‘Mochi’: pasta de arroz
Cultura- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
El mochi, que se caracteriza por su color blanco, su textura blanda y una pegajosidad peculiar, forma parte de la dieta japonesa desde la antigüedad. Se prepara cociendo al vapor arroz glutinoso o pegajoso (mochigome en japonés) hasta que este adquiere una consistencia viscosa. Posteriormente, se machaca con un majadero y se le da forma redondeándolo o estirándolo. Si se calienta, se hincha, mientras que se deshace si se cuece con el caldo para hacer sopa.
La llegada del mochi y el cultivo de arroz desde el continente
Se cree que el mochi y el cultivo de arroz llegaron a Japón procedentes del Sudeste Asiático a finales del período Jōmon, hace unos 2.000 años. En el período Heian, hace 1.300 años, aproximadamente, la pasta de arroz se convirtió en un alimento imprescindible en los festivales y en los ritos budistas, durante los cuales se utilizaba como ofrenda. Además, en el período Muromachi, hará 700 años, comenzó a integrarse en los dulces tradicionales o wagashi gracias al desarrollo de la ceremonia del té.
Una tarea conjunta para recibir un nuevo año
Cuenta la leyenda que el mochi contiene el espíritu de los dioses y, por lo tanto, es fuente de vitalidad. Consecuentemente, es costumbre que un gran número de personas se congregue para machacar arroz durante las ocasiones especiales y diversas festividades. Esta práctica, llamada mochitsuki en japonés, consiste en introducir el arroz glutinoso cocido al vapor en un mortero cilíndrico —un tronco ahuecado— y machacarlo repetidamente con un majadero, con forma de martillo, hasta que adquiera una consistencia pegajosa. No hay fin de año que se precie en Japón sin un mochitsuki que forme parte de los preparativos del 1 de enero, día en que se da la bienvenida a Toshigami-sama, el dios del Año Nuevo. Además, el mochi es un elemento decorativo durante estas festividades; existe el kagamimochi, un adorno que se les ofrece a los dioses sintoístas y a las deidades budistas y que está compuesto por dos piezas de pasta de arroz redondas colocadas una encima de la otra. La pasta de arroz no falta tampoco en la mesa: es típico comer una sopa, de nombre zōni, elaborada condimentando el caldo dashi con sal, miso o salsa de soja y en la cual se introducen piezas de mochi. Se trata de un plato típico de Año Nuevo con multitud de variantes, dado que la receta varía según la zona y la familia que la prepare; por ejemplo, en algunas casas el mochi es redondo, mientras que en otras es cuadrado. Además, cambian los condimentos y los ingredientes que se echan en el caldo.
Por otra parte, el mochi también está presente en los modismos propios de la lengua japonesa: “E ni kaita mochi”, que literalmente se puede traducir como “Mochi en un dibujo”, equivaldría al modismo castellano “Castillos en el aire”.
Machacar mochi es una tarea que requiere la colaboración de muchas personas. Antiguamente, la costumbre de Año Nuevo era comer pasta de arroz recién machacada cortada en rectángulos o moldeada en forma de círculo. Sin embargo, a día de hoy, resulta difícil machacar el mochi en casa, por lo que se puede comprar en diferentes formatos de consumo fácil: envasado al vacío, en rodajas —para los platos de olla o nabe—, con legumbres, etc.
Un elemento indispensable en las celebraciones
El 3 de marzo se celebra en Japón el Hina matsuri, festividad conocida también como momo no sekku (el festival del melocotón) o el Día de las Niñas. Uno de sus elementos decorativos más característicos es un mochi de tres colores con forma de rombo denominado hishimochi. Además, en esta efeméride se come otro tipo de pasta de arroz, el sakuramochi. En el Día de los Niños o tango no sekku, que se celebra cada 5 de mayo, es típico degustar kashiwamochi, un dulce de pasta de arroz envuelto en una hoja de roble. Este se diferencia de otros tipos de mochi en el arroz que se utiliza en su elaboración, que en este caso no es glutinoso.
Además de las ocasiones mencionadas, el mochi tiene cierto protagonismo en diferentes ceremonias, como las de boda y las que conmemoran el inicio de cada etapa del sistema educativo nipón. En estos casos, se suele regalar mochi rosa y blanco. Otro rito relacionado con la pasta de arroz es el mochimaki (literalmente, tirar mochi), que forma parte de los actos conmemorativos al término de una obra de construcción; en este caso, su objetivo es celebrar que el trabajo ha finalizado sin contratiempos y alejar la mala suerte. En la actualidad, con motivo de Año Nuevo y de otros actos festivos, algunas comunidades locales y familias suelen organizar una fiesta para machacar mochi.
El mochi, un favorito de todo el mundo
Hay diferentes maneras de comer mochi en casa gracias a los formatos a la venta que hemos comentado anteriormente; por ejemplo, asándolo o cociéndolo tras haberlo condimentado al gusto. Una vez asado, se le puede poner anko (pasta de judías dulce) o nattō, o espolvorearle azúcar y harina de soja; esta última variante se denomina abekawamochi. También se puede preparar un isobemaki, que consiste en echarle salsa de soja y envolverlo con alga nori. Además, se le puede untar mantequilla y salsa de soja, o envolverlo con una loncha de queso. En todos estos casos, el resultado será delicioso, al igual que si se come con fideos udon, un plato conocido como chikaraudon, o se utiliza como ingrediente en platos invernales como el oden y el nabe.
Además de las propuestas tradicionales, el mochi tiene algunos usos menos convencionales; por ejemplo, se puede cortar finamente, asarlo en la sartén y ponerle encima kétchup y queso, a modo de pizza, o cubrirlo de carne, verduras y salsa blanca (semejante a la bechamel) y gratinarlo en el horno. Otras formas originales de comerlo consisten en incorporarlo a los ingredientes para hacer okonomiyaki o gyōza. El mochi es fácil y rápido de preparar: basta con tener un horno, aunque sea de pequeño tamaño, y una sartén.
En lo que a dulces se refiere, el arroz glutinoso sirve de materia prima a los denominados mochigashi, esto es, dulces hechos con mochi y que tienen, por lo tanto, una textura pegajosa. Algunos están rellenos de pasta de judías dulces, como el daifukumochi, y son azucarados — el suama y el uirō—. Entre este tipo de dulces hay variantes regionales destacadas, como los namayatsuhashi de Kioto, que se convierten en una diversión más de un viaje a la zona de donde son típicos. Además, ahora se venden variantes modernizadas, cuyo relleno es de chocolate o de crema de té verde. No faltan tampoco propuestas que se han vuelto populares por su textura esponjosa, como los ichigodaifuku, dulces de mochi relleno de fresa y anko, y el mochi relleno de helado.
A pesar de lo deliciosa que resulta la pasta de arroz, su viscosidad hace que sea fácil atragantarse al comerla. De hecho, cada Año Nuevo aumenta el número de personas que llegan al hospital en ambulancia por este motivo, en particular ancianos y niños pequeños, ya que no tienen fuerza suficiente en los dientes para masticar el mochi. Por ello, es importarte cortarlo en trozos pequeños. Así se podrá disfrutar de esta delicia con toda la tranquilidad del mundo.
Imagen del encabezado: Mochitsuki, práctica que consiste en machacar con un majadero el arroz glutinoso cocido al vapor hasta que adquiera una consistencia pegajosa.
(Traducción al español del original en japonés)