Los ‘shīsā’, dioses guardianes de los hogares de Okinawa
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Solo se hicieron populares en los hogares después del periodo Meiji
En Okinawa se pueden ver shīsā por todas partes, incluso en la entrada de los edificios y en los tejados. Se suele pensar que han formado parte de la vida cotidiana desde los días del Reino de Ryūkyū (1429-1879), pero no fue hasta mediados del periodo Meiji (1868-1912) cuando empezaron a exhibirse en los hogares normales.
Sakai Wakaba, conservadora del Museo de Historia del Reino, nos explica la historia y las características del shīsā.
“Las casas antiguas de Okinawa tienen impresionantes techos de tejas rojas, pero la dinastía Ryūkyū reguló el tamaño de las casas de la gente común y prohibió el uso de techos de tejas. Solo después de que se levantaran las restricciones en 1889 aumentó el número de casas con tejas rojas. Más tarde, los artesanos de tejas empezaron a utilizar el yeso y las tejas sobrantes para hacer shīsā a mano en sus tejados, y por eso se extendieron a las casas normales”.
El museo se encuentra en la ciudad del castillo del Reino de Ryūkyū, en Okinawa World, una instalación turística repleta de cultura okinawense, y muestra una variedad de shīsā fabricados por maestros artesanos, así como estatuas de leones de ultramar que son considerados como los modelos originales. Rodeado de antiguas casas de tejas rojas de más de 100 años, es el lugar perfecto para conocer la historia de los shīsā.
Un compañero de la esfinge y los perros guardianes
Se cree que el shīsā son las estatuas de los leones del antiguo Oriente que llegaron a Okinawa a través de China. En el antiguo Egipto y Oriente Medio, el león, rey de los animales, era un símbolo de poder y santidad, y se utilizaba para decorar palacios y templos. Un ejemplo típico es la esfinge, que tiene cabeza humana y cuerpo de león.
Las estatuas de leones fueron cambiando de aspecto poco a poco en la Ruta de la Seda. A medida que se introdujeron en zonas donde la gente no conocía el león real, se transformaron en animales cada vez más espirituales y fueron tomados como amuletos y guardianes. Sakai nos dice con una sonrisa, “Incluso los habitantes de Okinawa se preguntan si el shīsā es un perro o un gato”. El origen del shīsā es el mismo que el de los komainu (perros guardianes) de otras partes del país, pero su ruta de entrada es ligeramente diferente, ya que el shīsā llegó directamente de China a Okinawa, mientras que el otro lo hizo pasando por la península de Corea.
En la parte norte de la isla principal de Okinawa y en las islas Yaeyama, el shīsā se llama “shīshī” en algunas zonas. A menudo se dice que el nombre deriva de la palabra “shishi” utilizada en Honshu, pero el león llegó a Okinawa directamente desde China, y se pronuncia “shīzū” en chino. Es más probable que la palabra “shīzū” cambiara a “shīsā”, o que el ideograma “shishi” se leyera simplemente como “shīsā” o “shīshī”.
Sakai también señala que la forma okinawense de pronunciar la palabra es llana, sin acento en la primera “shi”. Muchos turistas acentúan el “shi” en “shīsā”, como al pronunciar el nombre del general romano César en japonés, pero los lugareños no lo acentúan.
Hay tres tipos de leones: de palacio, de aldea y el familiar
La cultura de decorar con estos leones comenzó, naturalmente, en la corte real, encargada del comercio. En el mausoleo del Reino de Ryūkyū, Urasoe Yōdore, el sarcófago del rey Eiso del siglo XIII tiene un león tallado. El Tamaudun, mausoleo de la segunda dinastía Shō (construido en 1501) declarado Patrimonio de la Humanidad, también está decorado con tres shīsā. A las estatuas de los mausoleos, templos y castillos de estas dinastías se las conoce como “leones de palacio”.
