La cultura de los obsequios en Japón
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El ochūgen en verano y el oseibo en invierno, momentos para mostrar agradecimiento
A menudo hay sentimientos que no podemos expresar suficientemente con palabras. En esos casos utilizamos obsequios para mostrarlos. Ya sea en un cumpleaños o en Navidad, en todo el mundo los regalos son parte de estas ceremonias. Pero en Japón, a diferencia de otros países del mundo, la práctica de ofrecer regalos es más frecuente y en cierta manera parte de la cultura del país. Los japoneses suelen ofrecer a los familiares, amigos o compañeros de negocios que los ayudan en la vida cotidiana regalos en dos ocasiones a lo largo del año: el ochūgen en verano, y el oseibo en invierno.
El origen del ochūgen está en un festival chino que tenía lugar el 15 de julio, en pleno verano, y que se asoció con la festividad japonesa del obon para recordar a los antepasados, estableciéndose como una ocasión que se aprovecha para intercambiar regalos con los amigos y vecinos. A partir de los años que siguieron al 1600 los comerciantes comenzaron a ofrecer regalos de agradecimiento a sus clientes, y con el tiempo más que ser una ocasión para recordar a los parientes y antepasados, esta celebración pasó a ser un momento para ofrecer regalos a las personas que eran importantes para el negocio o a los jefes.
El oseibo, por otra parte, tienen su origen en la costumbre de llevar regalos a la rama principal de la familia o a maestros de las artes que practican como parte de los preparativos para el Año Nuevo. Con el paso de los siglos esta costumbre ha evolucionado hasta convertirse en una expresión de gratitud hacia las personas importantes en la vida y los negocios del que obsequia, que devuelve así los favores recibidos a lo largo del año.
Generalmente el período para obsequiar el ochūgen varía según la región, pero suele abarcar entre comienzos de julio y mediados de agosto. El oseibo, por otra parte, se entrega entre mediados y finales de diciembre. En estos períodos los grandes almacenes y supermercados preparan puestos especiales con distintos regalos. Cada familia suele hacer entre dos y tres regalos de media en cada período. Antes era común entregar los regalos en persona o hacerlos enviar por el gran almacén en el que se había adquirido, pero últimamente están extendiéndose otras opciones como el envío gratuito que ofrecen los grandes almacenes más lujosos, el envío a través de Internet, o la distribución por parte el supermercado cercano a distintos destinatarios.
Los alimentos, el regalo más común
El regalo más popular es, sin duda, la cerveza. También son comunes el café y otras bebidas, las frutas y los dulces, productos del mar frescos del lugar, o cupones de compra, entre otras cosas. La razón de que se regalen alimentos es que es poco probable que la persona que los recibe los considere un regalo de mal gusto. Además, como son consumidos, no se convierten en una carga ni un objeto más en la casa de la persona que los recibe. Respecto al dinero que se suele gastar en cada regalo, dependiendo de la edad de la persona que lo recibe y nuestra amistad con ella, se suelen utilizar entre 3.000 y 5.000 yenes. Por otra parte, en los últimos 2 o 3 años han comenzado a proliferar los regalos de productos relacionados con la salud.
Uno de los regalos más peculiares de Japón es la fruta “de lujo” preparada para regalo, como por ejemplo el cantalupo o melón de almizcle. Los melones que vende Senbikiya, un establecimiento con 180 años de historia especializado en la venta de fruta de alta calidad, son especialmente cultivados produciendo sólo una fruta por planta. Después de que fueran reservados por la Casa Imperial, sus productos se volvieron muy populares como regalos en el mercado, y a pesar de que alcanzan un alto precio que ronda entre los 10.000 y los 20.000 yenes por pieza, los melones siguen siendo uno de los artículos más vendidos, llegando a representar un 20 % de las ventas anuales de esta empresa.
La cultura de regalar y de devolver el gesto
Entre los distintos regalos que se dan en Japón en todo el año, están los que se entregan en fechas concretas como el otoshidama de Año Nuevo, el ochūgen, el oseibo, la Navidad, San Valentín, y otros regalos no conectados a fechas concretas como los del nacimiento de un bebé, el de shichi-go-san, el que se entrega tras ingresar en las escuelas o al graduarse, el que reciben los que cumplen la mayoría de edad a los 20 años, el regalo de boda, el regalo para felicitar al que ha aprobado el examen de ingreso en la universidad o a aquellos que han comprado o construido su casa, o se han mudado a un nuevo lugar, entre otros eventos. Por otra parte, también están los regalos que se llevan a los que han sufrido una enfermedad o un desastre (mimai), a aquellos que han perdido a un ser querido (kōden), etc. Hay ocasiones en las que se regala dinero, flores u objetos, todo depende de la intención y de la relación que tengamos con la persona a la que entregamos el obsequio.
La costumbre de traer souvenirs (omiyage) de cada viaje está también muy extendida. Cuando una persona viaja, ya sea por placer o por motivos de trabajo, suele traer de vuelta productos típicos del lugar para entregarlos a amigos y compañeros de trabajo. Cuando se visita a familiares y conocidos también se suelen llevar dulces (kashiori) u otros regalos.
Por otra parte, tras recibir un regalo es común también devolver el gesto. Los novios suelen entregar a los invitados que acuden a la boda el hikidemono, las personas que han sido visitadas durante su convalecencia devuelven el gesto con el kaiki iwai, las personas que han recibido regalos por su estrenada maternidad regalan el uchi iwai, y después de un velatorio se entrega a los asistentes el kōden gaeshi, entre otros ejemplos. La costumbre dicta que no se debe dejar pasar mucho tiempo para devolver el gesto tras recibir un obsequio. Un ejemplo de esto es el White Day el 14 de marzo, creado en Japón, en el que los hombres que han recibido chocolate en San Valentín entregan un pequeño regalo de vuelta.
Los modales en el intercambio de regalos
Los regalos para cada estación y para distintas ocasiones ceremoniales se adornan con un lazo tradicional conocido como mizuhiki, y el regalo se envuelve en un papel con una decoración conocida como noshi.
Dependiendo de la ocasión hay distintos colores, números y formas de hacer el nudo del mizuhiki para decorar el sobre en el que se entrega el dinero o el envoltorio del regalo. En Japón existe también la costumbre de entregar dinero en sobres especiales para ello, o en unos envoltorios conocidos como pochibukuro. Hay también muchas formas de envolver los regalos, y muchas personas guardan los envoltorios o cintas de decoración para cuando hagan regalos en otra ocasión.
La cultura del intercambio de regalos resulta complicada por sus normas de cortesía tanto para los japoneses como para los extranjeros. Se podría comparar a la cuestión del honne y el tatemae (lo que realmente se piensa, y lo que se dice). En cualquier caso, la cultura del intercambio de regalos es una oportunidad para expresar nuestra gratitud a los demás, y es por ello un buen bálsamo para las relaciones sociales.
Fotografía del encabezado: un melón de almizcle de alta calidad. Fotografía de Nihonbashi Senbikiya.