Tres grandes festivales de Japón
Tres festivales japoneses para apaciguar a los espíritus vengativos
Guíade Japón
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La evolución de la amenaza de desastres a los festivales multitudinarios
El Gion de Kioto, el Tenjin de Osaka y el Kanda de Tokio se consideran los tres matsuri más importantes de Japón. Con su despliegue de espléndidas carrozas, largos y exaltados desfiles de mikoshi (santuarios portátiles) y sus artes escénicas tradicionales, son festivales casi únicos tanto en escala como en historia. Los tres tienen lugar en grandes ciudades, por lo que todos los años atraen entre decenas de miles y más de un millón de visitantes.
Resulta curioso que los tres festivales tengan en común el origen: apaciguar a los espíritus vengativos. Las almas de las personas que sufrieron una muerte prematura o violenta desean liberar su rencor y provocan calamidades en el mundo terrenal. En los festivales Tenjin y Kanda se rinde culto, respectivamente, a Sugawara no Michizane y Taira no Masakado como si fueran dioses para pacificar sus poderosos espíritus. En el Gion se venera a la deidad rebelde Gozu Tennō, que provoca desastres a las personas, para que nos proteja de las epidemias con su increíble energía.
Adorar a espíritus vengativos y divinidades violentas es muy propio de la fe nipona. Los tres grandes matsuri florecieron de forma muy bella y opulenta, pero esconden la sombría historia de todas las veces que los japoneses tuvieron que enfrentarse a desastres naturales en el pasado.
El Gion de Kioto
(Distritos de Higashiyama, Nakagyō y Shimogyō de Kioto, del 1 al 31 de julio).
La gran procesión Yamahoko Junkō es uno de los actos más destacados del festival Gion, que dura un mes entero. Treinta y cuatro yamahoko (carrozas) elegantemente adornadas desfilan por las calles de Kioto en pleno verano al ritmo del Gion Bayashi, cuyo sonido se expresa con la onomatopeya konchikichin.
El punto álgido del festival es el sakinomatsuri (‘festival previo’), que tiene lugar el 17 de julio. A las 9 de la mañana, veintitrés carrozas se congregan en el cruce de Shijō Karasuma. Lidera la procesión la naginatahoko, una carroza en la que va montado un niño que corta la cuerda shimenawa con una katana, acto que se recibe con vítores y aplausos y que da comienzo al desfile. La parte más llamativa es el tsujimawashi, un momento impactante en que las grandes carrozas, de 10 toneladas y más de 20 metros de altura, giran sobre sí mismas para doblar la esquina en el cruce de calles. En el atonomatsuri (festival posterior), que se celebra el día 24, desfilan once carrozas como la ōfunehoko, que tiene forma de barco y está ornada con hermosas telas, bordados y un adorno llamado daikinpei.
Las yamahoko no solo transitan por las grandes avenidas, sino también por callejuelas estrechas flanqueadas por ristras de machiya (casas tradicionales de Kioto). Las tiendas y las salas de estar se decoran con obras de arte, biombos y otros enseres propios de las familias con pedigrí, con lo que las calles parecen museos.
Los elementos típicos de la estación que brindan color al verano japonés tienen origen precisamente en la costumbre ancestral, de más de 1.100 años de tradición, de efectuar ritos para apaciguar a los espíritus vengativos. En la era Jōgan (859-877) hubo una epidemia que hizo estragos, un gran terremoto y entraron en erupción volcanes de todo archipiélago, empezando por el monte Fuji. Convencidos de que aquella extraordinaria sucesión de fenómenos naturales estaba provocada por espíritus vengativos, los habitantes de Kioto plantaron 66 alabardas —tantas como provincias había en la época— en el Shinsen’en, el jardín del Emperador, y organizaron una ceremonia llamada Gion goryōe para ahuyentar las epidemias y poner freno a los desastres naturales.
En el Gion goryōe se paseaba un mikoshi de Gozu Tennō desde el santuario de Yasaka (entonces llamado santuario de Gion). Gozu Tennō es una deidad de origen indio que propaga las epidemias y que posteriormente acaparó una mayor devoción de los fieles al fusionarse con la divinidad rebelde de origen japonés Susanoo. Cuando la veneración de esta divinidad protectora de las epidemias se difundió por todo el país, el festival Gion también se extendió y se implantó como acto veraniego en cada parte del archipiélago.
Festival Tenjin de Osaka
(Distrito de Kita de Osaka, 24 y 25 de julio).
Existen más de 12.000 santuarios llamados Tenman-gū, Tenjin y Sugawara en todo Japón que están dedicados a Sugawara no Michizane (845-903), un hombre ilustre del periodo Heian apodado Tenjin-sama, y celebran festivales el 25 de cada mes para conmemorar su nacimiento y su muerte. El Tenman-gū de Osaka destaca entre todos ellos por su prolongada historia, ya que lleva más de mil años celebrando el festival Tenjin el 24 de julio y el día siguiente, que es el aniversario de la muerte de Michizane..
El festival gira en torno a tres actos. En la ceremonia hokonagashi, que tiene lugar el día 24 por la mañana, un niño sagrado montado en barca suelta una alabarda sagrada en medio del río Dōjima y el punto en que regresa a la orilla queda designado como lugar para celebrar la ceremonia y recibir a los dioses.
En el rikutogyo del día 25, se carga el espíritu de Michizane en un mikoshi de tipo palanquín con un ave fénix y se pasea por la tierra de los feligreses del santuario. En el funatogyo, que se celebra el mismo día y es el acto principal del festival, sale a navegar una barca con el espíritu de Michizane acompañada de unas cien embarcaciones más. El clímax del matsuri es un espectáculo pirotécnico de unos 5.000 artificios que ilumina el cielo nocturno del verano osakeño.