A continuación, aparecieron los “leones de aldea”, que se colocaban a la entrada del pueblo o en la cima de una colina para ahuyentar los malos espíritus y el fuego. El león de aldea más antiguo del que se tiene constancia es el León de piedra gigante de Tomori, erigido en 1689 en la ciudad de Yaese, en el sur de la isla principal. Tras una serie de incendios en la aldea, una adivinación dijo que la causa de estos era el monte Yaese, por lo que se colocó la estatua orientada al suroeste, la dirección de dicho monte. Se dice que después de eso no hubo más incendios.
En el Museo de Historia del Reino hay una fotografía de unos soldados estadounidenses escondidos detrás del shīsā de Tomori atisbando con prismáticos. La parte sur de la isla principal fue escenario de la guerra durante la Batalla de Okinawa y este dios protector del fuego, que mantenía la paz en la aldea, se utilizaba para alejar las balas. Incluso hoy, el gran león, con sus numerosos agujeros de bala, transmite la ferocidad de aquella guerra, así como la cultura única de Okinawa.
La existencia del león de la aldea condujo a la difusión del culto a los shīsā entre la gente de a pie, lo que a su vez condujo a la difusión del “león familiar” a partir del periodo Meiji. En las casas normales, el león se coloca en el centro del tejado, en un poste o cerca de la puerta de entrada para evitar que entren los malos espíritus. En los últimos años ha aumentado el número de pequeños adornos para los complejos de viviendas, que se colocan en el interior de la casa.
“A medida que Okinawa se convertía en un destino turístico, el shīsā ha ido ampliando su abanico de expresiones. Antes eran amenazantes y daban miedo, pero ahora sonríen o hacen el pino. También se han vuelto más coloridos, y probablemente por eso se han vuelto tan populares como recuerdos”, comenta Sakai.
Animales espirituales que trascienden del género
Hay dos tipos de shīsā, los individuales y las parejas. Cuando se colocan a ambos lados de una puerta, suelen venir en pareja, uno con la boca abierta y otro con la boca cerrada. Como tienen la misma forma que los perros guardianes A-Un de los templos y santuarios, se suele decir que el guardián macho tiene la boca abierta y la hembra, cerrada.
Sin embargo, Sakai nos explica: “Puedes tener uno o dos shīsā, y no tienen necesariamente un género. Hay muchas parejas de leones en China, pero normalmente ambos tienen la boca abierta. También se fabrican leones A-Un, pero en China la forma más común de distinguir los sexos es que el león macho sostiene una gema o jade, que representa la riqueza, y la hembra sostiene un cachorro.”
Los shīsā de Ryūkyū vinieron directamente de China, y la mayoría de los shīsā individuales tienen la boca abierta. En muchos casos, el método de identificar el sexo por la forma de la boca no se aplica.
De hecho, solo los machos tienen melena. Todas las estatuas de leones creadas por personas que nunca han visto un león de verdad tienen una melena. Como dice Sakai, es natural pensar en ellos como animales espirituales que trascienden del género.
Pasear por la ciudad en busca de shīsā peculiares hace que las visitas a Okinawa sean más divertidas. A la entrada de Okinawa World se encuentra el Shishiku-no-tō, una torre con cinco grandes shīsā que se ha convertido en un rincón popular para hacer fotos.
Si lo que quiere es una foto digna de Instagram, no puede perderse el León Gigante de Zanpa. Es el mayor shīsā de Okinawa, con 8,75 metros de altura y 7,8 metros de longitud. En las cercanías se encuentra el Cabo Zanpa y su faro, así como playas y parques, un destino ideal para un viaje corto desde Naha.
Reportaje, artículo y fotografías del Departamento Editorial de Nippon.com.
Fotografía del encabezado: shīsā fabricado con yeso y colocado en el tejado de una antigua casa en la ciudad del castillo del Reino de Ryūkyū.
(Traducido al español del original en japonés.)