Las coloridas teteras de hierro de Iwachū conquistan el mundo
Guíade Japón
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Cuando se habla de la artesanía de hierro —Nambu tekki en japonés—, las teteras negras de aspecto solemne suelen ser lo primero que les viene a la cabeza a los japoneses. Sin embargo, en otros países esta imagen ha sido sustituida por la de las teteras coloridas, que incluso se comercializan exitosamente con el nombre original; en algunos establecimientos de Europa y Norteamérica dedicados a la venta al por menor se está viendo cada vez más la denominación Iwachu.
El nombre Iwachu, sinónimo de Nambu tekki, hace referencia a Iwachū (岩鋳), un taller de artesanía de hierro situado en la ciudad de Morioka y fundado en 1902 por Iwashimizu Suekichi. Con 120 años de andadura, se trata de un establecimiento de solera y excelencia, si bien es cierto que el sector tiene unos cuatro siglos de historia y, por lo tanto, se puede decir que fue tardío. No obstante, el fabricante no ha dejado de evolucionar con una combinación de tradición e innovación como bandera.
Iwachū se convirtió en 1967 en el primer fabricante de su sector en automatizar el proceso y enseguida decidió permitir las visitas guiadas. Formar parte de los itinerarios turísticos le sirvió tanto para darse a conocer más como para aumentar las ventas. En 1990 empezó a colorear el Nambu tekki con tonos vivos. Desde hace unos años pone todo su empeño en abrirse paso en los mercados extranjeros: sus teteras de colores han sido todo un éxito en Europa.
Iwachū y el respeto por las técnicas tradicionales del Nambu tekki
Iwachū rompe con la imagen que se tiene habitualmente de los fabricantes de artículos tradicionales y ha flexibilizado el enfoque de su actividad para confeccionar productos con diseños contemporáneos. No obstante, su directora representativa, Iwashimizu Yayoi, puntualiza que el mayor patrimonio de Iwachū es precisamente la tradición que ha ido acumulando en el contexto histórico de la región.
La firma tiene una plantilla de seis maestros, uno de los cuales ostenta el título de artesano tradicional, y hace sus productos siguiendo las técnicas antiguas que ha ido heredando con el paso del tiempo. En Iwachū Tekkikan, situado a las afueras de Morioka, divulgan, además de la historia y la elaboración del Nambu tekki, la cultura y las costumbres de la ciudad. El edificio alberga una exposición de artículos de gran valor, entre ellos los utensilios empleados en la fabricación y varias teteras gigantes, mientras que en el taller aledaño se puede ver trabajar a los experimentados maestros.
Los orígenes del Nambu tekki se remontan a principios del período Edo, cuando el señor Nambu, del feudo de Morioka, les dio trabajo a varios maestros fundidores de Kioto y Kōshū (Yamanashi en la actualidad). En el siglo XVIII el té verde se puso de moda, de ahí que las teteras de hierro que llevaban asa y eran de un tamaño pequeño se popularizaran incluso entre los plebeyos. Estos modelos se han convertido en el prototipo de las “teteras de hierro tradicionales” que fabrica Iwachū en la actualidad.
Las teteras de hierro de Nambu tekki son un buen ejemplo de las técnicas de los artesanos al servicio de la practicidad. Por ejemplo, gracias a la técnica kamayaki, que consiste en usar las brasas a alta temperatura, se evita que se forme orín mediante la aplicación de un revestimiento de óxido en el interior de las teteras de hierro. Aunque su aspecto es solemne, los artesanos hacen todo lo posible para aligerar el metal; de hecho, en comparación con los modelos que se fabrican en serie, los suyos son en torno a un 30 % menos pesados. Este método, con más de un centenar de procesos de fabricación, permite elaborar unos productos de artesanía para toda la vida muy prácticos y bonitos.
