Las posibilidades infinitas del papel maché
Guíade Japón
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“El papel maché se hace con papel washi reblandecido y sirve de materia prima para obras de todo tipo de tamaños y formas. Siempre me ha parecido que sus posibilidades son infinitas”, comenta Hashimoto Shōichi. Este artesano es la vigésima primera persona de su familia en asumir las riendas de Honke Ōguro-ya, una tienda situada entre las montañas de Kōriyama (Fukushima). Su establecimiento forma parte del complejo Takashiba Dekoyashiki, dedicado a la artesanía de la zona.
En el dialecto local, la palabra “deko” significa “muñeco”. Su historia comienza con las figurillas de barro, dogū en japonés. Posteriormente, aparecen las de madera —mokugū o deku—; de este último vocablo deriva precisamente el giro dialectal que suele utilizarse para hacer referencia a los muñecos.
Durante el período Edo, Takashiba formaba parte de los territorios del feudo de Miharu. En la actualidad, esta zona alberga cuatro talleres en los que se preservan dos tradiciones artesanas de más de tres siglos de historia: el papel maché de Miharu y las figuritas de caballos miharu-goma. Estos establecimientos conforman Takashiba Dekoyashiki, un complejo que fusiona la artesanía con las tiendas de recuerdos y que atrae a multitud de visitantes.
“Los muñecos de papel maché gustaban mucho en el período Edo; eran juguetes y amuletos a la vez. Los vendedores ambulantes cargaban con ellos por toda la región de Tōhoku, e incluso iban hasta Edo”, explica Hashimoto.
Las líneas curvas del papel maché de Miharu y la firmeza de las líneas rectas de las figuritas miharu-goma
Para hacer papel maché, primero se humedece papel washi; luego se coloca sobre un modelo de madera, se pone pegamento y se espera a que seque. Una vez seco, se hacen unas incisiones para retirar el modelo y se van pegando los cortes y los ornamentos con un adhesivo que se elabora hirviendo la piel y las espinas del pescado, aunque también se utilizan la piel y los huesos de otros animales. Por último, se aplica un polvo blanco diluido en adhesivo —denominado “gofun”—, que sirve de base para la pintura con la que se decora.
Los modelos de madera que se usan para hacer los muñecos, los daruma y las máscaras forman parte de las tradiciones que cada taller conserva desde tiempos antiguos. Se consigue que sean resistentes gracias a las distintas capas de papel washi humedecido que se aplican; estas varían en función del tamaño y la forma del modelo en cuestión.
Las figuritas de papel maché que se elaboran pegando varias capas de papel washi sorprenden por sus elegantes formas tridimensionales; los artistas pueden dar rienda suelta a su creatividad en el proceso, si bien abundan los daruma y los animales del horóscopo chino; esto es, los motivos que tienen que ver con la buena suerte y los deseos.
Por ejemplo, tenemos la figurita de papel maché de un tigre, uno de los diseños más exitosos. Por norma general, quienes la compran lo hacen pensando en los niños de la familia, pues quieren que crezcan y se hagan fuertes y robustos. Según cuentan, en algunos hogares los colocaban si un hijo se había ido a la guerra. Rezaban para que los soldados regresaran a casa sanos y salvos, al igual que este animal, que siempre vuelve a la guarida por muy lejos que haya salido a cazar.
Los caballos miharu-goma son uno de los diseños más famosos de Takashiba Dekoyashiki; estas figuras decorativas de madera están disponibles en dos colores: negro y blanco. El negro tiene que ver con la fertilidad, el parto seguro y la crianza; el blanco, con la longevidad y una vejez tranquila.
En los talleres que elaboran este tipo de muñecos y figuritas, hay tres trabajos, principalmente: pegar, pintar y vender. Los artesanos se dedican también a esta última labor, de ahí que Hashimoto tenga un rincón para trabajar en la tienda. La zona se ha vuelto un enclave turístico de gran afluencia durante los fines de semana. Como tienen figuritas de los animales del horóscopo chino —se cree que atraen la buena suerte— y daruma, ni siquiera pueden cerrar a finales y principios de año.
