Un paseo fotográfico por Kamakura, antigua capital de Japón

Templos y santuarios de Kamakura famosos por sus cerezos en flor

Naturaleza Turismo

Aunque Japón no tiene una flor oficial per se, no cabe duda alguna de que la del cerezo encabeza la lista de posibles candidatas. En este artículo presentamos varios enclaves de Kamakura donde disfrutar de la estampa primaveral que ofrecen los sakura floridos; y lo hacemos de la mano del fotógrafo Harada Hiroshi, especializado en captar imágenes de esta antigua capital japonesa.

Un paseo por Kamakura para contemplar los cerezos en flor

Todo japonés que se precie espera con impaciencia el comienzo del período de floración de los cerezos y, con él, el anuncio de que llega otra primavera. Evidentemente, hay ganas de contemplar las flores, el denominado hanami, pero la emoción en torno a los sakura se debe también a que adornan de forma espléndida momentos clave de la vida: ceremonias de graduación y de ingreso, la entrada en el mercado laboral…

Aunque las fechas varían ligeramente de un año a otro, lo normal es que, en Kamakura, el período de floración de los cerezos empiece a finales de marzo y termine a principios de abril. Por lo general, cuando se habla de hacer hanami, uno se imagina a la gente comiendo y bebiendo bajo los árboles en flor, sentada, por ejemplo, en una lona de plástico; sin embargo, esta costumbre no se practica mucho en la antigua capital japonesa. Lo que allí se estila es ver los sakura paseando por los templos budistas y los santuarios sintoístas, de ahí que queramos recomendar un itinerario para disfrutar de los cerezos en flor en un único día de caminata.

El monte Rokkokuken, situado al noreste de la estación de tren de Kita-Kamakura.
El monte Rokkokuken, situado al noreste de la estación de tren de Kita-Kamakura.

El paseo comienza en la estación de tren de Kita-Kamakura, perteneciente a la compañía ferroviaria JR. Si se avanza en dirección sureste por la carretera prefectural 21, es posible contemplar los cerezos que se agolpan en las colinas a ambos lados del camino. Destaca especialmente uno de la variedad yamazakura (Cerasus jamasakura) cuyas flores son blancas y rosas. Este árbol es tan bonito que ha sido declarado Árbol de Kamakura. Al cabo de un kilómetro de caminata, más o menos, por fin aparece a la izquierda el Kenchō-ji. En el período Kamakura (1185-1333) este famoso templo budista gozaba del máximo rango en la clasificación de los templos zen. El camino que conduce de la puerta general a la tercera ofrece una vista magnífica, de las mejores de toda la ciudad en lo que a cerezos se refiere. No obstante, el espectáculo no termina ahí: hay muchas otras variedades de sakura una vez que se cruza esta última puerta.

Cerezos en flor delante de la tercera puerta del templo Kenchō.
Cerezos en flor delante de la tercera puerta del templo Kenchō.

Luego, tras atravesar la cuesta Kobukuro, se llega al santuario Tsurugaoka Hachiman, en el corazón de Kamakura. Al pasar por el tercer torii, en la entrada principal, a mano derecha se encuentra el estanque Genji, rodeado de cerezos somei-yoshino (Prunus × yedoensis). Aparte de los propios cerezos en flor, aquí llama la atención también la caída de los pétalos, chirizakura en japonés. Además, creemos que a mucha gente le tocará la fibra sensible observar el sakurafubuki; esto es, cuando el viento hace que los pétalos caigan cual copos de nieve, y el hanaikada; o sea, la acumulación de pétalos flotando en el agua, como si de una balsa se tratara.

Pétalos flotando en el estanque Genji.
Pétalos flotando en el estanque Genji.

Las flores muestran otra cara en plena primavera

Dankazura, el camino ligeramente elevado que conduce al santuario Tsurugaoka Hachiman, cuenta con sendas hileras de cerezos formadas por unos 180 árboles. Una vez que se atraviesa esta especie de túnel rosáceo, desde la estación de tren de Kamakura se continúa hasta el templo Hase, en la zona occidental de la ciudad. En caso de tomar la línea Enoden, se tardan cinco minutos hasta la estación más cercana, la de Hase. Si, por el contrario, se decide ir a pie, será una media hora.

Dankazura, el camino que conecta la estación de Kamakura con el santuario Tsurugaoka Hachiman, mide 500 metros de largo.
Dankazura, el camino que conecta la estación de Kamakura con el santuario Tsurugaoka Hachiman, mide 500 metros de largo.

Esta zona es famosa por el Gran Buda de Kamakura, situado en el Kōtoku-in; dicho sea de paso, en este artículo aparece en la fotografía que lo encabeza. No obstante, aquí hay otra imagen muy conocida: la estatua de Kannon de las Once Caras del templo Hase, una de las mayores tallas budistas de madera de todo Japón. Junto al salón de Kannon, pabellón principal donde se custodia la imagen, de más de 9 metros de altura, se alza un cerezo de gran tamaño. Cada 8 de abril se celebra bajo él el Festival de las Flores o Kanbutsue; esto es, el aniversario del nacimiento de Buda.

Cerezo del pabellón principal del templo Hase. La estampa que conforma con el cielo azul de fondo es de una belleza deslumbrante.
Cerezo del pabellón principal del templo Hase. La estampa que conforma con el cielo azul de fondo es de una belleza deslumbrante.

A continuación, recomendamos regresar a la estación de Kamakura y acercarse hasta el Myōhon-ji, a unos cinco minutos a pie de la salida este, antes de que se ponga el sol. Este templo, el más antiguo de la secta Nichiren, goza de fama también por albergar unos cerezos somei-yoshino que empiezan a florecer antes que los de la zona. Además, vale la pena visitarlo incluso cuando ya ha pasado el período de plena floración: los pétalos de los cerezos, esparcidos por el suelo, adornan el recinto del templo y, al fondo, florece un manzano chino de Hall, cuyos pétalos son de color rosa oscuro.

El camino que conduce al pabellón del Fundador del templo Myōhon se llena de pétalos justo en la época en la que el manzano chino de Hall luce más bonito.
El camino que conduce al pabellón del Fundador del templo Myōhon se llena de pétalos justo en la época en la que el manzano chino de Hall luce más bonito.

Terminamos este hanami a pie por Kamakura con una visita al Hongaku-ji, al lado de la estación. Este templo goza de popularidad por su cerezo llorón, el primero de todo Kamakura en florecer. Fascina especialmente al atardecer, con el cielo color grancé de fondo. Cuando por fin oscurece, se encienden los faroles de piedra, lo que permite disfrutar de él también de noche. Aunque este cerezo llorón pierde enseguida el esplendor, el yaezakura que hay al lado nos obsequia con sus flores hasta bien entrada la primavera.

Cerezo llorón del templo Hongaku al atardecer.
Cerezo llorón del templo Hongaku al atardecer.

Texto e imágenes: Harada Hiroshi.

Imagen del encabezado: el Gran Buda de Kamakura, situado en el templo Kōtoku.

(Traducción al español del original en japonés)

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