Las artes escénicas dedicadas a los dioses son otro elemento destacado del festival Tenjin. En el moyōshidaiko, feligreses con una capucha roja tocan el tambor sobre una carroza que se zarandea vigorosamente. El Ryū Odori es un espectáculo imprescindible en que se representa la ascensión de un dragón a los cielos mediante una danza auspiciosa al son de una música rítmica llamada Danjiri.
El animado festival Tenjin se originó para pacificar al espíritu vengativo de Sugawara no Michizane. Michizane, que se crio en una prestigiosa familia aristocrática de académicos, se convirtió en funcionario de alto rango a una edad precoz y llegó a ministro de la Derecha, uno de los tres principales cargos políticos del Japón de la época. Sin embargo, los demás aristócratas lo envidiaban y el ministro de la Izquierda, Fujiwara no Tokihira, urdió un complot con el que logró que lo trasladaran a Dazaifu, Kyūshū. Terriblemente disgustado, Michizane falleció dos años más tarde, en el 901.
Un tiempo después, Fujiwara no Tokihira murió de enfermedad con solo 39 años. Siete personas perdieron la vida al caer un rayo sobre el palacio imperial, y el Emperador, desconsolado, también falleció. A todas esas calamidades se les sumó una larga sequía y una epidemia, por lo que la gente empezó a creer que Michizane, que había sufrido una muerte prematura, había maldecido la ciudad.
Para intentar calmar al espíritu vengativo de Michizane, la Corte Imperial erigió el santuario Kitano Tenman-gū en Kioto para venerarlo. Al mismo tiempo, volvieron a construir el santuario que este había visitado de camino a Dazaifu con el nombre de Osaka Tenman-gū. Con el tiempo, el temido Tenjin-sama pasó a ser considerado un dios popular del éxito en la vida, el estudio, las artes escénicas y la protección contra desgracias. En la actualidad, los estudiantes acuden a los santuarios dedicados a Tenjin-sama repartidos por todo Japón en época de exámenes de acceso para rogar por el aprobado.
Festival Kanda de Tokio
(Distritos de Chiyoda y Chūō de Tokio, un fin de semana de mediados de mayo en años impares).
El festival de Kanda, una importante celebración del santuario Kanda Myōjin, y el festival de Sannō, del santuario Hie (distrito de Chiyoda), se celebran en años alternos. Ambos se llamaban Tenka Matsuri en el periodo Edo, en que se organizaba una procesión que entraba en el recinto del castillo de Edo y que presenciaba el mismísimo shōgun.
El primer día del festival de Kanda es el shinkōsai, un acto en el que las tres divinidades que se adoran en el matsuri desfilan en sus respectivos palanquines sagrados. Es una procesión muy animada con enormes carrozas como la que lleva a Namazu (un siluro gigante que simboliza los terremotos) y un yōkai llamado Shuten-dōji. Los feligreses están distribuidos por una zona muy amplia y la procesión cubre un recorrido de 20 kilómetros. El acto dura un día entero, por lo que se recomienda a los visitantes que consulten el mapa de la ruta.
El domingo, segundo día del festival, unos 200 santuarios portátiles de tamaños dispares procedentes de 108 barrios de los alrededores acceden al santuario desde la mañana hasta la noche en una jornada que evoca el alboroto del Kanda Myōjin en el periodo Edo. El mikoshi portado por mujeres de Kanda-Sudachō es famoso por su robustez y refinamiento. El Sengan Mikoshi del santuario Edo, el más grande del desfile, es el último en entrar en el santuario y su llegada marca el fin del festival.
La divinidad llamada Sannomiya, una de las tres del festival, es en realidad Taira no Masakado (903-940), un poderoso samurái del periodo Heian (794-1185). Masakado se autodenominaba Shinnō (‘nuevo emperador’), y quería lograr la independencia de su región, Kantō. Aunque la Corte Imperial lo tildó de rebelde, contaba con el apoyo del pueblo llano, ahogado por elevados tributos, porque expulsó a los funcionarios malvados enviados por la Corte de la región. Pero, poco después de la insurrección, un ejército de castigo le disparó una flecha en la frente y murió en el campo de batalla.
Se dice que la cabeza de Masakado, que había quedado tirada en la orilla de un río de Kioto, voló al este en busca del cuerpo. Hay varias teorías sobre dónde fue a parar, pero la más famosa sostiene que llegó al montículo que hoy en día es su tumba, que está en un rincón de Ōtemachi, uno de los barrios empresariales más prestigiosos de Tokio. En el siglo XIV se propagó una epidemia en la zona y se temía que la hubiera provocado el espíritu del samurái, por lo que el santuario Kanda Myōjin pasó a adorarlo como una de las divinidades del festival.
La venganza de Masakado se ha convertido en una leyenda urbana. A principios del periodo Shōwa (1926-1989) se intentó derribar el montículo para construir un edificio de oficinas provisional para el Ministerio de Hacienda y fallecieron 14 personas implicadas en el proyecto. Tras la Segunda Guerra Mundial el ejército estadounidense destinado en Japón intentó despejar la zona, pero se produjo un accidente mortal. Actualmente la procesión del festival Kanda se sigue deteniendo frente al montículo y los sacerdotes sintoístas le dedican una plegaria.
Los tres mayores festivales de Japón son también los tres grandes festivales para apaciguar a los espíritus vengativos del país y conocer su trasfondo nos permite comprender la esencia de uno de los elementos centrales de los matsuri.
*Fechas estimadas a partir de las de años anteriores.
Fotografías: Haga Library.
(Traducido al español del original en japonés.)