“Hasta la generación de mis padres, la familia compaginaba la artesanía con la agricultura en los campos que teníamos. Los dos trabajaban muchísimo, y a mí me parecía que ese no era un entorno tranquilo para un niño. No me interesaba seguir sus pasos”, relata Hashimoto.
Estudió Bellas Artes en la universidad y se hizo profesor de instituto de secundaria. Pese a lo mucho que le gustaba su trabajo, tuvo que dejarlo a los seis años debido a la salud de su padre. Tras aprender el oficio familiar, tomó las riendas de Honke Ōguro-ya en 2010.
Nuevos retos tras la catástrofe
El Gran Terremoto del Este de Japón (11 de marzo de 2011) fue uno de los principales motivos por los que Hashimoto se propuso explotar las posibilidades infinitas del papel maché sin renunciar por ello a la tradición.
Takashiba es una zona de tierra firme, de ahí que el seísmo apenas causara estragos allí. La central nuclear Fukushima Daiichi se encuentra a unos 50 kilómetros, así que, nada más ocurrir el accidente, temió tener que marcharse de la prefectura.
A pesar de que no había problemas en el suministro de luz y agua, Hashimoto estuvo un tiempo sin trabajar. Sin embargo, ver en televisión todo el apoyo que se le estaba dando a la región de Tōhoku le sirvió para darse cuenta de que él también debía hacer algo, y para adoptar una actitud más optimista. En ese momento, recordó el dicho relacionado con los daruma, ese objeto al que se le encomiendan los deseos de victoria: “Caerse siete veces y levantarse ocho”. Según el propio Hashimoto, se podían convertir en un símbolo de la reconstrucción.
Fue entonces cuando sacó del almacén un modelo de madera grande que hacía mucho tiempo que no usaba e hizo un daruma para rezar por la recuperación. A diferencia de los más comunes, que son redondos, este de Miharu es alargado, tiene la cara roja y la mirada fija. Se mire por donde se mire, da la sensación de que nos está observando con esa expresión contundente que bien podría ahuyentar las desgracias.
En la parte inferior lleva escritos los ideogramas que conforman la palabra “reconstrucción”. Hashimoto lo exhibió en varias ferias de productos de Tōhoku, entre otros actos; algunos visitantes se acercaron a él para mostrar su apoyo a la región y muchos medios de comunicación se hicieron eco de esos mensajes de aliento grabados en la figura.
Colaboraciones con artistas famosos y obras innovadoras
Además, en junio de 2011, se decidió que participaría en el proyecto Revalue Nippon, una iniciativa para preservar la cultura tradicional japonesa en la que colabora Nakata Hidetoshi, exfutbolista de la selección de Japón.
Pasó a formar parte del equipo de NIGO®, el fundador de la marca de ropa A Bathing Ape®, y colaboró con el diseñador de interiores Katayama Masamichi, de fama mundial; con él hizo un oso polar de papel maché. Esta gigantesca figura de 2,4 metros no tiene nada que ver con el tipo de obras con el que Hashimoto trabaja a diario. De hecho, el artesano confiesa que tuvo dificultades para reproducir el pelaje de este animal. Este oso polar realista —está hecho para que las fibras del papel washi suelten pelusa— llegó a convertirse en una de las piezas principales del proyecto.
Desde entonces, ha participado en diversas iniciativas; por ejemplo, en Ejp (East Japan Project), un proyecto del arquitecto Kuma Kengo, responsable del Nuevo Estadio Nacional. Concretamente, se encargó de diseñar un bolígrafo para la reconstrucción. Esta obra está inspirada en un okiagari-koboshi y un akabeko, ambos juguetes tradicionales de papel maché típicos de la región de Aizu (Fukushima). No encontraban a ningún artesano, así que eligieron a Hashimoto.
