tipo se habían usado en el castillo de Azuchi, construido por Nobunaga en 1576, pero ahora se sabe que fue en el de Gifu.
Estas tejas son otra muestra de las innovadoras capacidades políticas de Nobunaga. Convirtió un castillo, que fue una fortaleza durante el periodo de los Estados Guerreros, en un lugar de ostentación con detalles magníficos. Así, además de ser un símbolo del gobierno, representaba el poderío económico y de autoridad para impresionar a los rivales.
Con respecto al bullicio de la ciudad a los pies del castillo, Lúis Fróis lo comparó con la confusión que debió haber en Babilonia, y dijo que era el paraíso de Nobunaga. En las calles de la ciudad de Gifu hay evidencias de la influencia de Nobunaga, comenzando por la cultura de la pesca con cormoranes, protegida por el guerrero.
La calle Kawaramachi, que se extiende desde el puerto donde llegan las embarcaciones de pesca con cormoranes, está muy cerca del Parque de Gifu. En la antigüedad, esta calle estaba repleta de mayoristas que vendían madera o papel washi de Oku-Mino, mercancías que eran transportadas a través del río Nagara. Incluso ahora se conservan algunas construcciones antiguas y tiendas de artesanías tradicionales que ofrecen paraguas japoneses, linternas y paipáis hechos con papel washi. Aquí se puede sentir la presencia de Nobunaga no solo como guerrero, sino también como un gobernante innovador.
Castillo de Gifu
- Dirección: Tenshukaku 18, Kinkazan, ciudad de Gifu, prefectura de Gifu
- Horarios: de 9:30 a. m. a 5:30 p. m. en verano y de 9:30 a. m. a 4:30 p. m. en invierno
- Abierto todo el año
- Entrada: 200 yenes general, 100 yenes de 4 a 16 años
- Cómo llegar: un viaje de 15 minutos en autobús desde la estación de Gifu JR o Meitetsu hasta la parada Gifu Kōen Rekishi Hakubutsukan-mae. Tome el teleférico del monte Kinka en el Parque de Gifu (4 minutos de trayecto, viaje redondo 1.100 yenes) y camine 8 minutos.
(Traducido al español del original en japonés. Reportaje, texto y fotografías: equipo editorial de nippon.com)