Diseños modernos para Europa
Si entramos a la tienda de Tekkikan, tendremos la oportunidad de ver unos modelos innovadores elaborados con las técnicas tradicionales. Allí se exponen de forma elegante teteras e incensarios de colores, entre otros artículos, que se alejan de la imagen que representan las teteras de hierro negras. En la actualidad, el 70 % de las ventas de Iwachū corresponden a estos productos coloridos. Además, el 40 % de las ventas totales procede de los mercados extranjeros, en particular de Europa, Norteamérica y el continente asiático, un dato impensable para un sector tradicional.
En Iwachū empezaron a fabricar teteras de colores a raíz de un pedido de una tetería francesa: buscaban algo colorido que se adecuara al gusto de la clientela local. Aunque lo que se considera normal y bello es que el Nambu tekki sea negro y tenga un aspecto solemne, la persona que ocupaba la presidencia de la empresa por aquel entonces decidió ponerse manos a la obra porque “era lo que el cliente deseaba” y se presentaba la oportunidad de “crear algo adaptado a los tiempos”. Tras dos años consiguieron hacer un modelo de aspecto original; para ello, aplicaron el color encima de la capa de revestimiento y luego lo bruñeron a mano.
Al principio la acogida en el mercado japonés fue tan buena que Iwachū no tuvo mucho interés en exportar estas teteras; sin embargo, la burbuja estalló en 1991 y todos los sectores tradicionales se vieron en una situación difícil. Ante tales perspectivas, la empresa decidió que a partir de 1995 empezaría a meterse de lleno en los mercados extranjeros con su Nambu tekki de colores. Su incursión ha sido tal que, si alguien dice que quiere un artículo de Iwachu en un comercio minorista de Europa o Norteamérica, el vendedor le mostrará una tetera de Nambu tekki.
Las teteras no son lo único que vende Iwachū: ahora disponen de una amplia gama de utensilios de cocina, entre los cuales se cuentan ollas y sartenes. Además, puede presumir de fabricar un millón de artículos al año, una de las mayores capacidades de producción de Nambu tekki de todo Japón.
La popularidad de los modelos tradicionales en China
Iwachū varía sus estrategias y técnicas en función del mercado. Las preferencias relativas a los colores cambian según el país y la región: en Francia y en Estados Unidos venden modelos claros, mientras que en Alemania y en otros países de Europa del Norte se comercializan más los oscuros.
Si en Europa y Norteamérica triunfan las teteras de colores, en China prefieren el Nambu tekki tradicional, el negro. En la Expo de Shanghái, en 2010, tuvo mucho éxito un té pu-erh (té rojo) que se sirvió con el agua hervida en una de estas teteras, lo que suavizaba el sabor. Los consumidores chinos, que por lo general se preocupan mucho por la salud, han acogido de buen grado este producto, en parte debido a que contribuye a la ingesta de hierro.
La producción mensual del Nambu tekki tradicional alcanza, a lo sumo, las 160 unidades, puesto que los maestros hacen todo a mano. Incluso llegado el caso de que la producción no satisfaga la demanda, Iwachū tiene una imagen de marca consolidada en el mercado chino y se valoran las técnicas artesanas.
En la actualidad, la producción de los sectores tradicionales representa un tercio de los niveles alcanzados en la década de 1990, su época de mayor apogeo. A pesar de esta situación tan complicada, Iwachū sigue evolucionando gracias a los productos y las estrategias innovadores que le han permitido abrirse paso en los mercados extranjeros sin abandonar la tradición. Una visita a Tekkikan nos servirá para conocer de primera mano parte del secreto de su éxito.
Iwachū Tekkikan
- Dirección: Iwate-ken Morioka-shi Minamisenboku 2-23-9
- Cómo llegar: a 15 minutos en coche de la estación de Morioka (JR)
- Teléfono: 019-635-2505
- Horario: de 8:30 a 17:30. Cerrado los martes por descanso.
- Precio: gratuito
Imagen del encabezado: Las teteras de Iwachū, esmaltadas en el interior, destacan por su practicidad. Ahora están disponibles en numerosos diseños y colores modernos (imagen cortesía de Iwachū).
(Traducción al español de un texto de Shoe Press)