La técnica del papel maché se conserva en distintas zonas de Japón, pero, de un tiempo a esta parte, es difícil encontrar artesanos que también hagan los modelos de madera. Hashimoto era la persona ideal para este proyecto, ya que ha visto de cerca la labor de su familia y tiene una formación académica específica. Gracias a eso, ha sido capaz de hacer algo innovador a partir de la tradición.
En Honke Ōguro-ya todavía se pueden comprar los daruma y los tigres con el lomo arqueado que hizo en 2016 en colaboración con Koshino Junko. Otro de sus proyectos más conocidos es el diseño de una caja de papel maché para Cream Box, una marca de dulces de Kōriyama, de donde es Hashimoto. Uno de los aspectos que más llamó la atención de su creación, que también sirvió para promocionar la zona, fue el parecido con el dulce de verdad. En los últimos años, ha participado en el diseño de accesorios de papel maché: gafas con adornos, pendientes de papel washi...
“La adversidad y las oportunidades van de la mano. Para salir de una situación difícil, lo que hay que hacer es moverse. Esto, a su vez, nos permite conectar con diversos tipos de personas y descubrir cosas. Gracias a ello, no solo he podido preservar la tradición, sino que también he conseguido crear algo nuevo”, comenta Hashimoto.
Convertir en positiva la imagen negativa de Fukushima
Tras el desastre, el número de personas que visita Takashiba Dekoyashiki se redujo más de la mitad; a pesar de que han pasado ya nueve años, no consiguen recuperar la normalidad de antes de la catástrofe. A Hashimoto, como antiguo profesor de secundaria, le apena particularmente que ya no haya excursiones de estudiantes. Le hacía especial ilusión poder conversar con los alumnos que iban a sus talleres de pintura de figuritas.
“Los agricultores y los pescadores se ven mucho más perjudicados por los rumores y la desinformación que nosotros. Por eso, me atrevería a decir que a los artistas y los artesanos nos corresponde la labor de convertir esos rumores y noticias falsos en oportunidades. Fukushima era un lugar que pasaba desapercibido incluso en Japón; sin embargo, ahora lo conocen en todo el mundo y la gente se preocupa por cómo están las cosas aquí”, afirma Hashimoto.
Hashimoto, que ha estado fuera de Japón para exponer sus obras en varios actos relacionados con la cultura japonesa e intercambiar puntos de vista con otros artesanos, se sorprende de lo famoso que se ha convertido Fukushima. Huelga decir que la imagen que se tiene de la prefectura japonesa en la actualidad es negativa. No obstante, señala que, a pesar de todo el tiempo y el dinero invertidos, el Gobierno de la prefectura y la Asociación de Turismo no habían conseguido llamar la atención. Por eso cree que se le puede dar la vuelta a esa imagen y transformarla en algo positivo.
A Hashimoto le gustaría recrear las Fallas en Fukushima y ya ha puesto en marcha algunas ideas que recabó gracias a su contacto con varios artesanos en España. Esta fiesta, que se celebra en Valencia, alcanza su punto álgido cuando, tras cinco días de jolgorio, queman las enormes figuras de papel maché —de más de diez metros de altura— que adornaban las calles de la ciudad. Solo se salva una.
“De Fukushima son originarios algunos de los artículos de papel maché más conocidos de Japón, como los akabeko de Aizu y los daruma de Shirakawa. Me gustaría que hiciéramos entre todos obras gigantescas de papel maché, las exhibiéramos en distintos lugares de la prefectura y, el último día, les prendiéramos fuego. Un festival así le daría relevancia a Fukushima y serviría de publicidad de la artesanía del papel maché. Además, contribuiría a mejorar la técnica de los artesanos”, sentencia Hashimoto.
Honke Ōguro-ya (Takashiba Dekoyashiki)
- Dirección: Fukushima-ken Kōriyama-shi Nishita-machi Takashiba Tateno 163
- Horario: de 9 a 17 (abierto todos los días del año)
- Teléfono: 024-981-1636
Imágenes y texto: redacción de nippon.com
(Traducción al español del original en japonés)